La demanda de alimentos había bajado en los últimos tiempos. Pero el inicio de la pandemia ha dado un giro de tendencia y cada vez son más las familias que recurren a los economatos de Cáritas, u otros servicios similares, porque no tienen medios económicos para cubrir las necesidades básicas.

La covid-19 ha afectado a la economía de muchas familias, ¿cómo repercute esa situación en los economatos?

En el caso del de Alcoy, estamos atendiendo en estos momentos a 283 familias, lo que supone unas 1.200 personas, porque muchas de ellas son numerosas. Esta cifra es notablemente superior a la que teníamos cuando cerramos 2019, que era de 187 familias.

En los últimos años estaba cambiando el perfil de usuarios, y destacaba más el local. ¿Qué perfil hay ahora?

Tenemos familias de todo tipo, pero es cierto que sigue predominando las locales. Gente que tenía trabajo pero poca capacidad de ahorro, y que con la pérdida del empleo o al estar en ERTE no tiene capacidad económica. También hay muchas personas de más de 50 años que se han quedado fuera del mercado laboral, que son mayores para muchas empresas, pero jóvenes para jubilarse.

¿Cree que el número de usuarios seguirá creciendo?

Desde que volvimos a abrir en abril no ha parado de crecer el número de usuarios. Y tenemos que estar preparados, porque esperamos una avalancha a partir de enero o febrero, cuando finalicen los ERTE. Muchos ERTE acabarán en ERE y en despidos, y habrá más gente vulnerable y mayor precariedad.

Esta situación, ¿dificulta la labor de los economatos?

En Alcoy nos encontramos desbordados y hemos pedido ayuda a algunas empresas y a la Asociación Alcoy Industrial.

¿Cuál ha sido la respuesta?

El pueblo alcoyanos siempre ha sido muy solidario. El mismo día en que remití el escrito a Alcoy Industrial, su presidente, Enrique Masià, me contestó diciendo que lo había reenviado a los 150 socios y a 300 personas y entidades más. Estamos muy agradecidos con esta actuación, porque todo esto ha tenido lugar esta misma semana y ya hemos recibido unas 4 ó 5 donaciones tanto económicas como de productos.

¿En qué otro sentido está afectando esta situación sanitaria?

En nuestro caso durante el confinamiento no pudimos abrir, pero preparábamos lotes y Cruz Roja, que tiene mayor infraestructura, los repartía. Yo mismo también realizaba algunos repartos. Pero cuando reabrimos nos dimos cuenta que el local no cumplía con los requisitos para seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Por ello buscamos un nuevo espacio que hemos acondicionado con una entrada y salida diferentes, amplio para que la gente pueda guardar la distancia de seguridad y damos cita previa para evitar aglomeraciones. Esto también nos ha permitido organizar mejor el reparto.

¿Se ha detectado alguna necesidad concreta?

Hemos detectado un incremento de la demanda de los productos de higiene. Es obvio que esta situación nos ha concienciado a todos más sobre la necesidad de, por ejemplo, lavarse las manos constantemente.

¿Hasta dónde se ha tenido que reinventar un servicio como el del economato de Cáritas?

Hasta el punto de que hemos creado una cuenta de Bizum para facilitar las donaciones tanto de particulares como de empresas o entidades.

Y, en estos tiempos tan complicados para todos, ¿cómo se encuentra el voluntariado?

La pandemia ha sacado lo mejor de las personas. Y lo cierto es que ha facilitado el relevo generacional. Hay muchos jóvenes que se han animado a ayudar en el economato de Alcoy. Jóvenes que aprovechan cada rato libre para ofrecer su colaboración desinteresada, de lo cual estamos muy agradecidos.

Las restricciones también han cancelado todas las actividades recaudatorias...

Así es, pero repito que el pueblo de Alcoy siempre ha sido muy solidario, y a diario recibimos donaciones de productos de centros educativos, empresa, colectivos festeros... Estamos muy satisfechos con la respuesta de la gente.