Los municipios comprendidos en el proyecto del Plan Territorial de Aitana cumplen las características de una zona en declive demográfico y socioeconómico, donde la falta de actividad se deja ver también en otros indicadores como la escasez de recursos económicos y una actividad inmobiliaria muy exigua. Las diez localidades han perdido en conjunto un 10% de su población en la última década, al pasar de 3.096 a 2.704 habitantes. El municipio más poblado es Benilloba, con 724 vecinos, aunque también es uno de los que más acusa la caída por el envejecimiento de la población. Un tercio de sus vecinos tiene más de 65 años, aunque en Benasau y Confrides la proporción sube al 38% y en Alcoleja es del 40%. Estos tres municipios, junto con Benifallim y Benifato, tienen menos de 200 habitantes.

La mayoría de las localidades tienen presupuestos exiguos, según datos recogidos en el Portal Estadístico de la Generalitat. La excepción es El Castell de Guadalest, donde la actividad turística propicia que las cuentas municipales alcancen 1,1 millones de euros anuales. Sin embargo, Benifallim y Benifato cuentan con apenas 100.000 euros, y las cifras de Benasau y Beniardà no son mucho mayores. Esta circunstancia hace que les sea muy difícil afrontar un planeamiento urbanístico, aunque el apoyo de la Diputación en este cometido en los últimos años ha permitido elaborar o avanzar algún Plan General en municipios pequeños.

El tejido económico es en general escaso, también con la excepción significativa de El Castell de Guadalest y del vecino Benimantell. Además, tal y como recuerda el primer edil de Benifato, David Blanes, la plaga de xylella ha supuesto un golpe muy duro en toda esta zona. Hasta hace pocos años Benilloba contaba con bastante industria, ahora desaparecida. El Plan de Acción Territorial podría ser un revulsivo en este sentido, dada la proximidad de este municipio a centros industriales como Alcoy y Cocentaina, y de la existencia de una fábrica de cierta envergadura en Benasau, que constituye a día de hoy una excepción en el entorno.

Otro problema muy significativo es la escasa oferta de vivienda, que limita mucho las posibilidades de que puedan llegar nuevos pobladores al municipio. Buena parte del parque de viviendas de estas localidades, además, es bastante antiguo. Según la misma fuente, el 78% de los inmuebles de Alcoleja fueron construidos antes de 1950, al igual que más del 65% en Benasau, Benifallim y Beniardà. De ahí también que para estos municipios el crecimiento urbano y la creación de vivienda nueva, ajustados a su tamaño y a la realidad del territorio, sea una de las principales demandas.