"Por fin podrá descansar en El Campello, el pueblo de sus amores", destaca la familia de Altamira

Su bisnieto y portavoz, Ignacio Ramos, explica que cuando vieron el estado de la sepultura, abandonada, "se nos partió el corazón y nos concienció aún más de la necesidad de traer sus restos a España"

Rafael Altamira y Pilar Redondo con sus tres hijos y uno de sus yernos

Rafael Altamira y Pilar Redondo con sus tres hijos y uno de sus yernos / INFORMACIÓN

"Por fin podrá descansar en el pueblo de sus amores, como siempre deseó". Estas palabras reflejan qué significa para la familia de Rafael Altamira el proceso que ha culminado con la repatriación de los restos del insigne escritor y jurista y de su mujer.

El portavoz de la familia, su bisnieto, Ignacio Ramos Altamira, explica a este diario que es una "enorme alegría" que se haya desarrollado la operación y sus bisabuelos "puedan estar por fin de vuelta en la patria, noventa años después de su forzada salida de España".

Ramos asegura que, por cuestiones profesionales, su bisabuelo pasó gran parte de su vida "alejado de su Alicante natal, pero siempre tuvo en el corazón a su tierra, y mucho más cuando estaba exiliado en México".

La familia considera que era una "injusticia" que los restos de una figura de esta talla reposaran en el país azteca en unas condiciones lamentables. "Era una sepultura abandonada, cuando vimos el estado en el que estaba se nos partió el corazón y nos concienció aún más de la necesidad de traer sus restos a España para que mis bisabuelos pudieran descansar en una sepultura digna" y junto con los miembros de la familia Altamira que ya están enterrados en el cementerio de El Campello.

En 1987, recuerda, se realizó un primer intento de repatriarlo con motivo de la celebración del Congreso Internacional organizado por el IAC Gil-Albert de Alicante. Pilar Altamira Redondo vino desde México y solicitó la repatriación de los restos de sus padres a España, pero finalmente "no hubo acuerdo político y la propuesta no fructificó".

Al margen de ideologías

En esta ocasión, la situación es completamente distinta, pues todas las instituciones políticas y administraciones se han unido "de manera entusiasta e incondicional" para lograr un fin común "que es beneficioso para Alicante y para España, al margen de partidos e ideologías".

La segunda intentona partió de la madre de Ignacio Ramos, de Pilar Altamira García-Tapia, que hace treinta años se compró una casa en El Campello y comenzó a recuperar el recuerdo de su abuelo Rafael en el pueblo.

Enseguida, entró en contacto con el Ayuntamiento y tuvo mucho trato con el alcalde, Juanjo Berenguer, en su primera legislatura al frente del consistorio. Con él ya habló de su deseo de que Rafael Altamira regresara a su tierra y pudiera ser enterrado con sus padres y abuelos en el cementerio de El Campello.

Pilar Altamira también tuvo muy buena relación con el posterior alcalde, Benjamín Soler, que apoyó sus propuestas. "Tras el fallecimiento de mi madre en 2021, Berenguer se puso en contacto con nosotros para contarme su plan de repatriar los restos de Rafael Altamira y su mujer y así cumplir el deseo que le había mostrado mi madre", destaca.

Inauguración en 2015 de la placa que se puso en la fachada de la residencia de Altamira en la calle Lagasca de Madrid.

Inauguración en 2015 de la placa que se puso en la fachada de la residencia de Altamira en la calle Lagasca de Madrid. / INFORMACIÓN

Entonces, Ramos consiguió la aprobación de sus tías Paloma y María Luz, nietas de Rafael Altamira, y de sus primos de México para realizar la repatriación, y en la primavera de 2022 comenzaron los trámites burocráticos.

Lo más complicado de todo el proceso de repatriación ha sido regularizar la propiedad de la sepultura y los trámites de exhumación, por encontrarse los restos en un cementerio privado.

Por contra, poner de acuerdo desde 2022 al Ayuntamiento de El Campello, Diputación, Generalitat y Gobierno central, con signos políticos diferentes, para colaborar en esta iniciativa en los tiempos que corren parecía una proeza y no ha sido así. "Esta labor común de instituciones de distinto signo político nos llena de orgullo porque muestra el respeto de todos los partidos por un personaje de honestidad y moral intachable que siempre antepuso el interés de todos los españoles a su ideología, lo cual debería servir de ejemplo a la clase política española actual, tan polarizada", destaca.

Ramos tiene palabras de reconocimiento para el alcalde campellero, que ha realizado una labor "fundamental" como impulsor del proceso, y a pesar de las dificultades, "no ha perdido la esperanza y ha seguido insistiendo".

Su bisnieto incide en que Rafael Altamira es un personaje "muy querido" en El Campello y da nombre a una calle, a la biblioteca municipal y al colegio más antiguo de la localidad y ahora va a tener una sepultura "digna", a lo que se añade que finalmente se ha encontrado un sitio en el cementerio antiguo para la sepultura.

Finca familiar

La familia recuerda el cariño especial que tenía Altamira a El Campello, pues allí fue a la escuela cuando era pequeño y de adulto, siempre que sus obligaciones en Madrid o en el extranjero se lo permitían, volvía para descansar en la finca familiar, llamada Ca Terol, donde tenía una biblioteca de miles de libros. "Cuando su hija vino a Alicante en 1987, comentó que su padre hablaba a menudo de Alicante y de El Campello y deseaba volver algún día a su tierra, así que se puede decir que, por fin se cumple su deseo", añade.

Con la ayuda de toda la familia Altamira, tanto de la rama española como la mexicana, están proponiendo y llevando a cabo iniciativas para dar a conocer su figura y su obra intelectual. La última fue el montaje de una reproducción del despacho de su bisabuelo en una sala de la Sede Universitaria Ciudad de Alicante de la Universidad de Alicante, aprovechando los muebles, cuadros y objetos que heredaron su madre y hermanas de la casa que tenía Rafael Altamira en la calle Lagasca de Madrid.

Su bisabuelo se vio obligado a huir tras estallar la Guerra Civil y formó parte del Tribunal Internacional de la Haya. Para el portavoz de la familia, el jurista, humanista y escritos estaría "muy disgustado porque las grandes potencias permitan atentados contra el Derecho Internacional como los que se están produciendo en Gaza o que no se esfuercen por alcanzar la paz en Ucrania".

En lo que se refiere a España, opina que estaría "contento" de que el país tenga por fin una democracia asentada y una cultura y educación accesible para todos, "aunque le preocuparía la división de los españoles y la falta de compromiso patriótico, en el buen sentido de la expresión, un mal que en su opinión evitaba que el país se situara a la par de las grandes naciones europeas".

Figura del siglo XX

Considera que la expectación que se ha creado con su repatriación puede servir de palanca para su definitiva rehabilitación y recuperación como una de las figuras intelectuales más importantes de la España del primer tercio del siglo XX.

"Pero no podemos olvidar todo lo que han hecho con anterioridad el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, las universidades de Alicante y de Oviedo o investigadores como Vicente Ramos, Francisco Moreno o Rafael Asín, entre otros muchos", explica Ramos, que añade que su legado es bastante conocido a nivel académico, sobre todo en Alicante, pero falta su reconocimiento a nivel nacional, "que es por lo que luchó mi madre, por conseguir que el nombre de Rafael Altamira estuviera en el imaginario colectivo junto al de Unamuno, Ortega y Gasset o Azorín o al de sus íntimos amigos Arniches, Sorolla y Blasco Ibáñez".

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