San Vicente del Raspeig está trabajando en la redacción de un proyecto para contar con un albergue de animales municipal. Y su pretensión ha chocado con los vecinos de Los Girasoles que han conocido que su zona es una de las elegidas por el Ayuntamiento como la más idónea para esta instalación.

Ante la inquietud de los residentes, el propio alcalde, Jesús Villar, y la edil de Sanidad, Belén Arques, se reunieron ayer con habitantes de esta zona para hablar con ellos y explicarles el punto en el que se encuentra el desarrollo de la instalación.

Desde el consistorio se está trabajando por el momento en un anteproyecto en el que ha situado el albergue en la calle Acacias, en una parcela de más de 40.000 metros cuadrados. Y la propia edil de Sanidad reconoce que es la zona más adecuada para acoger el albergue municipal de animales. La concejala advierte, y así se lo transmitió ayer a los vecinos, que todavía no hay una decisión definitiva de dónde se va a instalar el complejo, pero admite que es el solar que cuenta con las mejores condiciones para acoger esta protectora. Y cumple con todos los requisitos necesarios para esta instalación.

«Hemos explicado que el proyecto no tiene nada que ver con una perrera como los vecinos temen. Y vamos a tener en cuenta todas sus consideraciones en cuanto a ruidos y suciedad», explica la concejala, quien apunta además que no todos los vecinos se oponen. Arques advierte de que cuando el proyecto esté redactado se explicará a los residentes y se recabará su opinión.

La responsable de Sanidad advierte de que para ubicar el albergue de animales no existe un requisito de distancia mínima a las viviendas. Y señala que la zona donde se albergarán los animales estará en el punto más alejado de las casas y frente a una pinada que convertirá la zona en un lugar de esparcimiento. Según los criterios técnicos «es la parcela adecuada», indica. Arques rechaza al concepto de «perrera» que usan los vecinos y de un posible hacinamiento de animales y explica que se trata de un espacio de más de 40.000 metros cuadrados que está «en una zona alta y retirada. Las instalaciones para los perros están orientadas a la zona de pinada». Contará con unos 80 caniles individuales, que no significa que estarán todos ocupados.

Los vecinos sin embargo siguen sin estar convencidos de la instalación y lamentan que no se les ha enseñado el proyecto del futuro albergue, al estar en plena redacción. Agradecen la amabilidad del alcalde y la edil, pero advierten que «seguiremos luchando para que no se instale aquí, al lado de las casas, una perrera», indica José Antonio López, representante de la asociación. «Están decididos a hacerlo aquí porque nos dicen que es el sitio más idóneo y que van a estudiar que no lo queremos aquí», añade. El principal temor de los residentes es el ruido por los ladridos de los perros y los malos olores. «Es un solar en suelo rústico en mitad de una zona urbana rodeada de chalés», advierte el representante vecinal. «A cualquier bar le ponen restricciones por el tema de ruidos. Aquí vamos a luchar porque no la queremos», añade.

La edil de Sanidad explica que se prevé un sistema de control de ladridos a través de ultrasonidos y la colocación de setos que mitigan los ruidos.