La nieta de Altamira: "La patria que un día le condenó al exilio, le abre los brazos"
El Rey preside en El Campello la ceremonia de inhumación del humanista y su esposa en un acto marcado por la emoción y la puesta en valor del ilustre personaje

Alicante rinde homenaje a la figura de Rafael Altamira con la presencia del Rey / Europa Press
Los restos del ilustre alicantino Rafael Altamira ya reposan en el cementerio de El Campello en un mausoleo familiar junto a su mujer, Pilar Redondo Tejerina, sus padres y sus abuelos. El Rey Felipe VI ha presidido este lunes la ceremonia institucional de inhumación del jurista, historiador, literato y pedagogo que murió en México, en el exilio, hace más de 70 años.
Al acto han asistido familiares del humanista, además de numerosas autoridades nacionales, autonómicas, provinciales y locales, juristas, académicos, literatos e intelectuales y militares llegados de diversos puntos de España.
Entre ellos, el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres; la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé; el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón; el presidente de la Diputación, Toni Pérez; el subdelegado del Gobierno, Juan Antonio Nieves; y la Corporación municipal encabezada por el alcalde de El Campello, Juanjo Berenguer.
También han asistido, entre otros, los rectores de la UA y la UMH, el embajador de España en la OCDE, Ximo Puig; el conseller de Educación, Jose Antonio Rovira; y los alcaldes de Alicante, Luis Barcala; San Vicente, Pachi Pascual; Sant Joan, Santiago Román; y Mutxamel, Rafael García. Felipe VI ha sido recibido con gritos de los vecinos de ¡Viva el Rey!, y con un cerrado aplauso de los asistentes.
Mari Luz Altamira, nieta del humanista, en unas conmovedoras palabras, ha afirmado que 74 años después de su muerte, "la patria que un día le condenó al exilio le abre los brazos con gran afecto, respeto y dignidad". Ha añadido que la ceremonia es un momento "conmovedor para los que valoramos su legado, una figura que es un referente".
La nieta ha incidido en que el acto de inhumación tiene un "profundo significado" para la familia y para la historia y el legado de su abuelo. Ha compartido el primer recuerdo que tuvo con su abuelo, cuando ella era pequeña en una visita a Bayona "cuando él ya estaba en el exilio, lejos de su tierra". Le llamaba poderosamente la atención la "majestuosa barba" que tenía el jurista y le preguntó si se la quitaba por la noche, a lo que él sonrió y le contestó que sí, "por la noche se la quitaba y por la mañana se la pegaba", una anécdota que ha desatado las risas de los presentes.
Hoy, regresa "finalmente a su terreta" y es un momento "profundamente conmovedor para los que valoramos su legado" que se cumpla su última voluntad, "lo que fue su deseo más íntimo".
Libertad y cultura
Ha agradecido a todas las administraciones, desde la Embajada en México hasta la Generalitat, pasando por la Diputación y el Ayuntamiento de El Campello, que hayan hecho posible el retorno de su abuelo. Es una muestra "de justicia histórica, un acto que refleja la reconciliación de un país con uno de sus hijos más ilustres, es un reconocimiento a su figura, a su lucha por la libertad, la cultura y la justicia", ha culminado si discurso una emocionada nieta.
Por su parte, Ignacio Ramos Altamira, uno de los bisnietos del jurista y pedagogo, ha resaltado que el de hoy es "un día muy feliz" y ha recordado a todos los que no pueden estar por cuestiones de lejanía, como su familia de México, por trabajo o porque han fallecido.
El descendiente ha asegurado que es "un orgullo" que todos los partidos políticos e instituciones sin distinción hayan apoyado este proceso de repatriación: "Es revelador del valor humano de una persona que antepuso siempre el interés de todos los españoles a su propia ideología".
Ha agradecido la perseverancia del alcalde y la presencia del Rey para "honrar a un intelectual, un liberal de raigambre republicana al que su bisabuelo Alfonso XIII escuchó y apoyó en todos sus proyectos para la mejora de la cultura y la educación del pueblo español".
Por último, ha mostrado, en nombre de la familia, la "profunda gratitud" con el pueblo de México y su entonces presidente Lázaro Cárdenas, que recibió "con los bazos abiertos" a todos los exiliados republicanos que se vieron obligados a huir de su país por la dictadura.
Hondo patriotismo
"Ojalá esta explosión por la figura de Altamira sirva para expandir entre la ciudadanía y las nuevas generaciones su honestidad intelectual, su compromiso son la democracia, su defensa de la igualdad social y del entendimiento entre los pueblos y su hondo patriotismo".
El alcalde ha destacado que el "sueño se hace realidad". Tras tres años de intenso trabajo administrativo, y después de recabar el apoyo de instituciones públicas de todos los niveles (Central, Autonómico, Provincial y Local), el matrimonio fue repatriado hace dos meses y descansa ya de forma definitiva en el camposanto de El Campello.

