Rompía el día cuando se fraguaba la incontestable victoria de la Media Luna. De nada sirvió que desde la Torre de la Illeta el vigía alertara con una llamarada cuando aún era noche cerrada del avistamiento de la temida flota de guerra mora, ni que acudieran refuerzos a la playa del Carrerlamar y que los cañones escupieran fuego desde la defensas de la Cruz. El bando musulmán sometió ayer al alba El Campello tras un atronador Desembarco del que disfrutaron más de 7.000 personas, y que dio inicio a los Moros y Cristianos.

La feroz batalla sobre el arenal, reforzada con más pólvora, más sonido, más luchadores y más tropas surcando el mar, además de luchas con lanzas, espadas en llamas, arqueros que lanzaban flechas ardiendo y una cuidada puesta en escena, culminó con la victoria de la Media Luna.

Y por primera vez su triunfo fue completo con la toma del arenal, ya que este año se ha suprimido la Embajada Mora del segundo día en el Castillo, que repetía los parlamentos que ya se hacen durante el Desembarco, por lo que la Embajada Cristiana se adelanta a hoy. Por ello, El Campello cayó ayer en manos musulmanas tras el amanecer, pero la Reconquista está prevista para hoy, un día antes de lo habitual. De cualquier forma los festejos mantienen su duración tradicional y se alargarán hasta el lunes.

Entre la novedades de este año destacó la instalación de dos pantallas gigantes para que las miles de personas que abarrotaron el paseo marítimo pudieran seguir cada detalle de un espectáculo que arrancó a las 7.00 de la mañana. También se reforzaron los equipo de sonido y se amplió la pólvora empleada, hasta alcanzar los 323 kilos entre los fuegos artificiales que simulaban el intercambio de cañonazos desde que fue avistada la poderosa flota de la Media Luna, con 173 kilos, y los 150 kilos que emplearon los 180 arcabuceros que se desplegaron sobre el arenal y que ofrecieron un atronador espectáculo mientras empezaba a despuntar el día.

Mientras, poco a poco avanzaban las 14 embarcaciones abarrotadas por unos 250 festeros, medio centenar más que el pasado año, que se lanzaron al agua para tomar el ansiado arenal. A bordo de su buque insignia surcaban la costa campellera los capitanes María del Mar Morcillo y Vicent Giner, con Beatriz Hernández de abanderada y José Emilio Carratalá de embajador. Y en tierra los aguardaban armadas hasta los dientes las tropas cristianas, comandadas por Sonia Solves y Luís Fernández, con Cristina Monje como abanderada y Vicente Armengol como embajador. El único incidente reseñable fue una pequeña caída del capitán moro cuando se disponía a pasar de la barca al pantalán, de la que se repuso sin problemas aunque retrasó unos minutos lo que era inevitable, la victoria mora.

Del mismo modo destacó en el acto la ampliación a seis de los especialistas en combates, que a pie y caballo, con lanzas y espadas, ofrecieron intensas luchas que hicieron las delicias de los asistentes.

Y los embajadores ofrecieron un vibrante enfrentamiento dialéctico sobre el arenal con el que se cerró, tras una nueva lucha de los especialistas, el primer capítulo de esta épica batalla. Hoy, llegará el contraataque de la Cruz para tratar de expulsar de El Campello a los invasores.