San Vicente del Raspeig cierra un año 2020 que en materia de urbanismo ha logrado poner en marcha dos de los grandes proyectos pendientes. El pabellón polideportivo ya empieza a levantarse y en el año nuevo se concentrará el grueso de la construcción y de la inversión, 3,5 millones de euros. Y el Centro del Agua ha finalizado la primera fase y se concentra ahora en lograr el cerramiento de las piscinas de verano que se unirán a las actuales de invierno.

Por delante, el año 2021 llega con un reto urbanístico. El consistorio va a poder emplear el remanente del presupuesto de 2020. La liquidación será el próximo marzo y el edil de Hacienda, Guillermo García, adelanta que San Vicente contará con en torno a 12 millones de euros que van a poder emplearse en nuevos proyectos. Un balón de oxígeno para la obra pública y que va a permitir desarrollar nuevos proyectos que por el momento tiene el escollo de que obliga a ejecutarlos en 2021. Esta condición impide por ejemplo que buena parte de ese dinero pueda emplearse en el Pabellón, que por el momento no tiene financiación externa y sus 7,1 millones de coste se financian al completo del bolsillo de los sanvicenteros. Y a la vez, sí permitirá financiar obras de menor envergadura y también necesarias. El edil de Hacienda adelanta que parte del dinero también podrá emplearse en asuntos sociales.

El alcalde y concejal de Urbanismo, Jesús Villar, es optimista en cuanto al desarrollo de obras en el nuevo año. «La pandemia paralizó la construcción, pero si no se estropea, en el 2021 las previsiones son favorables porque va a haber desarrollos que cambiarán la imagen de la ciudad». Desarrollos urbanísticos ya previstos como el de Montoyos van a iniciarse. Por el momento la urbanizadora ha solicitado a Arquitectura modificar la disposición de los bloques, lo que está retrasando el inicio de la actuación. «En esa zona habrá un cambio importante que vamos a ver en el 21», adelanta Villar. A la vez, el consistorio reclamará el inicio de los trámites para el instituto que se ha proyectado en esa zona.

El año 2020 se cierra con la desaparición de la nave de Jamones Pelegrín (solo queda el solar) y con el inicio de las obras del Centro del Agua para cubrir las piscinas. | INFORMACIÓN

De los desarrollos que San Vicente prevé para el próximo año Villar destaca los que están o van a llevar a cabo entidades privadas. En 2020 un símbolo industrial, Jamones Pelegrín, ha desaparecido y con él empieza a desaparecer la condición industrial de la zona. La demolición del complejo ha dado paso a un solar de 12.000 metros cuadrados, en parte del cual se va a construir un supermercado. La zona está afectada por una modificación del Plan General y el consistorio remitió hace meses la documentación para la evaluación ambiental estratégica, y está a la espera para poder reconvertir este entorno de uso industrial en una zona residencial, terciaria y dotacional.

En el 21 el consistorio adelanta que va a realizar una modificación puntual del plan Castellet para dar impulso a esta zona contigua a Montoyos. Y el nuevo suelo industrial a desarrollar se concentrará en la UA-23, por la zona de la carretera de Agost.

Otras de las actuaciones serán la construcción de una nueva residencia universitaria frente al Colegio Mayor de la Universidad; y la ampliación de la Villa Universitaria, reforzando los lazos que San Vicente quiere afianzar con el campus.

En 2021 una cooperativa va a levantar tres bloques en la avenida de la Libertad. Y la UA-18, en El Sagrat, va a consolidar el espacio con la construcción de viviendas unifamiliares en un entorno de 14.000 metros. También hay interés de una promotora en desarrollar el plan parcial El Pilar, próximo al parque Lo Torrent.

Villar no se olvida de los proyectos solicitados y aprobados por Edificant y en el 2021 van a reclamar el inicio de los trámites en el nuevo instituto en Montoyos y del ansiado aulario para el instituto Canastell.

San Vicente tendrá casi 12 millones de remanente para invertir en 2021