Xixona integra el barrio Sagrada Familia en su trama urbana después de 60 años. El Ayuntamiento ha finalizado las obras de remodelación del acceso sur, principal entrada a su casco urbano, con lo que lo que era al antigua travesía de la carretera Nacional 340 se ha convertido en una avenida, con aceras en los dos lados, jardines y arbolado, carril bici, y alumbrado. Un cambio radical para el vial que da la bienvenida a los visitantes a Xixona, y que sirve de nexo de unión entre el centro urbano y el barrio Sagrada Familia, donde se encuentran importantes dotaciones públicas como el centro de salud, el colegio Sagrada Familia, las zonas deportivas y el polígono industrial Segorb.
Los trabajos se dieron por terminados a finales de la pasada semana, reabriéndose el fin de semana el tramo de la calle Francesc Nicolau que ha permanecido cortado desde marzo por las obras, por lo que ya se ha recuperado la normalidad en esta zona y la conexión entre el barrio Sagrada Familia y el centro urbano por este vial, que durante caso cinco meses se ha desviado por la avenida Joan Fuster.
Este proyecto constituye la segunda fase del realizado hace una década en el tramo entre el Betlemet y el Barranc de la Font, y ha abarcado desde la entrada a este parque hasta la rotonda de la ermita de Sant Sebastià. La actuación ha incluido la instalación de aceras e iluminación en ambos lados de la calzada -antes solo había en un lado-, un carril bici y árboles y jardines, así como una rotonda en la confluencia con la avenida Joan Fuster, a la altura del Barranc de la Font.
La actuación ha incluido una rotonda, ampliar el carril bici, más zonas verdes y aceras y un nuevo alumbrado
Vial peatonal
La inversión en este proyecto ha sido de 395.606,94 euros, de los que la Diputación ha aportado el 30,49%, 120.625 euros. La alcaldesa, Isabel López, destacó que con esta actuación «se termina de integrar el barrio Sagrada Familia en el casco urbano y se da continuidad a la obra realizada hace una década, reconvirtiendo la antigua carretera en una calle, un vial para pasear, más accesible y bonito, que es el principal acceso a Xixona. Se ha tenido especial cuidado con la jardinería y se han incluido cosas no previstas, como un olivo centenario procedente de un bancal municipal o unos almendros que son un elemento distintivo del pueblo».
El plazo de ejecución de esta obra era de tres meses, aunque se ha tenido que ampliar por el retraso en la llegada de materiales.
Con esta intervención se ha dado un aspecto mucho más urbano a la entrada sur de Xixona, además de dotar al pueblo de más zonas verdes y de paseo. Además otro de los objetivos es el que sea un vial más seguro tanto para peatones como para conductores, y permitir la puesta en valor de enclaves emblemáticos como la emita de Sant Sebastià o el parque del Barranc de la Font.
Las obras han incluido la construcción de una rotonda en la intersección con la avenida de Joan Fuster, que soportaba una gran cantidad de tráfico, la adecuación de la acera ya existente, y la creación de un carril bici hasta la rotonda de la ermita.
Jardines
Así mismo, el proyecto ha permitido reforzar las zonas verdes y el arbolado, construir una acera nueva en el lado del talud, desde la ermita hasta la entrada al Barranc de la Font, tramo en el que aun había vallas metálicas de protección propias de las carreteras interurbanas, y se ha reasfaltado la calzada, además de aumentar los puntos de luz y realizar cambios en el alumbrado público existente con tecnología LED más eficiente.
Esta actuación completa la realizada hace una década en el primer tramo de esta calle, que constituye el acceso principal al centro urbano y donde se invirtieron más de 300.000 euros en su conversión en una vía urbana. Esta obra supuso los primeros metros para el carril bici en el municipio, y ahora esta infraestructura se amplía.
