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El polvorín de El Campello

La fractura entre PP y Cs abre la puerta a que estalle el tripartito y se quede un ejecutivo en minoría o incluso se fragüe una moción de censura

El portavoz de Cs, Julio Oca -izq-, y el alcalde Juanjo Berenguer, en la piscina cubierta. | INFORMACIÓN

El tripartito de El Campello lleva tiempo haciendo aguas, pero el pleno del pasado jueves sobre la desaladora ha evidenciado el abismo que separa a PP y Cs. La formación naranja ha marcado distancias desde el principio del mandato en temas como el urbanismo, en cuyos puntos se abstiene de forma sistemática en la Junta de Gobierno, algo insólito. Pero el último pleno supone un antes y un después en un ejecutivo donde las relaciones están rotas. Más aún después de que el portavoz de Cs, Julio Oca, acusara al alcalde Juanjo Berenguer (PP) de presionarle para firmar un informe técnico sobre el agua desalada, algo que negó el munícipe, y calificara su forma de actuar de un «traga, calla y paga». Una situación que puede desembocar en una moción de censura, que sería la segunda en 17 años en El Campello, pero esta vez con el PP como víctima, aunque todo está muy abierto.

Las discrepancias entre ambas formaciones se han agravado en los últimos meses. Oca, primer teniente de alcalde y edil de Medio Ambiente, se vio desautorizado en diciembre por el alcalde en una polémica por el vertedero, por el retraso en el pago del canon al Ayuntamiento y la exigencia de Oca de que el Consorcio abonara intereses. Otro asunto delicado es por qué no hay presupuestos para 2021 y se prorrogan los de 2020, que marcaron un hito tras seis años con las cuentas de 2014 vigentes. Los populares justificaron en febrero esta decisión por el desplome en los ingresos, argumentando que hace inviable la confección de un nuevo proyecto económico… algo que Cs no compartía. Cuando se aprobaron los presupuestos a finales de 2019, el PP dejó claro que se ponían ya a trabajar en los de 2021, ya que las cuentas de 2020 eran de transición, aunque el covid-19 lo ha puesto todo patas arriba. Pero lo cierto es que la fractura con Cs hace que acordar unos presupuestos sea, si no una quimera, una tortura.

También Cs ha venido reclamando ante la pandemia más dinero para la concejalía de Bienestar, en manos naranjas, de ahí también el rechazo en el mismo pleno al contrato de fuegos artificiales. Y esto, junto con la subida del agua por partida doble que llevaba el PP a pleno, pese a que edil de ramo, Cs, se oponía, puede ser la gota que colme el vaso.

El PP no entiende la postura de PSOE, Podemos y EU con el agua, ya que el Ayuntamiento está tratando de atender una reclamación del Ministerio, para hacer cumplir lo acordado hace 15 años, cuando los socialistas también gobernaban en La Moncloa e impusieron las desaladoras. Los populares mantienen una lealtad institucional en la que se sienten solos. Bueno, junto con Vox. El resto de partido piden revisar el tema y pedir más informes ante una medida que gravará el recibo durante 40 años.

Y mientras que las relaciones PP-Cs son inexistentes, Vox se ha convertido en el mejor aliado de los populares. Su edil María José Sañudo, con asiento en la Junta de Gobierno pero sin delegaciones, no se sale de la línea marcada por el alcalde, con una lealtad total. Es su octava edil.

Alternativa

La posibilidad de una moción de censura sobrevuela desde hace tiempo, aunque parece más un deseo o temor para unos y otros, más que una opción factible por ahora. Hay contactos, aunque nada en firme... de momento. Y es que la situación es tan volátil que todo puede pasar. Es un polvorín y los acontecimientos se pueden precipitar. Nadie descarta nada.

