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Los fieles usuarios del tren Alcoy-Xàtiva

La pandemia es lo único que ha podido romper el aumento de viajeros de años anteriores pese a la precaria infraestructura y el escaso servicio

Tren saliendo de la estación de Alcoy hacia Xàtiva y València. JUANI RUZ

Un transporte en la eterna cuerda floja. Las aceptables cifras de viajeros de la línea férrea Alcoy-Xàtiva han sido claves para que siga abierta 36 años después de salvarse a última hora de la clausura y de la escasa atención que ha recibido en todo este tiempo.

El ferrocarril Alcoy-Xàtiva es visto por algunos como una infraestructura obsoleta, pero para otros es una superviviente. La línea se encuentra en un permanente estado de precariedad desde diciembre de 1984, cuando la Generalitat evitó su cierre a última hora asumiendo los costes del déficit de su explicación. Hace ya más de una década que el gobierno autonómico no sufraga ese gasto, y sin embargo eso no ha impedido que el trazado se mantenga abierto, pese a haber otros factores en contra. La fidelidad de los viajeros ha sido quizá una de las principales claves para ello.

Los datos de pasajeros de las líneas de media distancia de la Comunidad Valenciana que el Gobierno ha facilitado al senador de Compromís Carles Mulet en una respuesta parlamentaria muestran cómo la pandemia de coronavirus ha sido lo único que ha podido romper la tendencia al alza de años anteriores en el número de usuarios. Entre enero y noviembre de 2020 utilizaron el tren Alcoy-Xàtiva 49.600 personas, frente a 132.900 en todo 2019. El descenso es el más acusado de todos los trayectos ferroviarios de este tipo el territorio autonómico en términos porcentuales. Las cifras de viajeros han tenido algunos altibajos a lo largo de la última década, moviéndose entre el máximo de 173.900 de 2012 y los 111.500 que se registraron cinco años después. Sin embargo, nunca en época reciente se había registrado un dato tan bajo que, además, ha venido después de varios incrementos en el uso del tren.

Estado de la infraestructura a la altura de Agres. JUANI RUZ

Junto con las consecuencias que el coronavirus ha tenido sobre los desplazamientos y las formas de realizarlos hay que considerar la supresión de servicios que se produjo al inicio de la crisis sanitaria, en marzo de 2020, y que no se ha revertido. Un año después, por la línea circulan tres trenes por sentido, frente a los cuatro de antes, dejando al margen los recorridos extra de los viernes. Hay que recordar, en este sentido, que el tercer trayecto se restableció a finales de noviembre pasado, y que los horarios vigentes hasta entonces podían no ser del todo atractivos para muchos potenciales usuarios. Estos factores han resultado determinantes para los pobres datos de viajeros, aunque cabe señalar que todas las líneas férreas se resintieron en 2020 debido a la pandemia.

Cifras de pasajeros como los citados 132.900 de 2019 pueden interpretarse como un mérito, teniendo en cuenta aspectos como que el trazado es en vía única sin electrificar, con carriles que datan de hace más de 90 años en algunos puntos, y que en los 64 kilómetros de trayecto hay un solo punto donde pueden cruzarse dos trenes. La dejadez de las estaciones, la mayoría de las cuales son apeaderos a semejanza de una parada de autobús, es otro factor en contra, junto con la escasez de servicios diarios, antes incluso de la crisis sanitaria, y la tardanza de las mejoras que se han anunciado.

Aun así, el flujo de viajeros en estaciones como las de Alcoy, Cocentaina y Agres se mantiene. Por ello, a lo largo de estos ya 36 años de continua precariedad en que se halla esta línea, surge de forma recurrente la duda de si una modernización en profundidad acarrearía un mayor incremento del uso. Las cifras de viajeros de la última década, cuanto menos, no parecen indicar que fuera a ocurrir lo contrario.

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