La primera sensación al entrar al que será el futuro Museo de la muñeca de Onil, la Casa de l'Hort, es, como poco, intrigante. Una sinestesia en la que se funden el aroma endulzado de la vainilla, fórmula indescifrable del proceso de elaboración de las muñecas, y el tacto del pelaje de las cabras del Tíbet. Y esto es solo el principio de la muestra que acogerá esta antigua construcción a partir de esta tarde a las 20:30 y hasta las 23 horas de hoy, mañana de 10 a 13 y de 18 a 23, y el domingo de 10 a 13 y de 18 a 21 horas, con motivo de la III Feria de San Cristóbal.

De todos los tipos, incluso de los que no tienen cabida en la imaginación. Alrededor de 1.000 muñecas toman vida entre estas paredes recién reformadas de la Casa de l'Hort (o Casa residencial del cardenal Payà), edificio que acogerá el inminente pero todavía sin fecha Museo de la muñeca de Onil. La exposición, impregnada de recuerdos más y menos recientes, es el aperitivo de lo que se prepara para más adelante. La muestra está compuesta de piezas procedentes de varias colecciones de particulares, de empresas locales y del Ayuntamiento de Onil.

El baúl de los recuerdos

Los egipcios ya descubrieron el encanto de estos juguetes. Ramón Mira, conocido como "el tio tomata", fue el primer artesano de muñecas de Onil. Pedro Maura es otro veterano testimonio, modelista de muñecas y artesano. "Los dedos son el instrumento principal", asegura el colivenc, que se sirve del retrato de sus nietas para inspirarse. Y es que la técnica manufacturera también tiene su historia. En el taller principal que precede a la exposición, se detalla el proceso de elaboración de la muñeca. Distintos materiales, empezando por el barro de la Serra d'Onil y el cartón piedra, hasta llegar a la cera y la porcelana, entre otros, se fueron sustituyendo por otros e incluso combinando. Son piezas con cabelleras elaboradas a partir del pelo de las cabras del Tíbet, e incluso de cabellos naturales "de mujeres que cobraban por él al cortarlo".

En la primera planta, se encuentran algunas muñecas de colegio. En el comedor principal, las piezas más caras y algunas de las más antiguas. Otro de los apartados curiosos es el destinado a las muñecas pop, testimonios del boom del plástico, además de la habitación de los señoritos, con temática religiosa. Y arriba de la planta noble, en el espacio de los sirvientes, se realizará la exposición itinerante, el intercambio de piezas con otras colecciones, para mantener la exposición muy viva.