La Hoguera Lillo Juan de San vicente del Raspeig pasará a la historia como la única de las diez comisiones que pudo haber plantado su monumento en 2020. La comisión ha seguido adelante a pesar de la situación de pandemia mundial y su artista, Pau Soler, ha construido el monumento de 2020 que debía «plantarse» la semana que viene junto al parque Juan XXIII. La hoguera viajará desde su taller, pero en esta ocasión no llegará a San Vicente. Tras una búsqueda intensa de un local adecuado donde guardarla, algo que durante meses le ha quitado el sueño al presidente, David Fuentes, la concejala de Fiestas, Asun París, le daba esta semana la gran noticia. La hoguera podrá guardarse por piezas en una nave de Ciudad de la Luz.
El artista es un joven novel que se estrenó el año pasado en Valencia y con Lillo Juan en San Vicente. En enero la comisión ya tenía claro su monumento y comenzó a trabajar para pagarlo. En marzo el artista se puso manos a la obra para construirlo. Llegó la pandemia y el estado de alarma. El joven ya había empezado y la hoguera decidió seguir adelante y de esta forma poder ayudar también al constructor, que tendrá que dejar el local donde trabaja, cerca de Gandía, cuando salga la hoguera por su puerta. «Llevábamos la mitad pagada, el artistas ya había comprado materiales y tiramos adelante. Somos la única hoguera que puede tener el monumento plantado», relata el presidente de Lillo Juan, que reconoce una sensación agridulce de haber podido construir su hoguera, pero no poder verla en la calle este año. Y está contento de haber solucionado el principal problema, que era dónde almacenar las piezas de un monumento de 9 metros en el que han invertido alrededor de 8.000 euros.
Solo algunos miembros de la comisión, y las bellezas y damas ha visto la hoguera. Hace una semana viajaron al taller y el artista les dio la sorpresa y la mostró ensamblada. Sin embargo, el secreto se mantendrá hasta el año que viene, no van a desvelar cómo es su monumento, porque hasta el 2021 no podrá quemarse y quiere mantener el factor sorpresa.
Fuentes lamenta la tristeza de no poder disfrutar las fiestas y la paradoja de que «hemos visto el monumento pero no lo podemos quemar hasta dentro de un año». «Es un orgullo ver el trabajo de un año que hemos sacado adelante», admite. La concejal de Fiestas está feliz de haber podido dar una solución al hecho singular de que San Vicente tenga una hoguera en el año en el que se han suspendido las fiestas por la pandemia.
