Manadas de hasta 50 arruís que causan cuantiosos daños en las huertas de Monnegre. Media docena de dueños de explotaciones agrícolas de la zona han presentado ante la Conselleria de Medio Ambiente esta semana escritos para exigir medidas urgentes para acabar con estos «ataques» que destrozan las cosechas de hortalizas y frutas y provocan importantes pérdidas en las fincas de esta fértil zona de l'Alacantí.

Los problemas se centran en la partida de Monnegre de Dalt, en el término municipal de Xixona, aunque también afectan a otras fincas situadas en San Vicente y más abajo, ya en los términos de Alicante y Mutxamel, en torno a este río que recorre la comarca y que desemboca en El Campello.

Víctor Daniel Blay, uno de los afectados, posee unas 3,5 hectáreas dedicadas a hortalizas y árboles frutales en Monnegre de Dalt y lleva varios años luchando para frenar los graves daños que sufre, sobre todo desde 2010. Desde entonces la población ha ido creciendo y asentándose en este abrupta zona de l'Alacantí que es regada por el Monnegre. Este agricultor ha denunciado en varias ocasiones los hechos ante la Guardia Civil y la Conselleria, que en 2012 autorizó una batida que no ha tenido ningún efecto.

Esta semana otros cinco dueños de explotaciones de la zona se han sumado a sus denuncias ante la Generalitat, ante las frecuentes «visitas» de estas manadas de arruís que acaban con sus cosechas y provocan graves pérdidas en unos negocios que ya de por sí tienen unos precios y unos beneficios muy ajustados.

Blay destaca que en el último ataque, registrado a principios de año, las pérdidas sufridas se elevan a unos 25.000 euros, ya que arrasaron una plantación de 5.000 metros cuadrados de pencas. Estas «visitas» se suelen producir una media de ocho al año, pero son más graves cuando coinciden en épocas de recolección, como ha sido el caso de las pencas. Calcula que cada año puede perder entre 50.000 y 100.000 euros debido a este ungulado, parecido a una cabra montés y declarado por la Generalitat como especie invasora.

Este agricultor afirma estar desesperado y ante la Conselleria presentó hace un año un extenso informe sobre la valoración de los daños realizado por un ingeniero agrícola, para alertar de la situación que están sufriendo.

Fuentes de Medio Ambiente confirmaron el viernes que han recibido estas denuncias y se van a adoptar medidas, por lo que probablemente la próxima semana se autorice a los cazadores para batidas extraordinarias en la zona que permitan así reducir la superpoblación de este animal, pese a que ya ha terminado el periodo de caza.

Estos ataques también provocan que los agricultores no puedan entregar el género en el plazo y cantidad ofertados, con la pérdidas que supone de clientes fijos. Los arruís arrasan con pencas, pimientos, perejil, pepinos o árboles frutales como la ciruela, en una zona abrupta de grandes contrastes que se desarrolla en torno al irregular río Monnegre, que nace en el pantano de Tibi.

Cultivos con renombre

Precisamente esta zona, germen de la fértil huerta de Alicante que se articuló en torno al Monnegre, que a su llegada a Mutxamel pasa a llamarse río Seco, goza de un gran reconocimiento en la provincia por las hortalizas que allí se cultivan, como por ejemplo las patatas de Xixona, aunque en las últimas décadas la superficie cultivada ha ido disminuyendo al igual que en el resto de comarcas por el abandono de la agricultura. Hasta hace 50 años era un motor económico de la zona e incluso existía un núcleo urbano dependiente de Xixona con escuelas incluidas.

Los agricultores de la zona han regado desde hace siglos sus cultivos gracias al pantano de Tibi, que actualmente está infrautilizado debido a que los lodos han reducido su capacidad en un 75% -ahora solo puede almacenar como máximo un hectómetro-.

Valor cinegético

En cuanto a los arruís, hay que recordar que la Conselleria de Medio Ambiente ha elaborado un plan que establece la erradicación de esta especie en Mariola, la Font Roja y el norte de la provincia, aunque no afecta por ejemplo a esta población asentada entre Xixona, San Vicente y Mutxamel. A pesar de ellos, los cazadores han pedido que se mantenga el arruí debido a su valor cinegético, ya que se trata de una especie de caza mayor, y por su papel en la prevención de incendios forestales, al contribuir al desbroce natural de los montes.