Relata el viaje al corazón de la oscuridad de una pareja estadounidense, Dani y Christian, que acaban siendo inesperadamente arrastrados al mundo de una misteriosa y peligrosa secta primitiva durante una escapada vacacional con sus amigos a una bucólica y recóndita aldea sueca.

Aunque comparte algunos fundamentos del género de terror similares a los de la aclamada ópera prima de Aster, Hereditary, Midsommar se aparta de su predecesora, ya que con ella el director hace adentrarse el género en terrenos nuevos e impredecibles. En esta aventura apocalíptica a gran escala, Aster y su equipo creativo construyen un mundo único y fascinante desde cero, con un lenguaje, una historia, una mitología y unas tradiciones propias. El equipo de diseño de producción, encabezado por Henrik Svensson, construyó en Hungría, el lugar de rodaje, una aislada aldea sueca desde sus cimientos.

Este segundo largometraje de Aster, que presume de haberse rodado con precisión hasta el último detalle de cada fotograma, es un cuento oscuro y alucinatorio en teoría tan provocador como visceralmente perturbador.

Durante el viaje de Dani de la necesidad emocional a un empoderamiento cuestionable, Aster examina un rico despliegue de ideas, como la fidelidad personal, la influencia social o el legado cultural, confirmándose como un cineasta de una riqueza y una profundidad inusuales cuyo trabajo trasciende el género y se convierte en una experiencia singular en sí misma. Midsommar empezó a tomar forma mucho antes del rodaje de Hereditary, a principios de 2017. Varios años antes, Aster estaba saliendo de una relación de tres años y se encontró reflexionando sobre la ruptura mientras se embarcaba en un nuevo guion.

De modo similar a Hereditary, que era un drama familiar camuflado de película de terror (basada en las propias experiencias de Aster sobre la gestión del duelo y el trauma), Midsommar se convirtió en una oportunidad para explorar el declive de una relación a través de la lente de un perverso cuento de hadas, también basado en la experiencia personal.

«La imagen inicial que en cierto modo catalizó Midsommar tenía que ver con la quema sacrificial de un templo», explica Aster.

«Me entusiasmó la idea de encajar la "película de ruptura" en un nuevo contexto, dándole un giro operístico al clásico final catártico que hemos visto otras veces en este tipo de películas, donde la protagonista que es abandonada quema una caja con todas las cosas que ha ido guardando a lo largo de la relación de la que al fin se ha liberado».