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Mujercitas

Mujercitas

Mujercitas se ha versionado de miles de formas distintas a través de diversos países y periodos radicalmente diferentes. La primera, y desde luego la mejor, la dirigió George Cukor en 1933 con Katharine Hepburn. Las otras dos adaptaciones de peso son la de Mervyn LeRoy con June Allyson en 1949 y la de 1994 de Gillian Armstron con Susan Sarandon. Es un libro que representa de forma implacable lo duro que es el mundo con las mujeres ambiciosas, aunque también ofrece un consuelo: esa ambición -una vibrante vida interior que rompe las cadenas del mundo- es la propia recompensa. En el reparto de la nueva versión dirigida por Greta Gerwing están Saoirse Ronan, Emma Watson, Florence Pugh y Meryl Streep.

La novela se publicó originalmente en dos tomos, el primero centrado en la feliz niñez de las hermanas March, y el segundo relata la cruda realidad de la edad adulta. Gerwig desmonta la novela, alternando entra las dos mitades, siendo la historia de determinación de Jo el nexo de unión natural. La película sumerge al espectador en los recuerdos, momentos, accidentes del destino y actos de voluntad que definen a las hermanas March -la desafiante escritora independiente Jo; la protectora y honrada aspirante a actriz Meg; la frágil y generosa música Beth; y la inteligente aspirante a pintora Amy, y las llevarán a convertirse en complejas adultas, cada una diferente pero unidas por una inquebrantable fraternidad.

La imagen que emerge es la de cuatro mujeres reflexionando con afecto sobre cómo se han convertido en quienes son. También es un mundo en el que el día a día de las mujeres realmente importa, sus descubrimientos, sus sacrificios y enfados, sus finanzas, sus preocupaciones artísticas y domésticas. ¿Qué significa tomar el control de tu vida cuando todo lo que ocurre, desde una grieta en el hielo a una carta fuera de tiempo, se escapan de tu control? ¿Y quÉ significa eso para cuatro hermanas con cuatro sueños divergentes? Estas son las preguntas que Gerwig plantea.. Las preguntas parecen modernas, aunque fue Alcott la que destacó estos conceptos enfrentados que todavía nos desconciertan: dinero y arte, amor y satisfacción personal, ideales y realidad, cariño por la familia y búsqueda de una voz propia. Gerwig leyó Mujercitas tantas veces de pequeña que no se acuerda de la primera vez. Al igual que muchas compañeras escritoras y artistas, sintió tal profunda identificación con Jo March -Una inadaptada que intenta ser escritora mientras lucha por convertirse en la mujer que quiere ser -que pasó de ser un personaje inventado a un carismático mentor. Era una chica que sabía lo que quería. Ser más libre. Quería crear. Trascender todo aquello que le estaba prohibido y aún así entregarse íntegramente a sus seres queridos. En parte, esa es la razón por la que Gerwig quería introducir al espectador en el mundo de Jo de la forma más visceral posible, por sus oscilaciones emocionales y sus dinámicas personales.

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