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Mutxamel

La geofísica confirma la historia

Un estudio en tres dimensiones del subsuelo de la iglesia de El Salvador corrobora las hipótesis sobre la ampliación del templo

En el pasillo de la nave central es visible el hundimiento del suelo, donde el georradar ha identificado un vaso sepulcral donde debe haber devotos enterrados hace siglos. pilar cortés

Ciencia e historia unidas para confirmar el pasado y prevenir el futuro. Un estudio geofísico del iglesia arciprestal de El Salvador de Mutxamel ha confirmado varias de la hipótesis que envuelven un templo con más de cinco siglos de historia. Un monumento que, con el paso del tiempo, se vio sujeto ampliaciones y cambios que fueron dejando su huella marcada. Ahora, en el siglo XXI, un sofisticado georradar ha determinado que las sospechas cimentadas en la tradición y los archivos tiene una base real.

El resultado del estudio geofísico en tres dimensiones de lo que no se ve de la parroquia mutxamelera, elaborado por el catedrático Francisco García, de la Universidad Politécnica de València (UPV), viene a corroborar la existencia de dos zonas anómalas muy marcadas, que tienen una evidente razón de ser. El catedrático de Geofísica Francisco García, que también es el autor de un mismo estudio, más completo, donde se cartografió la catedral de València, explica que cuando emprenden este trabajo «partimos de cero, sin ningún conocimiento anterior sobre lo que nos podíamos encontrar», por lo que la conclusión está libre de prejuicios previos.

Y una vez que se comenzó a sondear el terreno, «el subsuelo esconde muchas cosas y sabíamos que íbamos a encontrar unas patologías que definen estructuras preexistentes que ahora no se ven», indica García. De alguna manera, el georradar no actúa como un bisturí, que abre un cuerpo enfermo. Se trata más bien de una cirugía «no invasiva», que ayuda a «obtener el primer diagnóstico del paciente», en este caso del templo parroquial. La segunda fase se complica al mezclarse dos conceptos: arqueología de la arquitectura.

De cara al futuro

El Ayuntamiento de Mutxamel encargó el estudio 3D -valorado en unos 2.000 euros- a la UPV, con la que tiene un convenio de colaboración. Para el edil de Patrimonio Cultural, Rafael García Berenguer, este trabajo «abre la puerta a seguir investigando y conociendo mejor nuestro patrimonio y nuestra historia». La misma valoración positiva hace la cronista oficial de Mutxamel, Assumpció Brotons, investigadora de la historia del municipio y autora del libro «Església El Salvador de Mutxamel. 500 Anys d'història». Brotons relata en esta obra, presentada en 2015, los procesos constructivos de la iglesia, cuyos cimientos originales están datados en 1513. Dos siglos después, entre 1777 y 1865 se acometió la reconstrucción y ampliación, que convirtieron el templo en el edificio que conocemos hoy en día.

En el siglo XVI, lo más corriente era que los fieles, especialmente los que aportaron parte de sus propiedades a la Iglesia, se enterraran debajo del mismo templo al que mostraban devoción. Ahora, el georradar ha detectado ese vaso sepulcral subterráneo, situado a la entrada del templo actual, delante de donde llegaba el altar original de hace 500 años. Un ligero hundimiento delata una cripta que aún debe conservar difuntos y bienes materiales.

La torre defensiva se levantó al margen del templo original

La torre campanario presenta varias características singulares, donde destaca su altura y robustez, que le permitieron acoger en su interior la primitiva capilla de la Mare de Déu. Este símbolo de Mutxamel, en su origen, fue una estructura aislada, como confirman los remates externos que la rodean en cada tramo, y que en la parte interior del templo desaparecen, aunque dejaron la marca.

La gran bóveda obligó a reforzar los cimientos laterales

La ampliación de la iglesia, que finalizó en el siglo XIX, incluyó la construcción de una gran cúpula de 11 metros de radio, que obligó a realizar modificaciones en la planta del edificio. El informe en 3D también ha revelado que en la parte de la izquierda del altar se tuvo que recalzar el terreno y consolidar las zapatas que sustentan la bóveda pintada de azul, rodeada de los cuatro evangelistas.

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