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Juego de tronos en San Vicente

El espectáculo del grupo municipal socialista evidencia el escaso apoyo del alcalde Villar y el rodillo del sector de Lorenzo, que trabaja de forma paralela desde el inicio del mandato, en un contexto que afecta a la gestión municipal

Juego de tronos en San Vicente

San Vicente del Raspeig vive una lucha de poderes que, auguran propios y extraños, «no va a acabar bien». El último episodio del «Juego de Tronos» en el que se ha convertido la lucha interna del grupo municipal socialista, entre el bando minoritario del alcalde Villar y el del edil José Luis Lorenzo, ha llenado de indignación a militantes y simpatizantes socialistas que no entienden nada, y obligado a intervenir al propio partido, que ha abierto expediente informativo a los ediles díscolos. El miércoles, siete de los nueve concejales socialistas del equipo de gobierno presentes en el pleno no apoyaban la propuesta para modificar el Plan General de su «líder». Le dejaban en evidencia y todos se retrataban. Villar ya contaba con que no saliera adelante su propuesta y en la oposición, Cs le recrimina presentar al pleno una propuesta del equipo de Gobierno sin consenso.

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Y es que Villar ganó una batalla cuando a principios de marzo cesó a Lorenzo de todas sus funciones y le despojó de concejalías y su dedicación exclusiva. Pero el grupo le devolvió el golpe más fuerte, colocando a Lorenzo en todas las comisiones que se celebran antes de los plenos, y con el poder que le da el voto ponderado, él vota por todos, también por el alcalde. Y así pasó. En la primera propuesta de Villar como edil de Urbanismo el grupo puso pegas. No veían claro un documento que, sin embargo, ya había pasado en enero por junta de Gobierno sin ningún pero. Y lo que ocurrió en el pleno ya es historia. Es la fase más evidente de una estrategia de desgaste.

En esta lucha en la que se ha convertido el liderazgo del PSOE sanvicentero hay un tercer actor. Detrás de los movimientos de Lorenzo está el que fue concejal de Urbanismo y figura clave para la ruptura del PSOE en 2001 al convertirse en tránsfuga, José Gadea, que se reintegró en el partido en 2007 y que es militante activo. Un hombre de estrategia política al que Villar recurrió en el anterior mandato por su visión política, y del que se desligó, pero no Lorenzo, que lo considera «un amigo». Y es, de facto, quien, aseguran fuentes socialistas, está detrás de los movimientos de Lorenzo.

No podía esperar el alcalde socialista de San Vicente que su mandato fuera una balsa de aceite. Mucho antes de optar a la reelección, el sector que no le quería ya le hacía el vacío. Decidió ser alcalde a pesar y a costa de todo. Su número 2, José Luis Lorenzo, ya le descolocó en el anterior mandato y, siendo el portavoz socialista, decidió renunciar a la portavocía del grupo municipal y dejarle solo, a las puertas de las elecciones, en enero de 2019.

En las elecciones, Villar admitió que le impusieran la lista electoral, nombres todos ellos de personas afines o «fichadas» por Lorenzo de los movimientos asociativos, deportivos o educativos. Y el incremento de militantes es lo que el edil sigue haciendo a día de hoy.

La militancia avaló con algo más del 80% de apoyo la propuesta de Lorenzo. Finalmente Villar logró que su única valedora, Asun París, estuviera en puestos de salida en la lista.

En mayo de 2019 llegó la aplastante victoria del PSOE en San Vicente, con la obtención de 10 concejales. Arrancó la legislatura en la que para gobernar el PSOE pactaba con EU. Y siempre a falta de 1 voto para lograr la mayoría, 13 sufragios.

Pero la alegría duró poco. Los primeros meses ya dejaban ver a las claras que el supuesto equipo dejaba a la cabeza de lista siempre a los pie de los caballos. El alcalde era ninguneado en las reuniones que ya mantenían de forma paralela los concejales afines a Lorenzo. Y le dejaban solo en actos oficiales. Villar denunció recientemente el conocer que había chats paralelos del grupo municipal.

Lorenzo volvió a convertirse en el portavoz socialista. Y actuaba de superconcejal. En algunos momentos participando en las reuniones y negociaciones organizadas por Recursos Humanos y los sindicatos, a pesar de no ser el edil responsable.

Un punto crucial de la división que se vislumbraba llegó en enero de 2020. El Ayuntamiento llevaba a votación una declaración institucional ante el ninguneo del Consell a San Vicente al no incluir inversiones en el municipio. La jugada pretendía arremeter contra Ximo Puig (el grupo de Lorenzo es sanchista y el alcalde ximista), pero Villar impidió esa votación, al negarse a apoyarla.

Otro momento clave llegaba en verano y por culpa de un accidente que mantuvo apartado a Lorenzo del Ayuntamiento. Sus competencias eran repartidas en su ausencia; regresó tras denunciarse que estaba entrenando a un equipo de fútbol mientras estaba de baja. Recuperó las áreas, pero renunció a Deportes para poder seguir entrenando. Aunque el edil ha seguido en momentos puntuales ejerciendo de concejal de Deportes. No acudió con Villar a la inauguración de las obras del Pabellón en septiembre, pero por la tarde se grabó y difundió su valoración de lo que suponía la actuación.

El apartado que le dedicó Belén Arques en su despedida, superada por los acontecimientos internos, era demoledor. «Ego desbocado» llegó a llamarle.

Villar aseguró que «despertó» en ese momento. Pero hace tiempo que dormía con su enemigo. Pocas opciones quedan. No tiene apenas apoyos. Fuentes socialistas creen que su opción es renunciar o mantener una resistencia numantina que tiene un mal final. Como decía la oposición, pierde San Vicente, porque esto afecta, y mucho, a la gestión del día a día, que está en un segundo plano.

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