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El Campello reduce en un 20% sus capturas y los pescadores lo atribuyen al calentamiento del mar

La Cofradía alerta que el futuro de la industria local peligra por la reducción de ingresos por el cambio climático, el encarecimiento del carburante y la falta de tripulación. El Instituto de Ecología afirma que la subida de la temperatura del agua afecta a las especies y a la época de captura, pero que hay muchos otros factores y no hay acreditada una disminución generalizada

Una embarcación de la Cofradía de Pescadores de El Campello con sus capturas TONI FERRANDO

Caída de un 20% de las capturas de pescado de El Campello en los últimos años. La Cofradía de Pescadores ha alertado de la reducción que ha registrada, que atribuyen entre otras razones, a la subida de la temperatura del mar -está a 30 grados ahora en la costa- y al calentamiento climático, lo que amenaza junto con la subida de los carburantes y la falta de reemplazo en los marineros el futuro de la industria.

En cambio, desde el Instituto de Ecología Litoral de El Campello han señalado que hay muchos factores que pueden influir en una reducción de las capturas, y que esto hay que compararlo con otros puertos. Además, aunque la subida de la temperatura afecta a las especies y a su ciclo reproductivo, no está acreditado el impacto que alertan los pescadores campelleros. Igualmente, desde la Cofradía de Santa Pola han apuntado que no han sufrido una bajada en las capturas en los últimos años, sino que la cantidad de pescado "va por épocas". Y en Teulada-Moraira tampoco.

De cualquier forma, los marineros de El Campello sí que tienen constatada una caída. La Cofradía de Pescadores y sus afiliados están en alerta ante la reducción de capturas e ingresos, atribuibles aseguran a varios factores medioambientales, entre ellos el calentamiento global, escollos que sumados al incremento del carburante y falta de tripulación, induce a los armadores a cuestionarse salir a pescar y pone en peligro la continuidad de una industria con más de dos siglos de historia.

Armadores y dirigentes coinciden en manifestar la disminución en la cuantía de la pesca, así como el cambio estacional y territorial de las especies. “El fenómeno, sin entrar en cuestiones técnicas, se viene observando en los últimos años y se ha traducido en una progresiva mengua en los balances de entrada, cercano al 20%, que son objetivos e imparciales, y tienen su reflejo en el total de ingresos", manifiesta José A. Soler, secretario de la Cofradía.

El secretario de la Cofradía y armador decano, con uno de los marineros -derecha-

La temperatura del agua representa un elemento regulador de la vida marina, y su aumento está causando alteraciones en el comportamiento de las especies, explican los pescadores. Y recuerdan que el cambio térmico puede afectar directamente al desarrollo y crecimiento de la mayoría de los peces y cefalópodos, según un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).

Los pescadores han observado un cambio en la estacionalidad y con el calentamiento del agua de la mar, algunas especies han variado el lugar de su hábitat y el mes de captura. Antonio Ferrando, decano de los armadores, explica que “por ponerte ejemplos, el salmonete que entraba en junio ahora lo hace a mediados de julio; la 'letxola', de octubre a últimos de noviembre; o la pescadilla que se coge en aguas más profundas, buscando frescor”.

En cuanto a la incidencia de la alta temperatura del mar en las capturas, desde el Instituto de Ecología han explicado que la tendencia que se haya podido detectar hay que ponerla en "cuarentena" por los dos años de pandemia que han tenido incidencia a todos los niveles. Y por otra parte señalan que hay especies a las que ha afectado reduciendo su ventana reproductiva, y por tanto baja su población, como por ejemplo las langostas. Afecta a la fauna y sus ecosistemas, al comportamiento de los peces y sus ciclos, pero por ejemplo las especies pelágicas, aquellas que viven en aguas medias o cerca de la superficie -jurel, sardina, anchoa, atún...-, dependen de las corrientes, lo que puede hacer que en un puerto bajen las capturas mientras que en otro suban. Así, "hay que valorar la tendencia y compararlo con muchos puertos para constatar si está influyendo o no". Lo que sí que se ha detectado es un cambio en las épocas en las que "entran" en las lonjas determinadas especies, posiblemente por esa alta temperatura del mar.

Referente a los motivos de la regresión para los pescadores, Ferrando considera que, de todas las variables, la del cambio climático de todas formas sería la menos determinante: “Resulta más negativo, bajo mi punto de vista, el vertido de las depuradoras, desaladoras, restos plásticos, hidrocarburos y demás toxinas que afectan a la flora y la fauna. Capítulo aparte merecen la gran cantidad de los mal llamados pescadores ‘recreativos’ -caña, lanchas, kayaks, etc-. Algunos ‘echan’ más horas que yo y, muchas veces más pescado, que excede del permitido para autoconsumo y, es obvio, cuál es su finalidad. Y libre de impuestos”.

Sobre la posible repercusión de la acuicultura, que abrió el pasado año la mayor piscifactoría de la Comunidad en El Campello, tanto el decano de los armadores el secretario de la Cofradía coinciden en que no tiene incidencia alguna… ”al menos por el momento, pues las jaulas se han colocado entre tres y cinco millas de la costa y están ubicadas en 25 brazas, con fondo rocosos, que los profesionales no visitamos, porque dañan las redes. No podemos decir lo mismo de los perjuicios que ocasionan los citados ‘deportivos’, que cuando van al calamar no respetan nada y arrastran por donde tenemos calados los palangres o tresmallos y nos destrozan las artes, para recuperar sus señuelos. Con tan pocos alicientes es complicado conseguir relevo generacional”.

Flota en peligro

Por otra parte, de las seis embarcaciones registradas en la Cofradía de El Campello, tan sólo cinco faenan con asiduidad, apunta el secretario Soler: “Y nos encontramos que en la subasta diaria, que continúa abierta al público, con la lonja llena de compradores y turistas, a los diez minutos hemos de cerrar ‘la paraeta’, porque se ha terminado el pescado. La gente se marcha decepcionada y contrariada, pero es que no hay más. Si continúa así, habremos de plantearnos traer producto de otras lonjas y venderlo aquí”.

"Dado que el sistema salarial no es fijo sino basado en la ‘parte’; es decir, supeditado al montante de las ganancias, en los meses de menor actividad, se cobra un salario base que, teniendo en cuenta la dureza y el horario de esta profesión, cada vez es menos atractivo para los trabajadores, con lo que hay épocas en que es complicado encontrar tripulantes”, apunta Soler. Una apreciación que corrobora Ferrando, quien en más de una ocasión ha visto peligrar su singladura por falta de personal e incluso rumia adherirse a un desguace incentivado, si lo plantea la administración.

“De hecho hay una barca amarrada por esa circunstancia y otra que está puesta en venta, por motivos parecidos, a los que se unen la falta de productividad, porque nosotros seguimos vendiendo el pescado en las lonjas al mismo precio que hace tres o cuatro años y en este tiempo se han incrementado las cotizaciones sociales, el costo de los carburantes, el IPC y un montón de variables, que están reduciendo los escasos beneficios. La gente se queja que el pescado está por las nubes … pero solo en los mostradores. Nosotros, los productores, somos ajenos a esa plusvalía y, por esa razón, muchos armadores están desistiendo de calar las redes, pues no compensa el esfuerzo con las ganancias obtenidas”, apuntan.

Así, el futuro que prevén estos profesionales resulta poco halagüeño para una industria que se inició en las primeras décadas de 1800, que significó, a mediados del pasado siglo, el 90% de la riqueza generada en El Campello, y que llegó a tener 200 embarcaciones a principios del siglo XX. Ahora son seis, con su supervivencia en peligro.

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