La acuicultura nace para dar respuesta a la creciente demanda, por parte de los consumidores, de productos alimentarios de calidad procedentes del mar.

En España hay 8.000 kilómetros de costa, grandes ríos, numerosos lagos y, sobre todo, una orografía y un clima que convierten nuestro país en un lugar idóneo para el desarrollo de una acuicultura sostenible y de calidad.

Para la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (APROMAR), «la combinación de unos entornos sin igual, como el mar gallego, las costas valenciana, catalana, murciana y andaluza, los ríos de las dos Castillas o las Islas Canarias, conforman nuestra cultura gastronómica».

Pero, aunque el sabor es un elemento fundamental, «en la acuicultura de España también priman otros aspectos como la seguridad alimentaria y la nutrición», destacan desde APROMAR.

Garantía de seguridad

El pescado de acuicultura se somete en España a los más estrictos controles sanitarios en todas las etapas, desde la primera fase del proceso hasta su comercialización, para llegar a nuestra mesa con las máximas garantías.

Ante un consumidor cada vez más informado y concienciado en materia de seguridad alimentaria, inciden desde la Asociación Empresarial de Acuicultura de España, el pescado de cría supera con creces las exigencias en este ámbito.

La trazabilidad y la frescura son otros de los aspectos que definen al pescado de crianza y engrosan sus bondades.

En definitiva, hablar de acuicultura es hablar de seguridad alimentaria, pues el carácter sostenible de la actividad acuícola va de la mano de su papel como garante del suministro permanente de alimentos sanos, sabrosos, saludables y seguros.

La trazabilidad y la frescura son dos de los aspectos que definen al pescado de crianza. Información

Fuente de nutrientes

A nivel nutricional, el pescado es fundamental en nuestra dieta, pues aporta proteínas, ácidos grasos poliinsaturados -como el Omega 3-, vitaminas -A, B y D- y numerosos minerales como calcio, fósforo, yodo, zinc, hierro y selenio.

Sin duda, contribuye a hacer de la dieta mediterránea un modelo a seguir; una pauta nutricional que ha traspasado fronteras y que se ha convertido en todo un estilo de vida saludable.

Los expertos destacan la relación positiva entre la ingesta de pescado y la prevención de enfermedades cardiovasculares, asociando la primera con una clara disminución del riesgo de padecer una patología de este tipo.

Por otro lado, el pescado cumple en nuestro organismo una función antiinflamatoria y antioxidante que ayuda a reducir la posibilidad de que se formen placas de ateroma -antesala de la aterosclerosis- y de sufrir accidentes cerebrovasculares.

La salud ósea y del sistema articular también están íntimamente ligadas al consumo de pescado fresco como el que proviene de la acuicultura.

Por último, desde APROMAR subrayan que la digestibilidad de este alimento hace que sea muy recomendable a cualquier edad.

Variedad de especies de agua salada y dulce

Actualmente, en España se cultivan las siguientes especies: dorada, lubina, corvina, rodaballo, anguila, seriola, lenguado y atún rojo (agua salada); trucha arcoíris y esturión (agua dulce) y otros organismos acuáticos como el fitoplancton.

Así, el importante trabajo que los biólogos, marineros y acuicultores españoles realizan día a día para la cría de los productos marinos y fluviales permite que estas especies lleguen a nuestra mesa con todas las necesarias garantías nutricionales y de seguridad alimentaria.