La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) se desentiende de la consolidación del talud que se está desmoronando poco a poco en Benillup, y que amenaza con afectar al casco urbano en no mucho tiempo. El organismo de cuenca considera que este asunto no es de su competencia, al producirse los deslizamientos de tierra fuera del dominio público hidráulico del barranco, según una respuesta que el Gobierno ha remitido al senador de Compromís Carles Mulet, y que el parlamentario hizo pública ayer.

Mulet había preguntado al Ejecutivo qué medidas pensaba llevar a cabo la CHJ para estabilizar la ladera y evitar que los desprendimientos acabara por provocar derrumbes en las viviendas. Junto al casco urbano de esta localidad de El Comtat de apenas 90 habitantes discurre el barranco de Caraita, con un importante desnivel entre el cauce y las casas. Desde hace ya más de una década se vienen produciendo deslizamientos, muy especialmente cuando hay episodios de fuertes lluvias, que van socavando el terreno y que los vecinos temen que terminen por afectarles.

A través del Gobierno, la CHJ señala que los problemas de estabilidad del barranco de Caraita en Benillup quedan «fuera de la esfera competencial» del organismo de cuenca. Además, alega que la situación no es exclusiva de este punto, sino que los terrenos que circundan el pueblo están constituidos por margas que «son atacadas fuertemente por las aguas de lluvia ligeramente aciduladas, produciéndose procesos fisicoquímicos que producen la disgregación de los materiales, que son arrastrados en el sentido de la escorrentía natural». En la respuesta se adjunta una imagen en la que se observa cómo el fenómeno se da en más lugares además del citado barranco.

La posición del cauce y del casco urbano de Benillup, añade la CHJ, «no han variado en los últimos 15 años», sino que lo está haciendo «el talud de la montaña sobre la que se encuentra el pueblo». El organismo admite que por la composición del terreno, y «favorecido por la fuerte pendiente de la vaguada, se produce el deslizamiento y desprendimiento del terreno desde lo alto de la montaña» cuando se producen lluvias. Sin embargo, asegura que en este proceso «en nada influye el barranco, que dista más de 250 metros en horizontal y 15 metros en vertical». Así, reitera que lo que está ocurriendo en Benillup «no está provocado por la hidrodinámica fluvial del barranco de Caraita, sino por la erosión natural de los terrenos en los que se asienta». Por ello, concluye, «al no afectar ni al dominio público hidráulico del barranco ni a su zona de policía, las medidas señaladas quedan fuera de la esfera competencial» de la CHJ.

Ante esta respuesta, Carles Mulet propone a todas las administraciones implicadas «un pacto para frenar los procesos erosivos» que se están produciendo en Benillup. El senador lamenta que la CHJ «se lave las manos en esta cuestión» y «sitúe al pueblo en lo alto de una montaña, cuando no es así». Insiste en apelar a que las diferentes administraciones «se involucren en un pacto que arroje una solución al problema que viven los vecinos del pueblo, demostrando que en la cooperación y lealtad institucional puede estar el éxito ante una situación tan urgente y que requiere decisiones coordinadas». Compromís, agrega Mulet, exigirá al Gobierno que reconsidere algunas de las afirmaciones de su respuesta escrita, así como que estudie colaborar en la búsqueda de soluciones.