El rey Felipe VI visita El Campello para la ceremonia de inhumación de Rafael Altamira / ALEX DOMÍNGUEZ
Berenguer ha indicado que la vida de Altamira estuvo marcada por la difícil experiencia del exilio, pero su espíritu "nunca se quebrantó, desde tierras lejanas continuó promoviendo los valores de justicia y libertad que siempre guiaron su pensamiento y acción. Su legado ha trascendido fronteras y generaciones, y hoy lo acogemos de vuelta a su hogar con el respeto y el cariño que merece".
El alcalde ha resaltado que este "logro histórico" es algo que el pueblo de El Campello y España deben agradecer a que se han unido todos los niveles de las administraciones públicas españolas: municipal, provincial, autonómica y nacional, por un mismo objetivo: "Un proceso que es un ejemplo de lo que en muchas ocasiones nos pide Su Majestad en sus intervenciones públicas: la unidad nos hace más fuertes y, por tanto, merecedores de éxitos en la gestión".
Y el resultado de todo ese trabajo ha sido el regreso al lugar "donde empezó su historia, a la tierra que inspiró sus primeros pensamientos, sus sueños y su incansable vocación por la justicia, la educación y la paz", ha incidido el primer edil.
El regreso a El Campello de Altamira es, "en muchos sentidos, un acto de justicia histórica. Aquí, en este rincón de la costa alicantina, donde el horizonte se funde con el mar y la brisa trae ecos del pasado, reposa para siempre entre los suyos, en un sencillo monumento funerario. Que su memoria siga iluminando a quienes creemos en el poder del conocimiento, la justicia y la paz".
El presidente de la Diputación, por su parte, ha ensalzado el legado de Altamira, “uno de los intelectuales españoles más relevantes, un alicantino universal que contribuyó extraordinaria e indiscutiblemente a ampliar y enriquecer el patrimonio jurídico, literario y político de España, pero también de Europa y América”.
“Reconocemos a este insigne alicantino como una de las figuras más notables que ha dado nuestra provincia a la narración de la historia universal”, ha asegurado Pérez, al tiempo que ha apostillado que los trayectos vitales que abrió a una y otra orilla del océano “son imperecederos”.
Durante su alocución, el presidente, quien ha recordado que Altamira siempre albergó dos deseos, regresar a su tierra natal y mejorar y enriquecer el mundo siendo fiel a sus principios, ha asegurado que fue un pensador “de convicciones profundas y solidarias, cuya ingente producción se sustenta en un esfuerzo creador desbordante, sustentado en los más altos valores democráticos”.
“Siempre abogó por la paz y la concordia, norte de la senda por la que transcurrió tenazmente su labor, una suerte de misión con la que se sentía plenamente comprometido”, ha enfatizado el responsable institucional, que ha asegurado que ahora “nos corresponde con orgullo patrio y por responsabilidad, proteger, divulgar y perpetuar su obra”.
Tras la ceremonia, el Rey y unas pocas autoridades han acompañado a la familia al interior del cementerio para introducir los restos mortales del matrimonio Altamira en el monumento funerario en un acto privado e íntimo.
Biografía
Nacido en Alicante en 1866, Altamira fue defensor de valores universales como la democracia, el diálogo y la educación. Estuvo propuesto en dos ocasiones para el Premio Nobel de la Paz, en 1933 y en 1951, por su labor a favor del ideal humano de concordia.
En 1920 pasó a integrar la Comisión de Juristas encargada por el Consejo de la Sociedad de Naciones para crear lo que más tarde sería conocido como el Tribunal de La Haya, del que formó parte hasta 1940.

Héctor Fuentes
Al estallar la Guerra Civil Española en 1936, Altamira partió para Holanda, donde continuó con su trabajo de Juez Permanente del Tribunal de La Haya. Sin embargo, la invasión nazi de Holanda en 1940 le obligó a refugiarse en la ciudad de Bayona (Francia). Allí permanecerá hasta 1944, año en el que tiene que salir de Francia, de nuevo por causa del avance alemán.
Doctor honoris causa por ocho universidades de América y Europa y miembro de nueve instituciones académicas, se exilió a México en 1944.
Allí, sus actividades son constantes, dicta cursos en el Colegio de México y participa en actividades del exilio republicano, recoge la biblioteca Miguel de Cervantes, hasta su fallecimiento en 1951. Seis años después, muere su mujer. En el panteón están también los restos mortales de los padres y los abuelos del jurista y humanista.
El propio Altamira declaró a la prensa de su época que “cuando se me aparte de la vida oficial, me retiraré al rincón de mis amores más gratos: a Campello”. Voluntad cumplida.
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