El agua vuelve a discurrir por Alècua. Pese a que hace años que esta histórica fuente de Xixona se secó y su lavadero permanecía fuera de uso desde los años 70, la vida vuelve a fluir por este paraje. El Ayuntamiento ha reformado recientemente el lavadero y lo ha vuelto a dotar de un hilillo de agua, dentro de sus planes de recuperar el patrimonio histórico y natural del municipio y ponerlo en valor.

Es más, este enclave se va a incluir en unas rutas del agua que ultima el Consistorio para potenciar este valioso legado con el que cuenta la localidad. No en vano, el agua forma parte de la cultura y la historia de Xixona.

A través de las numerosas fuentes que existen en el casco urbano y sus alrededores, de los abrevaderos y lavaderos, se dibuja una buena parte de los usos y las costumbres de sus habitantes del pasado. Por esta razón, desde las concejalías de Medio Ambiente y de Turismo, dirigidas por Francisco Torregrosa, se ha impulsado la rehabilitación del lavadero, uno de los mejor conservados, pero cuyo deterioro lo había dejado sin agua.

El proyecto de rehabilitación ha contado con varias fases. Por un lado, se ha construido una arqueta para la recogida de las aguas y canalización dentro de la balsa hasta la salida a la acequia. También se han remozado las paredes y se han limpiado los graffitis.

En cuanto a la zona del lavadero, se ha procedido a la reposición de las partes de piedra deterioradas en el vaso del lavadero, se han reparado diversas grietas existentes, principalmente en la pared trasera exterior, para evitar las fugas de agua. Asimismo, se han reparado las casetas auxiliares, tanto albañilería como las puertas, y se ha sustituido una de las vigas que se encontraba en mal estado. Todos estos trabajos, realizados por empresas locales, junto con la pintura especial al silicato, han contado con un presupuesto cercano a los 6.000 euros, y en la obra también han intervenido Aquagest y la Brigada de Obras Municipal.

Del mismo modo también se ha colocado un panel explicativo con el objetivo de preservar la historia de este lugar tan característico de la localidad.

Funcionamiento

Una acequia llevaba el agua del acuífero, secado por la sobreexplotación de los pozos en los años 80 y 90, al lavadero. El agua podía pasar por uno o dos depósitos de decantación para limpiar las impurezas (piedras, ramas...). La acequia siempre se encontraba en un nivel superior, así cuando entraba el agua caía con fuerza en una primera pila con dos hierros, la de torcer o escurrir, y posteriormente se remansaba en diferentes pilas.

La primera de estas era donde se lavaba la ropa blanca, en la siguiente la ropa de color y, en la última, la que se situaba más cerca a la salida del agua, se lavaba la ropa de enfermos o muy sucia. El lavadero de Alècua cuenta también de una techumbre para protegerse del sol y de la lluvia y un banco adosado a la pared para dejar los utensilios de limpieza, los capazos y descansar.

Orígenes

Los lugares tradicionales para lavar la ropa en Xixona se encontraban en las proximidades del casco urbano, junto a fuentes naturales como Alècua, Els Bassons, Grau y el Safareig de Segorb. Probablemente fueron los árabes quienes descubrieron el manantial de Alècua, -que en árabe quiere decir paraje de carrascas- y pusieron en cultivo dicha zona. Durante la Edad Media y Moderna la partida de Alècua era una zona de regadío y su fuente abastecía a la villa de Xixona, aunque también se utilizaba para regar las huertas circundantes.

Sin embargo, en 1602 el manantial presentaba signo de agotamiento y los regantes contrataron a Pere Miquel, "ayguader de Mallorca", para que aumentase el caudal de la fuente. Este lavadero se estima que se levantó en la primera mitad del pasado siglo y estuvo en uso hasta hace 40 años, perdiendo su caudal por el deterioro y por la sobreexplotación de los acuíferos. Entre los planes del Consistorio figura el tratar de devolver el agua a la fuente de Alècua.

Del mismo modo, en breve se pondrá en marcha una serie de rutas del agua para poder recorrer enclaves naturales como en río Coscó, El Salt o las fuentes de Alècua, El Moratell, Nutxes o Roser, ofreciendo así un atractivo para los visitantes y poniendo en valor su historia y parajes naturales. Una apuesta decidida por el turismo rural.