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La parroquia contrata a cuatro parados para arreglar el entorno del convento

Agres

La parroquia contrata a cuatro parados para arreglar el entorno del convento

Los trabajos se centran en la retirada de ramas rotas y el acondicionamiento del área. El cura destaca que al mismo tiempo que se adecenta el paraje, se ofrece empleo a vecinos del pueblo

La parroquia de Agres ha contratado a cuatro personas para acondicionar los exteriores del convento. Los trabajos se centran en la retirada de ramas y la limpieza de la zona, que presentaba acumulación de basuras y piedras desprendidas de márgenes y laderas. El sacerdote, Mario Gadea, ha destacado la doble vertiente de la iniciativa, en el sentido de que se adecenta el paraje al mismo tiempo que se ofrece empleo a vecinos del pueblo.

El paraje del convento de Agres es un punto de encuentro de excursionistas y peregrinos. Por un lado es una de las principales puertas de acceso al parque natural de la Sierra de Mariola, a través de la Senda dels Nevaters, y por otro el lugar que acoge la imagen de la Mare de Déu d'Agres, que atrae a gran cantidad de devotos.

Sin embargo, a lo largo de los últimos años la zona había entrado en un proceso de degradación, hasta el punto de ofrecer una imagen impropia de un lugar de tanto interés como este. Según explicaba el sacerdote de Agres, Mario Gadea, «había ramas caídas como consecuencia de las nevadas, basura, piedras desprendidas y otros problemas que queríamos solucionar».

Así, y a la vista de que «las administraciones ahora tienen problemas de dinero», la parroquia, a través de Cáritas, decidió la contratación de cuatro personas, un técnico y tres operarios, para realizar los trabajos de conservación que el paraje necesita. La actuación que ya se está desarrollando tendrá en su conjunto un coste de unos 8.000 euros que, según Gadea, «estamos asumiendo gracias a donativos y con fondos propios de la parroquia. En lugar de invertir este año en la restauración de una imagen, hemos decidido hacerlo en el paraje».

Según añadió el sacerdote, «mi intención es devolverle al convento la vida que tenía hace unos años y que sea un referente donde vengan las familias a pasar el domingo o los días festivos».

También añadió la vertiente humanitaria. «La Iglesia, a través de este pequeño gesto de entusiasmo, dando trabajo a un grupo de personas en un espacio limitado de tiempo, también quiere hacerse presente para ser signo y luz de esperanza en una sociedad castigada por el paro y la falta de ilusión», concluyó.

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