Un original cartel de Carlos Merchán, protagonizado por el eufórico grito de un jinete, anunció anoche la inminente llegada de las Fiestas de Moros y Cristianos de Alcoy. La obra, que huye de toda la iconografía habitual, cosechó el aplauso mayoritario del público, que tuvo que protegerse con paraguas de la intermitente lluvia que caía sobre la plaza de España.

El descubrimiento del cartel, con todo, tuvo su preámbulo con «Vespra d'abril», un acto que, bajo la organización de la Asociación de San Jorge, vivió ayer su segunda edición, después de que el año pasado se implantara para sustituir la presentación de la Revista de Fiestas, que ahora se celebra con anterioridad para dotarla de mayor protagonismo.

Los asistentes que llenaron el Teatro Calderón tuvieron la oportunidad de conocer qué es la Fiesta a lo largo de todo el año, al margen de los actos centrales de la programación oficial.

También disfrutaron con la proyección de diversos vídeos, así como de las piezas festeras interpretadas en vivo y en directo por una representación de la Corporación Musical Primitiva, con su director Àngel Lluís Ferrando al frente.

Otra de las finalidades de este acto es enfatizar la importancia de diferentes disciplinas artísticas que forman parte de los Moros y Cristianos. Si el año pasado le correspondió a los ballets, en esta ocasión el protagonismo fue para el teatro, por medio del Cuadro Artístico de la Asociación de San Jorge.

La cita, asimismo, fue aprovechada para la entrega de diferentes distinciones a los miembros salientes de la asamblea del Casal y a los colaboradores en los premios Sant Jordi. También se aprovechó la ocasión para conceder el castillo de oro, la máxima distinción que otorga la Asociación, a La Unión Alcoyana Seguros y a la Mutualidad de Levante.

La reciente declaración de las Fiestas de Alcoy como Bien de Interés Cultural (BIC) por parte de la Generalitat centró los discursos. El presidente de la Asociación de San Jorge, Juan José Olcina, manifestó a este respecto que «se trata de un reconocimiento a nuestra tradición», y también «una responsabilidad, porque nos obliga a conservar la Fiesta, adaptándola a las demandas sociales, pero sin distorsionar su esencia».

Olcina aprovechó su intervención para destacar la edición este año del primer número de la revista científica Wali, y también la dilatada trayectoria de la entidad que preside, con más de 175 años a sus espaldas, «y que ahora ha visto reforzado su carácter democrático con la reciente sentencia del Supremo», en referencia a la denuncia planteada en su momento por un grupo de festeros.

El alcalde, Antonio Francés, subrayó que «este es un año especialmente especial» por la declaración de BIC, que «supone un reconocimiento al pueblo de Alcoy, a su Fiesta y a su tradición, y a lo que hemos sido, lo que somos y lo que continuaremos siendo. Ahora somos la única Fiesta de Moros y Cristianos declarada BIC, y eso también conlleva una responsabilidad».

Concluido el acto en el Calderón, la atención pasó a la plaza de España, donde numeroso público, quizá menos que en otras ocasiones por el mal tiempo, esperaba con paraguas el mágico momento del descubrimiento del cartel. A los acordes del Himno interpretado por la Nova, fue el niño Sant Jordiet, Álvaro Santacreu, el encargado de tirar del hilo de la cortinilla acompañado por el alcalde, mientras que Carlos Merchán y su familia aguardaban con emoción la reacción de los presentes. El aplauso fue ampliamente mayoritario, para una obra original que huye de los tópicos, y en la que la figura central es un cristiano a caballo emitiendo un grito con el que se anuncia a los cuatro vientos que Alcoy, como cada abril, se sumerge de lleno en los días más destacados de su calendario anual.

«No quería que fuese repetitivo y he arriesgado bastante»

Carlos Merchán

Autor del cartel de fiestas

Para Carlos Merchán, nacido en Salamanca pero residente en Alcoy desde hace casi 20 años, el de ayer fue uno de los días más importantes de su vida en la ciudad, un espaldarazo, como él mismo dice, de la definitiva aceptación de su persona por parte del pueblo. Esperó casi con angustia la reacción de los espectadores en el momento del descubrimiento de su cartel de Fiestas de Moros y Cristianos, y respiró aliviado y al mismo tiempo emocionado ante los aplausos ampliamente mayoritarios.

P ¿Qué cuerpo se le ha quedado tras el acto?

R La verdad es que estoy muy contento. Había recibido con mucha ilusión y enorme responsabilidad el encargo, puesto que esto es como si a uno le dan el Premio Nobel de pintura alcoyana. Faltaba por ver la reacción del público, y la cierto es que estoy muy contento. No me esperaba esta respuesta.

P ¿Qué es lo que ha intentado plasmar con esta obra?

R No quería ser repetitivo y la idea era escapar de la iconografía habitual. Así que he arriesgado bastante con lo que podría parecer un cabo batidor, pero que en realidad también es el grito de euforia de un soldado en el momento de la entrega al capitán cristiano del acto de rendición.

P El cartel se distingue también por su sobriedad, con el blanco y negro como protagonista...

R He querido ser fiel al momento en el que me encuentro en mi carrera. Me puse a pensar qué es lo que hacía y decidí que tenía que seguir el camino de la evolución profesional en la que estoy y no traicionarme a mi mismo. La técnica, por tanto, es la del carbón, con raspaduras metálicas.

P ¿Satisfecho?

R Hacer el cartel es un reto para cualquiera, pero más si resulta que vienes de fuera. Me pasaron muchas cosas por la cabeza, cómo quedar bien... Pero al final, insisto, decidí hacer lo que yo hago, y el resultado está ahí. No tengo más que palabras de agradecimiento.