La anguila es una de esas especies acuáticas que, no hace tanto, poblaban tan abundantemente los ríos y marjales de la Safor y El Comtat que hasta su captura con objetivo gastronómico se convertía en una tarea relativamente fácil. Hoy, en cambio, esa especie de serpiente de agua corre el riesgo de desaparecer de las aguas dulces valencianas debido a varios factores, entre ellos la elevada contaminación causada por el hombre.

El río Serpis es uno de esos espacios de donde la anguila puede desaparecer, de manera que tiene que ser también la acción del hombre la que contribuya al impedirlo. Técnicos y responsables de la Conselleria de Agricultura han soltado en las aguas del Serpis unos 3.500 alevines de anguila con el objetivo de que puedan cumplir su ciclo vital y reproducirse. La acción se ha desarrollado en varios tramos del río, entre ellos las inmediaciones del azud del Pas de la Guàrdia, en el término de Villalonga, y en la zona llamada de l´Infern, justo donde confluye con el término de l´Orxa, en la vecina comarca de El Comtat.

Cristóbal Torres, jefe del Servicio de Caza y Pesca de la Conselleria de Agricultura, señaló que los alevines de anguila soltados en el Serpis proceden de la piscifactoría ubicada en Tuéjar, una localidad atravesada por el río Túria. Esos ejemplares son trasladados allí para su crecimiento a partir de las cuotas obligatorias que la Generalitat impone a los pescadores de angulas, así como de los decomisos que las fuerzas de seguridad llevan a cabo a quienes trafican con esos animales. Muchas de esas incautaciones se producen cuando los furtivos intentan «exportar» a países asiáticos, especialmente China, donde, como aquí, la anguila es muy apreciada en la gastronomía.

En el tramo del Pas de la Guàrdia, la suelta de las pequeñas anguilas incluyó una clase de concienciación a escolares para que aprendan a mantener viva la naturaleza y respeten los hábitats de fauna y flora. Alumnos de los dos centros escolares de Villalonga colaboraron en sacar a las anguilas de la cuba en la que eran llevadas, vaciándolas posteriormente en el río. Además de los escolares, participaron concejales de Villalonga, así como miembros de las sociedades de cazadores y pescadores de esta misma localidad.

Fuentes consultadas por este periódico reconocen que esta operación, que se repite en otros ríos y zonas húmedas valencianas, se produce no precisamente en un buen momento porque la prolongada falta de lluvias ya está mermando el caudal del Serpis. Aun así, desde el Pas de la Guàrdia de Villalonga hasta la presa que cierra el pantano de Beniarrés el río mantiene una corriente constante, razón que ha llevado a los técnicos a no anular la suelta de las anguilas con la esperanza de que puedan remontar.

También las compañías eléctricas que se aprovechan del agua de los ríos están obligadas a mantener programas para repoblar especies animales amenazadas.

La anguila no desaparece de los ríos y marjales valencianos por razones desconocidas. Al contrario, los técnicos saben que, en buena medida, la acción de hombre está detrás de ese desastre.

En primer lugar, durante años se han puesto obstáculos en los ríos, especialmente los azudes, sin tener en cuenta que las anguilas en muchas ocasiones no pueden remontarlos. Eso impide desarrollar su ciclo vital.

En segundo lugar, aunque la anguila es resistente a la suciedad, no soporta, como el resto de animales, la contaminación con productos químicos. Los años de sequía, como el momento presente, amenaza con poner la puntilla a su existencia.