Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Restos de naranjas y almendras para sustituir al plástico

Un investigador del Campus de Alcoy de la UPV obtiene materiales a partir de desechos agrícolas que se degradan en poco tiempo, con un gran beneficio ambiental y social

Luis Jesús Quiles, investigador del Campus de Alcoy de la UPV. | INFORMACIÓN

Los plásticos presentan el problema de ser materiales que generan un gran volumen de residuos que es casi imposible eliminar porque pasa mucho tiempo hasta que se degradan, pero al mismo tiempo son un elemento tan común en la vida diaria actual que no puede detenerse su producción. Por ello, urge en buena medida el hallazgo de alternativas que permitan seguir disponiendo de todos los elementos fabricados con plásticos de una manera mucho más sostenible. En este sentido, los componentes naturales son una vía muy interesante.

Luis Jesús Quiles, investigador del Campus de Alcoy de la Universitat Politècnica de València (UPV), trabaja en ese objetivo, y ha obtenido ya materiales capaces cuyos restos se degradan en muy poco tiempo, en espacios que oscilan entre el mes y los dos años, y que se desarrollan a partir de elementos tan aparentemente mundanos como cáscaras de almendra y pieles de naranja. Estos restos agrícolas, a los que apenas se da uso y que son abundantes en nuestro entorno, se perfilan como una de esas alternativas para seguir contando con objetos tan cotidianos como envases, envolturas de alimentos y todo tipo de artículos de uso diario, o para servir de componentes para industrias que trabajan con plásticos.

Recogida de almendras en el interior de la provincia. | DAVID REVENGA

Graduado en Ingeniería Mecánica en el campus alcoyano, donde posteriormente cursó también el máster en Ingeniería, Procesado y Caracterización de Materiales, Quiles trabaja ahora en su proyecto gracias a una beca postdoctoral, en la que ha conseguido la mejor puntuación de toda la UPV. El investigador cuenta que la obtención de nuevos materiales para la fabricación de plásticos le despertaba mucho interés, dado que «hay una gran problemática» en torno a los residuos. Por ello, explica, «me metí en los tipos de plástico, a ver qué podía hacer».

Los desechos agrícolas como las pieles de naranja y almendra, y también las de algarroba, tienen un importante potencial en este sentido. «Su tiempo de degradación es más corto, son muy fáciles de conseguir y además se les pueden extraer principios activos que hagan más eficiente el plástico». Quiles pone como ejemplo al respecto las propiedades antioxidantes y la resistencia de las pieles de naranja, que permitirían prescindir de químicos industriales y lograr «la máxima eficacia ambiental». Además, el empleo de esta materia prima supone «aplicar la economía circular», en tanto que se aprovecha lo que para la agricultura y la industria alimentaria presentes en el entorno es un residuo y, al mismo tiempo, el material resultante es a su vez materia prima para otra industria con una gran implantación en la zona, la del plástico. Así, ese residuo «pasa de ser un problema a revertirlo en la sociedad».

Disponible a medio plazo

El empleo de cáscaras y pieles es asimismo un gran acicate para que los plásticos fabricados a partir de materiales de rápida degradación puedan abaratar su coste, algo que hoy por hoy constituye uno de los grandes contratiempos para dejar de depender tanto de los derivados del petróleo. También supone un incremento de la calidad del material plástico final por las cualidades de la materia prima, y además podría aplicarse tanto para la fabricación de productos como para otros sectores.

Así, de la misma forma se podrían fabricar maceteros, recipientes o envases, aunque «tiene aplicación en cualquier industria del plástico», incluso en la del automóvil. Otra cualidad significativa es que «el uso de residuos de naranja permite que el plástico tenga coloración», en concreto una tonalidad parecida a la de la madera. Quiles destaca, al respecto, que «en algunas industrias esto puede ser favorable».

Estos materiales derivados de residuos agrícolas ya serían susceptibles de utilizarse, aunque sobre su uso generalizado el investigador apunta que «queremos intentar una manera rápida de poder aprovechar esos residuos». El objetivo es que se vayan implementando en la industria a partir de 2025. De hecho, hay contactos con empresas para poder ir comenzando con productos básicos como los maceteros. Esto entronca con el objetivo global de eliminar el plástico derivado del petróleo para el año 2030.

Quiles destaca el «beneficio social» de esta investigación en diferentes aspectos, y confía en que «se pueda aplicar en la industria» en un plazo relativamente corto. También incide en que este trabajo es «una línea prometedora para el futuro en que vamos a vivir». A nivel personal, además, destaca el «gran empuje» que le supone para su carrera como investigador.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats