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El Campello

L'Almadrava, una década bajo peligro

La cala afronta su décimo verano reducida a la mínima expresión por el riesgo de desprendimientos, aunque muchos bañistas ignoran los carteles y ocupan las zonas prohibidas

Numerosos bañistas ignoran las señales de peligro y colocan sus sombrillas bajo el acantilado pese al riesgo que representa. J. A. Rico

L'Almadrava era hace una década la tercera playa más visitada de El Campello. Desde entonces, el peligro de desprendimientos la ha reducido a la mínima expresión, aunque aún son muchos los bañistas que ignoran la prohibición. Esta cala ubicada entre la Illeta dels Banyets y el Llop Marí afronta este año su décimo verano sin resolver el grave problema de desprendimientos que presenta.

Los carteles siguen avisando del riesgo, sin las administraciones hayan logrado dar una solución a este arenal, que además también sufre periódicamente vertidos de fecales que se esperan solucionar con la conexión del alcantarillado de la zona norte con la depuradora de Sant Joan, cuyas obras está previsto que empiecen en los próximos meses. Y también los usuarios se quejan de la falta de servicios y la presencia de algas que no se retiran.

Desde hace 10 años la playa está reducida a poco más de un tramo de unos 50 metros, justo en su zona central, donde están las escalinatas, de los 600 metros con los que cuenta esta preciosa cala de aguas cristalinas ubicada junto a la La Illeta dels Banyets. Los vecinos y usuarios del arenal denuncian el «abandono» que sufre esta cala por parte del Ayuntamiento, tanto por los vertidos como por las algas y el riesgo de desprendimientos, pese a ser una de las joyas que ofrece el rico litoral campellero.

Señales de peligro a un lado y otro advierten de la falta de estabilidad tanto de la zona más cercana a la Illeta como la de la urbanización Pueblo Español. Y los residentes de la zona temen que hasta que no pase una desgracia no se va a solucionar el problema que sufre esta playa semiurbana.

El nuevo equipo de gobierno formado por PP, Ciudadanos y Vox va a tratar de dar una solución definitiva a un problema que se ha cronificado en esta cala, pero parece complicado si Costas mantiene su rechazo manifestado hace unos años de instalar mallas en la zona entre las escalinatas y la bajada desde la Torre de la Illeta.

El edil de Playas y Medio Ambiente, Julio Oca (Cs), explicó a este medio que «lógicamente vamos a abordar este problema y nos tenemos que reunir con los organismos implicados para desbloquear y pedir las inversiones necesarias para solucionar el problema de los desprendimientos como ya se hizo en Cala Lanuza». En el caso de Lanuza, Costas instaló en 2017 una malla de acero en el acantilado que separa las calas de Lanuza y Mercé, acabando con el riesgo inminente de desprendimientos que presentaba esta zona, aunque se mantienen las señales que advierten del peligro. Allí el Ministerio de Medio Ambiente invirtió 120.000 euros en esta intervención.

Oca recordó en cuanto a los bañistas que ignoran las señales que son responsables de lo que les pueda pasar si se sitúan en las zonas donde se alerta del peligro.

Costas

Desde Costas se manifestó hace unos años que solo se podían plantear saneamientos manuales, ya que el acantilado representa un aporte natural para la regeneración de la playa y descartaban la instalación de mallas.

En cuanto a la otra vertiente, la que queda debajo de la urbanización Pueblo Español, donde también hay señales de peligro de desprendimientos, es un área menos frecuentada pero sí que es una zona de paso para acceder al área residencial bordeando por bajo el talud. Allí se realizaron en su día varias limpiezas manuales pero entre Costas y los vecinos no se llegó a un acuerdo para realizar una actuación integral con maquinaria pesada. Al menos se instalaron protecciones para evitar grandes desprendimientos, aunque son insuficientes y no cubren todo el frente del talud.

Tras diez años sufriendo este problema, actualmente la tercera cala más visitada ha pasado a ser Lanuza, mientras que l'Almadrava aguarda una solución que permita disfrutar sin peligro de sus 600 metros de arena y grava con vistas a la Illeta dels Banyets.

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