El balneario de Aigües se ha convertido en una víctima más de la crisis inmobiliaria. El proyecto para reformar el histórico edificio y transformarlo en un hotel de cinco estrellas ha quedado, por el momento, aparcado. No corren buenos tiempos para embarcarse en una inversión multimillonaria cuando conseguir un crédito es una odisea.

La decisión que ha adoptado Procumasa, la firma propietaria del antiguo Preventorio, es aplazar, al menos un año, el inicio de las obras. Su presidente, Valentín Botella, ha confirmado que la rehabilitación tendrá que esperar. Sin embargo, niega rotundamente que el proyecto haya quedado definitivamente guardado en un cajón. "El balneario se hará", sentencia.

Hace poco más de un año, el 27 de octubre de 2007, Procumasa alcanzó un acuerdo a perpetuidad con el Balneario de Archena para que la empresa murciana explotara las futuras instalaciones de Aigües. Esta sociedad, todo un referente en el sector a nivel nacional e internacional, se encargaría de gestionar el complejo termal, mientras que Procumasa reformaría el edificio. Los beneficios se repartirían al 50%.

La crisis apuntaba tímidamente pero nada hacía presagiar que llegaría tan rápido, según explica el propio Botella, también presidente del Hércules. Entonces se lanzó 2010 como fecha prevista para la inauguración del complejo, que incluye la construcción de villas turísticas. Ahora se sabe que no se podrá cumplir. Según el presidente de Procumasa, el proyecto está "prácticamente terminado" pero no es el momento de seguir adelante a pesar de la gran ilusión que le movió a la hora de embarcarse en esta empresa.

Adquisición

Procumasa adquirió el Balneario en 2006 por un total de 12 millones de euros. La compra contemplaba más de 100.000 metros cuadrados en torno al edificio central y la explotación de las aguas termales y mineromedicinales durante 75 años. Botella selló un acuerdo con el Consistorio aigüero en el que se comprometía a conservar la fisonomía del edificio principal.

A los pocos meses de presentar el proyecto en Fitur -la mayor feria turística española y una de las más importantes del mundo- se iniciaron las obras de desescombro para conocer el estado real del edificio, cerrado desde 1965. La empresa reforzó el vallado que delimita el recinto y apuntaló el acceso al inmueble para evitar derrumbes. El Balneario iniciaba el camino hacia su rehabilitación. En 1989 lo adquirió Prognosis a través de una subasta pública pero poco a poco fue quedando abandonado. El antiguo preventorio antituberculoso cesó su actividad en 1965, aunque un guardés se encargó entonces de que las instalaciones no fuesen asaltadas. Ese vigilante trabajó hasta 1984 y desde entonces hasta el año 1989 fue la Administración Pública la que contrató y costeó los servicios de otro empleado de seguridad. Tras la adquisición por parte de Prognosis otro guarda realizó estas labores pero a los dos años cesó su actividad y comenzó el abandono definitivo del inmueble.

La adquisición del preventorio por parte de Procumasa y el acuerdo con el Balneario de Archena parecían poner fin a una historia de decadencia. Sin embargo, desde el anuncio de gestión por parte de la firma murciana, nada había trascendido sobre la evolución de las obras. Las 500 plazas hoteleras repartidas entre el edificio principal, su adosado -Villaclementina- y uno nuevo de arquitectura moderna tendrán que esperar al igual que las 120 viviendas y los puestos de trabajo que generará la infraestructura. Todo un jarro de agua fría para los vecinos de Aigües.