Lorena siempre tiene la sonrisa en los labios. Y hoy no puede disimular que su felicidad es máxima. Acaba de ser contratada en el Ayuntamiento de San Vicente del Raspeig dentro del programa Emcorp para trabajar durante seis meses en su especialidad, la sociología. Todo sería normal si no fuera porque para Lorena el mundo está pintado de negro y se guía por las voces y el sonido. Así que lo que ha conseguido es un hito en una vida llena de retos, obstáculos y afán de recuperación.

Hoy tiene 41 años y cuando contaba con 30 perdió la visión de los dos ojos y al poco también la capacidad para moverse. Su periplo y su fuerza de voluntad desde entonces han sido todo un ejemplo de superación que ahora ve compensados con un puesto de trabajo temporal en el ayuntamiento de su población para ejercer la profesión para la que se preparó en la Universidad de Alicante. En aquella época no imaginaba que pocos años después iba a sufrir una enfermedad considerada rara que padecen una persona de cada 100.000 en el mundo. Lorena sufre neuromielitis óptica conocida como Síndrome de Devic que provoca la degeneración del nervio óptico y la médula espinal. Y cuenta que todo se desencadenó en el parto de su hija «cuando me pincharon cinco veces la epidural». Un mes después perdió la visión de un ojo y poco después y tras sufrir brotes que le devolvían la vista y se la quitaban en el otro ojo perdió la visión por completo.

Ahora veo algo de luz, he recuperado la movilidad. Tenía muchos dolores y no me daban garantías»

Luego empezó a cojear y lo que parecía una ciática se convirtió en una parálisis de pecho para abajo a causa de la enfermedad que la postró en una silla de ruedas. «Ahora veo algo de luz, he recuperado la movilidad. Mi neurólogo dice que he mejorado mucho, tenía muchos dolores y espasticidad y no me daban garantías de recuperación. ¡Y aquí estoy!», exclama sonriendo.

Lorena cuenta su historia con un objetivo muy concreto, ser el espejo para otras personas que, como ella, han tenido un revés en la vida y necesitan una motivación para no caer en la depresión. «He estado tan mal, no podía moverme de la cama, tomaba 15 pastillas al día. Y mírame ahora», dice con voz optimista y risueña. Su periplo ha sido duro, pero se ha dado cuenta de que cuanto más duro le ha golpeado la vida, con más ganas ha querido levantarse. Y ello ha sido gracias a toda la ayuda recibida, de sus padres en primer lugar, y de organizaciones como la ONCE donde le han enseñado a vivir como invidente y a valerse por sí misma; y en Cocemfe, donde tiene grandes amigos. Por su forma de ser y de afrontar su enfermedad, a Lorena le piden que ofrezca charlas para personas que están perdiendo la vista. Su mensaje vitalista y su propio ejemplo son de gran ayuda para los demás y eso es lo que ella pretende, que nadie se deprima y que aproveche la vida con los recursos que cada uno tiene.

En su puesto de trabajo. | INFORMACIÓN

En su puesto de trabajo. | INFORMACIÓN

Reconoce que es muy fácil hundirse y admite que durante un tiempo «me sentí como un mueble», hasta que encontró una motivación fundamental que tiró de ella, su hija.

El concejal de Presidencia y Participación Ciudadana, José Luis Lorenzo, explica que el cometido de Lorena es «trabajar en el proyecto de los próximos presupuestos participativos que en esta ocasión será por barrios». Lorenzo señala que actualmente se encuentra en fase de estudio de los diferentes barrios de San Vicente para poder comenzar los encuentros con los vecinos.

Lorena trabaja en el proyecto de los presupuestos participativos, que esta vez será por barrios»

Para poder hacer su trabajo, Lorena cuenta con un ordenador, un móvil y un programa informático de voz que le permite escuchar los documentos con los que tiene que trabajar. Con distintos trucos que le han enseñado en la ONCE, tiene marcas en el ordenador para poder guiarse. El móvil es otro de sus bastones, y se maneja con total soltura para enviar un correo electrónico. Y está encantada con la herramienta de búsquedas como el asistente Siri. Lorena reconoce que la tecnología es un gran aliado para las personas con diversidad funcional, y en el caso de los invidentes, un bastón fundamental para comunicarse con el mundo y que hoy le permiten poder ejercer un trabajo, algo que anhelaba. Su mesa de trabajo se encuentra en el grupo socialista y si necesita ayuda siempre tiene a sus compañeras Verónica y a Ana para echarle una mano.