Antes de concretarse en 2019 el pacto entre PP (7 ediles), Cs (3) y Vox (1), Compromís (3) y EU (1) anunciaron que apoyarían una coalición entre PSOE (4) y Cs (3), lo que daba la mayoría de 11 concejales, sin tener que depender a Podemos (1) o la plataforma vecinal Red (1), pero las negociaciones entre socialistas y naranjas no fructificaron y Cs se alineó con la derecha. Así que no es una opción nueva dejar al PP en la oposición, aunque sería un gobierno altamente inestable. Todo puede depender de los populares, de cómo encajen el golpe del pasado jueves. Cs no parece que se vaya a ir del ejecutivo. Compromís le reclamó su salida ante sus graves acusaciones, pero Oca dejó claro que no se van. Les tendrán que echar. Los naranjas consideran que han dado un golpe en la mesa y que no les puede minusvalorar, aunque su derrumbe a nivel nacional y la desbandada que están padeciendo les pueden pasar factura.

Así que ahora la pelota está en el tejado de los populares, que deben mover ficha... o dejarlo como está. No se pronuncian sobre si puede haber consecuencias, como echar a Cs. Eso dejaría al ejecutivo en minoría -si no lo está ya con Cs haciendo oposición desde dentro-, y podría encender la mecha del cambio de gobierno. Las pasadas navidades ya hubo contactos a nivel autonómico entre Cs y PSOE sobre la posibilidad de una moción en El Campello, aunque la implosión del partido de Inés Arrimadas lo ha aparcado todo.

Además, una posible moción abre muchas interrogantes. Las relaciones entre Compromís y Cs son malas, algo que se remonta al pasado mandato. Y pese a ser los valencianistas los más beligerantes en los últimos plenos, tratando de evidenciar la fractura entre PP y Cs, llama la atención que se abstuvieran en el tema del agua, abriendo la puerta a una salida airosa del PP, que cerró de un portazo el PSOE con su voto en contra, pese a que la desaladora es el proyecto estrella de los socialistas y el gobierno central es el que urge a cerrar el convenio para costear parte de la desaladora.

Otra incógnita, de fraguar una moción, sería quién ostentaría la Alcaldía. PSOE tiene 4 ediles, pero Ciudadanos, con 3, tiene la llave. La situación del PSOE también es peculiar, ya que su portavoz Vicent Vaello ha renunciado a su sueldo en el Ayuntamiento por un trabajo fuera. Al menos, ya ha dejado atrás la bicefalia entre la ejecutiva local y el grupo municipal y Vaello controla ambos aparatos tras casi dos años de luchas internas.

¿Y el resto de partidos? EU y Podemos llevan a la gresca desde el pasado mandato, aunque las relaciones han mejorado. EU es la formación más activa en el Ayuntamiento y mantiene un gran feeling con Cs tras coincidir en denuncias sobre urbanismo y medio ambiente en la anterior legislatura. Y Red arde. Las asociaciones de vecinos de Muchavista que auspiciaron la candidatura y su edil han roto relaciones.

De todas formas, la oposición ha sido capaz de formar un frente común en varias ocasiones y aglutinar el apoyo de Cs. Pero de formar un gobierno, sería auténtica orfebrería. Y el precedente del pasado mandato, donde la izquierda fracasó y el ejecutivo estuvo en minoría y maniatado, es preocupante, más aún con la actual crisis.

La piscina

De momento, uno de los proyectos más importantes de El Campello, la piscina cubierta que permanece sin estrenar desde 2017, se ha salvado de esta lucha interna. Pese a que Cs en las elecciones de 2019 dejó abierta la posibilidad de una gestión mixta para poder abrirla antes, hasta ahora no se ha salido de la línea del PP, que apuesta sí o sí por una explotación privada. Y en el pasado pleno Cs, junto con Vox y PP, permitió que se aprobará el segundo proyecto de explotación, paso previo a una nueva salida a concurso de la gestión. Eso sí, un cambio en el gobierno podría abrir la puerta a otra gestión.

La semana próxima será clave para saber hacia donde se dirige el ejecutivo que dirige Berenguer. Semana de Pasión.

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