A la cama no te iras sin saber una cosa más, dice el refrán. Lo que no indica el popular dicho es que este nuevo conocimiento adquirido lo encontrarás en el lugar que menos imaginas. Algo así ha ocurrido en San Vicente, donde un dato de lo más curioso ha aparecido sobre un árbol, y no tallado sobre la corteza, sino escrito en una nota naranja sujetada al tronco con una bufanda morada bien anudada sobre la madera.

El envoltorio del mensaje no podía ser más llamativo, naranja y morado son dos colores que destacan sobre casi cualquier superficie. Imposible que una mirada pueda escapar ante la atracción visual que supone la mezcla de estas dos tonalidades, y más si aparecen sobre la piel de un árbol. No podía de ser de otra forma. Una información como la que estaba escrita en ese papel anaranjado no merecía pasar inadvertida.

Y no pasó, como mínimo una persona se ha tomado la molestia de aproximarse y ver qué pone en ese papel que está encadenado a un árbol. Ha sido la usuaria de Twitter @MarYKon_, que ha dado fe de que ha estado en el enclave exacto y ha compartido una instantánea del lugar bajo el texto: "Simplemente San Vicente del Raspeig".

El peculiar dato que aparece en la nota en cuestión es de esas curiosidades que no necesitas conocer, pero que una vez quedan destapadas en tu mente, nunca saldrán de ella. De hecho, es de agradecer que la colorida hoja, además de aportar un nuevo conocimiento, sea completamente sincera desde el inicio. "Dato innecesario", es el encabezado que aparece como título en mayúsculas en el pósit. Como presentación de lo que en cuestión de segundos va a conocer cualquier curioso que se haya acercado a leer lo que pone ahí.

Realizado el saludo, llega la magia del vocabulario español, compuesto por millones de palabras. Seguro que no sabes que una de ellas (ojo, SPOILER de lo que aparece en el papel) es anatidaefobia, que tal como bien se explica en la nota, "es el miedo irracional a que un pato te esté observando en cualquier momento". Un significado que ahora conoces gracias a la particular acción divulgativa de una persona anónima que decidió atar este mensaje a un tronco.

No tenemos constancia de otras notas que hayan sido dejadas en otros puntos de San Vicente, ni si este acto es el primero de una misión mayor que busca dar a conocer las partes más desconocidas de nuestro lenguaje. Lo único cierto es que (yendo de nuevo al refranero tradicional), este árbol ha cobijado algo más que una buena sombra a todo aquel que se le ha arrimado. 

Vale que el dato es tan curioso como completamente irrelevante para la gran mayoría, pero la realidad es que la nota pone de manifiesto tres cosas. La primera, que hay gente que teme que los patos le miren. La segunda, que por alguna razón que desconocemos la psicología se vio en la obligación de ponerle nombre a ese miedo, lo cual resulta inquietante. Y tercero, y más importante, que nunca te irás a la cama sin saber algo nuevo.