Alrededor de 150 personas mostraron ayer su rechazo a la instalación de una incineradora de residuos en Xixona con una marcha de protesta hasta la planta de tratamiento de Piedra Negra. En ella se simuló una «procesión de San Diógenes» como forma de protestar por la contaminación que, para los organizadores de la cita, supondría para la zona la puesta en marcha de esa infraestructura. La cita había sido convocada por el recientemente constituido Col·lectiu Aixama, y a ella asistieron también representantes de formaciones políticas como el PSOE o EU; entre los primeros se encontraba el alcalde de Xixona, Ferran Verdú.

Desde la plataforma organizadora de esta simbólica procesión pagana se mostraron satisfechos por la afluencia a la marcha, ya que «nos hace ver que la gente está en contra de la incineradora» y les anima a realizar nuevas acciones de protesta. Por el momento no hay ninguna confirmación oficial de que Xixona vaya a albergar una planta para la cremación de residuos, pero el Col·lectiu Aixama sostiene que el municipio «tiene todos los números» para que así sea, ya que, según recordaron ayer, se ha barajado la posibilidad de que una incineradora se instale en Piedra Negra.

Al final de la marcha se leyó un manifiesto en el que se acusó a la Generalitat -a través de la empresa pública Vaersa- y a la firma que gestiona la planta de tratamiento de Piedra Negra, Cespa, de haber convertido esas instalaciones «en un vertedero incontrolado donde sólo se reciclan un 3% de los residuos que entran, en el mejor de los casos». El colectivo organizador de la protesta añadió que esto «se ha hecho con la permisividad de los partidos mayoritarios, transformando el interés general en el negocio de unos pocos». Recalcó, además, que la incineración de «los ya contaminantes residuos» los transformaría en «partículas mucho más nocivas como las dioxinas y los furanos, escampándolas por el aire, el agua y la tierra».

Frente a esta «agresión», el Col·lectiu Aixana defendió «un modelo de reciclaje que transforme los residuos orgánicos en fertilizantes agrícolas y que genere puestos de trabajo, así como un consumo más racional». Asimismo, animaron a los movimientos sociales y culturales de toda la comarca a «que firmen este manifiesto y hagan suya esta lucha».

Por parte de la organización insistieron también, una vez concluida la protesta, en que «la incineración debe ser el último recurso» en el tratamiento de residuos, y realizarse sólo «cuando no contamine». También aludieron a la «imagen negativa» que una planta de este tipo podría suponer para un municipio «vinculado a industrias alimentarias» como Xixona. Por ello, hicieron hincapié en que «los que mandan deben ver que estamos en contra».