Mutxamel es desde la tarde de este domingo, y por unas horas, para el bando de la media luna. Así lo marca la liturgia de unas Fiestas de Moros y Cristianos que, como en tantos otros lugares, este 2022 han regresado con la misma intensidad de siempre, dejando atrás el vacío de los dos pasados años. Y con esa energía renovada y esas ganas de volver a vivir las celebraciones como toca, seguir el desarrollo del guion establecido supone una gran emoción.

En la jornada central de la trilogía festera mutxamelera, los dos bandos se enfrentan en una guerrilla tan estruendosa como inofensiva, hasta que los cristianos quedan acorralados en el castillo. Es el turno entonces de la Embajada del Moro, un parlamento para tratar de forzar la capitulación de las huestes de la cruz, y que resulta infructuoso. Nuevos disparos preceden al izado de la bandera mora en el castillo.

Este lunes será el momento de intercambiar los papeles, de forma que sea el embajador cristiano quien trate de convencer al bando contrario para que se rinda, tomando de nuevo el castillo por la fuerza. No obstante, hay que señalar que en Mutxamel se celebra también una tercera embajada, la del Contrabandista, protagonizada por esta comparsa y que se viene desarrollando desde 1907. Es otro de los actos realizados este domingo, antes del mediodía, junto con el desfile de las comparsas posterior a la Embajada del Moro, con inicio en el castillo, y la Retreta, otro desfile, en este caso de carácter humorístico, que ameniza la noche festera, antes de que el castillo vuelva a estar en manos cristianas.