Con el mes de marzo llega la primavera, el final del primer trimestre y las jornadas de fiesta para los estudiantes del Campus de Alcoy de la Universidad Politécnica de Valencia. Unos días en los que los alumnos, profesores y personal ponen un paréntesis a su actividad en la escuela para pasar unas horas de diversión.

La celebración comenzó el pasado miércoles con la gala de la Calabaza en la que primó el homenaje a los caballeros y las damas de cada titulación, la elección del rey y de la reina del campus así como la entrega de premios a los profesores. Un acto que se desarrolló en el Teatro Salesianos.

Y ayer la actividad se trasladó al recinto ferial del Viaducto en Alcoy. Allí, una empresa privada fue la encargada de organizar la denominada fiesta de "Paellas", que por primer vez tenía lugar en el recinto ferial debido a las obras de ampliación del Campus. Una actividad que sirvió como encuentro de muchos universitarios así como de otros jóvenes que se unieron a esta celebración que contó con buen tiempo, ya que las lluvias quedaron atrás y, por tanto, el sol también se sumó a la fiesta.

En torno al mediodía, compañeros de clases, grupos de amigos y profesores, entre otros, fueron llegando hasta la zona para ir montando los "chiringuitos". La amplia explanada fue cambiando su aspecto a medida que se iban montando los toldos. Una especie de casetas que servirían como punto de reunión de los chicos y las chicas de la misma promoción; la mayoría optó por sentarse en el suelo, pero otros sí que optaron por llevarse alguna silla plegable y mesas para poder comer.

Eran estudiantes de las diversas titulaciones del Campus que se identificaban por las camisetas o sudaderas, de diversos colores, que lucían con rótulos que anunciaban si pertenecían a Mecánica, Informática o Diseño Industrial.

A la fiesta llegaron con varios ingredientes. No faltaron los aperitivos, las bebidas ni la paella. Dos cocineros se encargaron de elaborar este plato típico valenciano, que después se repartiría a raciones. Aunque otros participantes buscaron alternativa con bocadillos u otros platos preparados.

La fiesta fue avanzando con el paso de las horas y también al ritmo de la música que se difundía desde el escenario que estaba ubicado a un extremo del recinto. Sobre las tablas, un montaje de altavoces, luces y micrófonos que permitió a grupos interpretar música en directo y animar a los asistentes que no cesaron de mover el esqueleto al son de las diferentes melodías.

Desde la organización indicaron que cerca de 4.500 personas participaron en este encuentro que estaba previsto que en torno a las diez de la noche tuviese sus últimos coletazos. Al cierre de la edición, no se habían registrado incidentes graves, según fuentes de la Policía Local.