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¿Quién teme a Enric Valor?

Ciento diez años después del nacimiento de una figura fundamental de la literatura valenciana, la supresión de su calle en Mutxamel ha sido respondida con una cascada de apoyos al escritor castellut y en defensa de la cultura de la Comunidad

Retrato del escritor Enric Valor, obra de Pepe Azorín.

El mundo de la cultura, partidos políticos y comunidad educativa se han visto sobresaltados por lo que en muchos ámbitos se ha considerado un ataque al valenciano y a su cultura. La eliminación de la avenida Enric Valor para llamarla avenida de España por parte del equipo de gobierno de Mutxamel, formado por PP y Cs, respaldado por el voto clave de Vox, ha generado un tsunami de reacciones para defender el eterno legado del escritor de Castalla (1911-2000).

Aunque finalmente el ejecutivo le ha dado otra calle al gramático, muchos se preguntan si el Ayuntamiento habría actuado igual con una calle dedicada a Miguel de Cervantes. Y es que, este castellut fue, y es, una de las piezas claves en la vertebración cultural, literaria y lingüística de la Comunidad Valenciana. Nos dejó hace ya 21 años, calles, centros educativos y premios llevan su nombre en toda la provincia 120 años después de su nacimiento -la efeméride se cumplirá el próximo 2 de agosto-, pero Mutxamel ha estado esta semana en el ojo del huracán por su polémica propuesta.

Valor ha sido uno de los mayores filólogos y eruditos que ha tenido la lengua valenciana. La magnitud de su legado literario es indiscutible, tanto por su contribución en la lingüística y gramática con su obra «La flexió verbal», impulsando las normas contemporáneas del valenciano; como por la restauración de una tradición novelística cosida al sur del territorio, en sus raíces de Castalla y Alicante; y por la reconciliación de un pueblo con su patrimonio fantástico con sus «Rondalles». Mutxamel aparece en sus textos, pero esta localidad ha estado a punto de borrarlo de su callejero, sometiendo a esta figura de la literatura valenciana a lo que se ha interpretado como un agravio o menosprecio, algo que han negado en reiteradas ocasiones desde el Ayuntamiento.

El presidente de la Generalitat lo ha calificado de «ignominia»; el Botàtic ha anunciado un nuevo reconocimiento para Valor con la Alta Distinció de la Generalitat; Castalla -gobernada por Cs con el apoyo de PSOE- ha criticado la medida; la Acadèmia Valenciana de la Llengua ha calificado de error la supresión de la calle; el ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, ha afirmado que Vox «arrastra» al PP a cometer «errores gravísimos» como este; más de 6.000 firmas recogidas en «change.org» en apenas tres días… La figura de Valor es eterna y su legado inabarcable.

El literato fue clave en la gramática, en restaurar la tradición novelística y en reconciliar el pueblo con sus «Rondalles»

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Estos reconocimientos no son nuevos para el literato: Doctor honoris causa por las Universidades de Alicante, València, Politécnica de València, Islas Baleares y Jaume I de Castelló; galardonado con las más altas cimas literarias -Premi d’Honor de les Lletres Valencianes y Catalanes-; Valor da nombre a uno de los premios más prestigiosos en lengua valenciana, el que concede la Diputación de Alicante; y se intentó sin éxito su candidatura al Nobel de Literatura. Este alicantino mantuvo viva la llama del valenciano en la Dictadura y fue clave en la recuperación de la cultura autóctonas.

Durante años, Valor se dedicó a recopilar fábulas de la tradición oral a las zonas rurales de la Comunidad Valenciana, reuniendo 36 piezas de gran valor folclórico y narrativo. Así creó un mundo literario propio, con el triple objetivo de reforzarlas de contenido valenciano, de poner en juego un lenguaje expresivo y de convertirlas en piezas literarias. Tradición popular oral elevada a literatura con sus «Rondalles». Y «La flexió verbal», su obra gramática, es un libro de consulta básico para los estudiantes de valenciano.

Uso y difusión de la lengua

Tres semanas antes de morir, en 1999, en su investidura como Doctor honoris causa por la UPV, Valor manifestó en su discurso que «todos los valencianos estamos moralmente obligados a contribuir al uso, el cultivo, el respeto y la difusión del valenciano, nuestro catalán; y aunque los estudios de otras lenguas pueda enriquecernos, no podemos consentir la destrucción cultural y espiritual de nuestro pueblo por medio de la implantación totalitaria de otro idioma. Como bien decía mi amigo Sanchis Guarner, la pérdida del idioma propio significa la muerte cultural de una patria».

Desde el ejecutivo de Mutxamel presidido por Sebastián Cañadas (PP), tanto populares como Cs han defendido la obra de Enric Valor, aunque han preferido cambiar el nombre como Avenida de España a una vía cuya dedicación al literato se acordó por unanimidad en 2003, pero que hasta el pasado verano no se abrió al tráfico. Vox sí que ha arremetido contra Valor, acusándolo de «valencianocatalananista» y celebrando la supresión de su vial, aunque paradójicamente, la abstención de la ultraderecha a la enmienda presentada por el propio alcalde para incluir una nueva calle para el gramático, permite que Valor siga teniendo un vial a su nombre, aunque tras sufrir lo que la oposición ha calificado de «fechoría», «deshonra» o «ultraje a la memoria histórica y cultural de nuestro pueblo».

Un vial importante para España

PP y Cs han justificado que el cambio de la avenida Enric Valor por España se debe a que el municipio carece de una vía dedicada al país, y que la ubicación e importancia de esta calle se considera más adecuada, al entroncar con la Gran Vía de València, el Paseo de la Constitución y la avenida Alcalde Fernando Ripoll -segundo alcalde de Mutxamel en la democracia-, en un área además donde figuran calles de los alcaldes entre 1979 y1999.

El vial que pasa ahora a llamarse avenida Enric Valor es el camino de Benetia, en el otro extremo de la Gran Vía, que constituye el acceso Este al casco urbano, un vial remodelado en la pasada década pero que no forma parte de la trama urbana. Y a su llegada a la Gran Vía coincide en una zona con otros nombre relevantes de la literatura valenciana, como las calles Tirant lo Blanc y Ausiàs March. Allí Valor tendrá ahora su recuerdo en Mutxamel, aunque su legado es imborrable.

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