El primer estudio sobre la presencia de nitratos, plaguicidas y otros elementos contaminantes en el cauce del río Serpis acaba de revelar la presencia de mercurio, un pesado metal líquido, en el agua que discurre entre la presa de Beniarrés y la desembocadura.

El diagnóstico, realizado por Miguel Parra, graduado en Ciencas Ambientales por el Campus de Gandia de la Universitat Politècnica de València, no es alarmante porque, según detalla, esas concentraciones de mercurio son bajas y no afectarían a la salud de las personas que pudieran consumir pescado capturado en el río. Lo mismo ocurre con los pesticidas y los nitratos. La concentración de esos elementos, que se ha investigado analizando ejemplares de fauna piscícola capturada y sacrificada, indican que no son preocupantes y están en niveles aceptables. La novedad, sin embargo, es que aparezca mercurio, y es ahí donde se ha querido poner atención.

Miguel Parra, que obtuvo Matrícula de Honor por esta investigación que es su trabajo fin de carrera, contó con la colaboración de otros dos científicos, Francisco Martínez Capel y Daniele Tonina, un investigador italiano que trabaja en la Universidad de Idaho, en Estados Unidos.

Según señala ese estudio, el mercurio, como también la presencia de plaguicidas y nitratos, se observó en distintas concentraciones en los cinco puntos de muestreo, situados en el azud del Cèntim y en los términos de Villalonga, Potries, el Real de Gandia y Gandia.

Con el análisis de los datos, los científicos tienen pocas dudas de que ese metal pesado, que en concentraciones altas resultaría muy perjudicial para salud, procede del vaso del pantano de Beniarrés, en la comarca de El Comtat, y desde allí se va diluyendo a medida que el agua corre por el cauce hasta su desembocadura en Gandia.

Un estudio apunta a la presencia de mercurio en el pantano de Beniarrés

Es lógico. Por una parte, durante décadas la presa del pantano retuvo el agua altamente contaminada que procedía de las industrias y almazaras de aceite de L’Alcoià y El Comtat. Al quedarse estancada, los metales pesados y otros elementos han ido formando un poso en el fondo del pantano que ahora, muy lentamente, acompaña a las corrientes. De hecho hay estudios que señalan que, desde la construcción de la presa, en 1957, se han podido depositar en el vaso del pantano unos tres hectómetros cúbicos de sedimentos a consecuencia de los fangos que arrastran las fuertes crecidas del río. El mercurio, además, está presente en productos que se usaban en industrias textiles, muy presentes décadas atrás en Alcoi y otros municipios de la cuenca alta del río. Lo mismo se puede decir de las muchas papeleras que vertían residuos sin control al cauce.

Ese problema ya se ha solucionado porque en la primera década de este siglo entraron en funcionamiento varias plantas depuradoras de aguas residuales urbanas e industriales en aquella zona. Y también es cierto que son menos numerosas las industrias contaminantes y que las leyes han regulado el uso de determinados elementos perjudiciales para la salud y para la calidad de los ecosistemas.

Colaboración de ayuntamientos

En el estudio, realizado con muestras en el agua y la fauna del Serpis durante el año pasado, el autor señala, al referirse a la presencia del mercurio, que la Administración debería llevar a cabo un análisis de los lodos depositados en el fondo de Beniarrés, «dada la peligrosidad del mercurio para la salud humana y el medio ambiente», y hacer públicos esos resultados.

Para realizar este estudio, los investigadores han contado con el apoyo económico de los ayuntamientos de la Safor por los que discurre el Serpis, una actitud que han querido agradecer.