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La Conselleria sustituye un puente para acabar con un punto negro de la carretera entre Agost y Novelda

Las obras incluyen ampliar la distancia entre los estribos, que están protegidos y van a ser reconstruidos, y reciclar un viaducto ferroviario centenario más largo, para acabar así con el cuello de botella en la CV-820

Los trabajos en este punto han obligado a cortar un carril de la CV-820 J.A.RICO

La Conselleria de Obras Públicas ha iniciado las obras para acabar con el peligroso cuello de botella de la CV-820 entre Agost y Novelda. Los trabajos contemplan la retirada del puente de la antigua vía férrea, por donde pasa la vía verde al Maigmó, el traslado de los estribos a una mayor distancia entre ellos, y la instalación de un puente centenario de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV), que es más largo que el actual. Una actuación que inicialmente contemplaba el derribo de los derribo, algo que denunciaron en 2020 colectivos culturales, incluyendo el proyecto finalmente el desmontaje y reconstrucción de estos elementos, al estar protegidos.

Las obras han arrancado la pasada semana a la salida del casco urbano de Agost hacia Novelda, y comportan por ahora la clausura al tráfico de un carril de la vía durante las labores, por lo que un semáforo regula el paso en este punto. Y desde la Conselleria no han podido facilitar el coste y plazo de ejecución de la actuación.

Una excavadora y un camión durante los trabajos de ampliación J.A.RICO

Los trabajos tienen un triple objetivo: aumentar la seguridad vial en la CV-820, mejorar la vía verde y recuperar patrimonio. Y es que este punto supone un estrechamiento de la calzada debido a la base del puente, ya que en esta zona no hay arcén por los estribos, lo que representa un peligro sobre todo para ciclistas, motoristas y peatones, y también para la circulación general, ya que dificulta el paso de los vehículos pesados.

Además, la actuación permite instalar un puente más amplio en la vía verde Agost-Maigmó, mejorando así una infraestructura muy frecuentada por ciclistas y senderistas

Y por último se pone en valor el patrimonio, ya que se reutiliza un puente metálico centenario de 22 metros de longitud del TRAM, que originariamente estaba en Altea y luego en Teulada. Este puente se instaló en el barranco de Moneder, en Altea, hace ya más de un siglo, cuando se desarrolló la línea férrea entre Alicante y Dénia. El viaducto metálico fue retirado en 2019, permaneciendo un tiempo en una rotonda de Teulada hasta que fue trasladado en 2020 a los talleres de FGV en Dénia para su conservación e integración en la colección de patrimonio histórico de Ferrocarrils. 

El puente centenario ya ha sido trasladado hasta Agost J.A.RICO

El puente ya se encuentra en Agost junto a su nueva ubicación, a la espera de una rehabilitación antes de su colocación en la vía verde. FGV cede el puente, mientras que el coste del traslado y mantenimiento del mismo corren a cargo del Servicio Territorial de la Conselleria de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad. Además, las obras obligan también a cortar la conducción de agua de los regantes que pasa por el puente, así como su posterior reposición.

Del mismo modo, las obras que se están acometiendo incluyen un nuevo acceso a la vía verde desde la rotonda del campo de fútbol de Agost, situado a escasos metros, así como una solución al problema de embalsamiento de aguas pluviales que ocurren en el tramo entre el puente y esta rotonda, mejoras que también asume por la Generalitat.

Polémica con la demolición inicialmente prevista

Esta obra contemplaba inicialmente derribar el puente, según anunció hace dos años la Conselleria, cuando se iniciaba la tramitación del proyecto. Entonces el Instituto de Historia Ferroviaria de Alicante (Railia), la Plataforma Comarcal por la Movilidad Sostenible (PCM) y el ecologista y exedil de Alicante Miguel Ángel Pavón alertaron a través de INFORMACIÓN que la actuación no se podía llevar a cabo si comportaba la demolición de los estribos, ya que estos elementos centenarios están protegidos.

Y el pasado abril la Conselleria y el Ayuntamiento informaron que durante la redacción del proyecto se había constatado que estos elementos están catalogados, por lo que la solución adoptada era el desmontaje y reconstrucción de los estribos, al estar protegidos.

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