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Tres familias acusan a una bolera de San Vicente de discriminar a dos jóvenes con síndrome de Down y a uno con autismo

Las madres denuncian que el establecimiento no permitió usar unas colchonetas a los chavales, de 20 y 21 años, sin compañía de un adulto - El propietario afirma que se investigarán los hechos

La entrada a la bolera de San Vicente, en una imagen de ayer. | RAFA ARJONES

Los padres de dos jóvenes de 20 años con síndrome de Down y de una chica de 21 años con trastorno del espectro autista (TEA) han interpuesto una queja en el libro de reclamaciones de la bolera Ozone Bowling de San Vicente al entender que sus hijos sufrieron un trato «injusto y discriminatorio» al impedirles, presuntamente, personal del establecimiento el acceso a la zona de colchonetas si no iban acompañados de sus padres o bien otro adulto. Las familias, que han comunicado lo acontecido a la Asociación Alicantina de Síndrome de Down por si se pudieran derivar acciones judiciales, están muy molestas porque afirman que sus hijos son mayores de edad, autónomos y no tienen limitada su capacidad jurídica. El propietario de la bolera, por su parte, señaló a este diario que ya ha hablado con las madres y que se hará lo propio con los empleados del local de ocio para averiguar qué pasó. «Lo lamento», dijo ayer.

El incidente tuvo lugar el sábado por la tarde cuando estas familias y varias más celebraban un cumpleaños en la bolera, un lugar al que, según afirmó una de las madres, acuden asiduamente. Juan Camilo, que festejaba su 20 aniversario, se acercó al mostrador a comprar entradas para la colchonetas, «y le dijeron que no podía saltar sin estar acompañado de un adulto. Les comenté que es mayor de edad y que tenía derecho a entrar pero indicaron que al sufrir una discapacidad tenía que acceder con un adulto», explicó ayer su madre, Amparo Gómez, vecina de la Playa de San Juan. «Lo consideramos discriminatorio. La chica dijo que es política de empresa pero a la vista no hay carteles donde lo ponga, no aparece en ningún sitio. Pedí la hoja de reclamaciones y estábamos todos de acuerdo».

En la zona de colchonetas hay carteles con las normas de uso y uno de los puntos indica que «los niños con discapacidad deben ser acompañados por un adulto». En este caso todos los chavales son mayores de edad. Según la madre del chico que celebraba su cumpleaños, él y otro joven con síndrome de Down, Néstor, eran quienes querían ir a las colchonetas, aunque en la fiesta había más, y la chica con TEA escuchó lo ocurrido y se lo dijo a su madre. «Todos se enteraron de que no se les permitía el acceso a las colchonetas y eso es discriminación», incidió Amparo Gómez. Ninguno de ellos, dijeron, sufre problema físico alguno.

Amor Ortega, madre de Esther, de 21 años, que según indicó su progenitora tiene un trastorno del espectro autista, relató que su hija fue al cumpleaños porque Juan Camilo es amigo y compañero de clase. «La mamá del chico que cumplía años me contó lo que había pasado, que si no era con una persona adulta no podían subir a las colchonetas. Ninguno de ellos está incapacitado judicialmente. Fuimos a reclamar a ver qué había ocurrido y nos dijeron que era política de empresa, que, sin supervisión de un adulto, no podían acceder. Todos son mayores de edad, ninguno está incapacitado ni tienen impedimento físico. Decidimos poner una reclamación porque nos pareció injusto y discriminatorio. Con esto intentamos que no vuelvan a ocurrir cosas así». Aunque era un grupo más amplio, al no permitirles usar las colchonetas, los demás ya no saltaron y algunos padres pidieron el libro de reclamaciones.

M. M. T., vecina de Mutxamel y madre de Néstor, considera que lo sucedido «no es legal. Juzgaron a mi hijo al decirle que, como tiene una discapacidad, no podía subir solo. Es un claro caso de discriminación». La mujer apuntó que en las colchonetas, en cambio, había una niña de corta edad sin sus padres. «Chavales de 20 y 21 años no van a entrar en un sitio así con sus padres, no lo hacen nunca. Pusimos la reclamación a la empresa, dijeron que es su política y que ellos funcionan así. Fuimos a buscar al encargado, salió una señora diciendo que era la responsable en ese momento y le pedimos explicación». También quiso señalar que el propietario contactó posteriormente con ella «y nos pidió disculpas. Supongo que estará investigando. Entiendo que esté afligido pero, como madre, tras toda la vida luchando por la integración de estos chicos, no se puede permitir». El grupo era «de unos seis o siete chavales de cumpleaños, habían estado jugando a los bolos y al acabar de merendar se dieron una vuelta por las máquinas, vieron la zona de colchonetas y cuando quisieron acceder les dijeron que no».

El propietario del establecimiento, José Antonio Quereda, señaló que había hablado con las madres excusándose con ellas, que estaban averiguando si los empleados habían actuado fuera de las ordenanzas para tomar responsabilidades si las hubiere y que lamentaba lo sucedido. «Estamos motivados para que todo el mundo sea feliz en esta instalación», concluyó.

«Mi hijo acaba de regresar de Erasmus en Eslovenia»

«Mi hijo va a un centro a estudiar una FP y acaba de venir de Erasmus de Eslovenia. Coge el bus solo. Algunos de ellos trabajan. Son completamente autónomos», recalcó M.M.T, madre de Néstor, de 20 años, uno de los chicos que quiso subirse a las colchonetas durante la fiesta de cumpleaños. En su queja, esta madre explicaba que «mi hijo es mayor de edad y no tiene limitada la capacidad jurídica. Con mi hijo había otros amigos, unos con discapacidad y otros no. Solo han limitado el acceso a los que tenían rasgos físicos de su discapacidad (...) Esto es discriminación pura y dura y de la más cruel. Hemos reclamado y emprenderemos todas las vías legales». Otros familiares explicaron que Néstor viaja, es un gran deportista que ha ganado medallas de natación y también ha protagonizado teatro musical.

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