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La Conselleria de Cultura da luz verde a salvar del derribo la antigua fábrica de La Jijonenca

La Generalitat acepta la petición de Xixona para proteger la nave principal de la factoría, uno de los últimos emblemas del sector. Los dueños habían pedido permiso para la demolición de todo el complejo, donde se filmó la película «Moros y Cristianos» de Berlanga

La antigua factoría de la Jijonenca, cuya nave principal ha sido protegida J.A.RICO

Xixona salva del derribo la antigua fábrica de La Jijonenca. La Conselleria de Cultura ha aceptado iniciar la protección de la que fuera factoría de La Industrial Turronera, uno de los últimos emblemas del sector que quedan en pie en el casco urbano, según ha informado la concejal de Patrimonio, María Teresa Carbonell (PSOE).

El pleno de Xixona solicitó en febrero de 2020 a la Conselleria de Cultura la declaración de Bien de Relevancia Local (BRL) para las instalaciones que hasta 1994 elaboraban los turrones de La Jijonenca, después de que sus dueños pidieran autorización en julio de 2019 para su demolición. Este icono de la industria turronera presenta un avanzando deterioro, sobre todo con serios daños en su cubierta, y allí se rodó parte de la película de Luis García Berlanga «Moros y Cristianos» en 1987, con actores tan populares como como Fernando Fernán Gómez, Andrés Pajares o Pedro Ruiz, lo que fue todo un acontecimiento en la localidad. 

Cultura afirma que el inmueble reúne valores históricos, arquitectónicos y etnológicos como ejemplo representativo y único de las grandes fábricas productoras de turrón

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La Conselleria ha contestado a la petición del Ayuntamiento dando su visto bueno a la protección dado que el complejo «reúne valores históricos, arquitectónicos y etnológicos como ejemplo representativo y único de las grandes fábricas productoras de turrón del casco urbano, aunque en la misma ya no se mantienen los elementos propios del proceso industrial, sino solamente el contener arquitectónico que les daba cabida».

El pleno acordó con el apoyo del PSOE, Cs y Més Xixona y la abstención de Compromís y PP pedir a la Conselleria que considere su declaración como BRL del cuerpo principal de esta antigua fábrica casi ya centenaria. Según se manifiesta en el acuerdo, la fábrica de La Industrial Turronera representa «un complejo industrial constituido por un conjunto de edificios y ampliaciones realizadas en diversos momentos, desde 1926 hasta la última reforma documentada del año 1980. Tal y como queda reflejado en el informe del arquitecto municipal, el cuerpo principal del edificio industrial (...) conocido como La Industrial Turronera SA, tiene valor de carácter histórico, arquitectónico e incluso etnológico que, si bien no justifican su consideración como Bien de Interés Cultural (BIC), tienen significación propia en el ámbito local, que pueden conllevar su consideración como Bien de Relevancia Local».

La propuesta recordaba que Xixona no dispone todavía de un Catálogo de Protecciones, aunque sigue en fase de tramitación, según recordó Carbonell, por lo que el edificio en cuestión no gozaba de protección por el planeamiento urbanístico municipal, aunque tras el visto bueno de la Conselleria ya se encuentra protegido provisionalmente hasta que vea la luz este documento, que ha sido reclamado en varias ocasiones por Cultura.

1926. Año de construcción del complejo turronero

La fábrica de la Industrial se levantó en 1926 en lo que era el huerto del antiguo Convento de los Franciscanos, y La Jijonenca la cerró en 1994.

Así, la nave principal se salva del derribo, aunque no las edificaciones anexas carecen de ese valor patrimonial. Y se baraja la posibilidad de que en el futuro, como consecuencia del desarrollo urbanístico que se contempla en esta zona, la antigua fábrica se incluya dentro del aprovechamiento urbanístico que le corresponda al Ayuntamiento, para así pasar al patrimonio municipal y buscarle un uso aun por determinar.

Para respaldar esta petición, el Ayuntamiento encargó un informe historiográfico al cronista oficial de Xixona y técnico municipal del departamento de Cultura, Bernardo Garrigós; y otro informe de valoración patrimonial de la fábrica al arquitecto jefe del Departamento Técnico de Gestión y Disciplina.

Según el informe del arquitecto, «el estado general de conservación del edificio es muy malo, derivado de los años en desuso», e incluso parte de la cubierta de una zona está totalmente derruida. Este arruinamiento de la cubierta ha provocado también un importante deterioro en una buena parte del muro este de la nave derecha, en esta planta superior».

El interés de la instalación industrial se centra en el cuerpo principal de la edificación, «por sus valores arquitectónicos, históricos y como ejemplo representativo y único de las grandes fábricas productoras de turrón del casco urbano, de las que ya no permanecen en pie otros ejemplos» tras los derribos por ejemplo de las factorías de El Almendro o Antiu Xixona. Y esta factoría representa uno de los primeros ejemplos de industria turronera de gran tamaño en la población.

Según relata el cronista oficial, la turronera se levantó en 1926 en lo que era el huerto del antiguo Convento de los Franciscanos, tras la marcha de estos. Pero no fue hasta 1933 cuando tras una fusión nació la empresa La Industrial Turronera, que llegó a contar también con fábricas en Barcelona y Bilbao, y las marcas Montserrat, Dulcinea y La Jijonenca, según recuerda Garrigós. Finalmente en 1994 Industrias Jijonencas, Injihesa, tomó su control tras un ampliación de capital, año en el que se supone que cesó la producción de turrones en esta factoría al trasladarla al polígono Segorb.

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