El estudio elaborado por el Grup d'Edafologia Ambiental de la Universidad Miguel Hernández (UMH) ha dictaminado que los trabajos de extracción de la madera quemada en el incendio de Serelles de 2012, resultaron perjudicial para el suelo y para la regeneración de la vegetación. El responsable municipal de Medio Ambiente de Alcoy, el teniente de alcalde Paco Agulló, ha pedido a la Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente que busque alternativas menos invasivas.

El incendio calcinó 573 hectáreas del parque natural de la Font Roja el 12 y el 13 de julio de 2012, en un mayor parte de extremo valor ecológico. Con posterioridad, la Generalitat acometió la colocación de un cojín de paja en algunas zonas y realizó trabajos de retirada de la madera quemada.

El Ayuntamiento encargó al Grup d'Edafologia, que dirige el profesor Jorge Mataix-Solera, un análisis del impacto de estos trabajos, que ya está concluido. Por un lado, el cojín de paja -«mulch»- «no ha producido cambios sustanciales en las propiedades del suelo», extremo que se atribuye sobre todo a que tras su colocación se registraron fuertes vientos, que los esparció. Por ello, para el futuro se recomienda «usar dosis más altas de paja o madera triturada, como se ha hecho tras el incendio del Montgó de 2014».

En cuanto a la retirada de madera quemada, «los resultados muestran una clara degradación y pérdida de la calidad del suelo debido al tratamiento para la extracción mediante el uso de maquinaria y el arrastre de troncos y ramas. Mientras que en las parcelas donde no se extrajo la madera los valores del contenido de materia orgánica en el suelo se han mantenido constantes, donde sí se retiró éste se ha ido reduciendo progresivamente a más de la mitad». Para los autores del estudio, esta disminución ha tenido efecto negativo en otros aspectos como «la reducción del contenido en fósforo y nitrógeno y de la estabilidad de agregados». Además, todos los datos de los parámetros sobre la flora y la fauna indican «un efecto negativo sobre la misma, provocando una disminución del banco de semillas y la desaparición de especies rebrotadoras».

Igualmente, se ha dictaminado que «el suelo ha sufrido una cierta compactación, tiene menor cobertura vegetal y su estructura es más débil y propensa a la erosión». En lo que se refiere a la cobertura vegetal, en las zonas de extracción hay menor presencia de individuos y menor diversidad de especies», que con relación a las áreas en que no se actuó.

En base a estas conclusiones, el teniente de alcalde Paco Agulló subraya que «ahora disponemos de un amplio estudio empírico que nos dice, por un lado, cuál puede ser el mejor tratamiento para el suelo que ha padecido un incendio forestal. Por otro, sabemos que los tratamientos de extracción de madera realizados causan importantes daños, por lo que sería necesario que desde la Conselleria de Infraestructuras se estudiaran alternativas para evitar estos procesos»