Cocentaina se rindió a la Mareta por encima de la pandemia de coronavirus. Aunque adaptándose a las especiales circunstancias de este momento, la localidad conmemoró la festividad de su patrona, la Virgen del Milagro, con la misma devoción de cualquier otro 19 de abril. La población pudo mostrarle públicamente el gran fervor que le profesa, cosa que el año pasado no fue posible debido al confinamiento, y de alguna manera pedirle por el regreso de la normalidad a la mayor brevedad.
Este 501 aniversario del Milagro de la Virgen se celebró de manera similar a la de un año en circunstancias normales, con la declamación de una Súplica a la patrona y la ofrenda floral de devotos y camareras, pero en el interior de la iglesia de Santa María, con aforo restringido y distancia de seguridad entre los presentes, en todo momento con mascarilla salvo la oradora de la Súplica, la joven contestana Celia Torregrosa Picón, en el momento de realizar la plegaria. Además, el traslado del icono de la Mareta hasta la parroquia desde su monasterio, en el recinto del Palau Comtal, se llevó a cabo el domingo y sin que fuera un acto procesional, es decir, instando de manera explícita a los vecinos a no sumarse al recorrido. No obstante, sí pudo seguirse desde ventanas, balcones y portales, al realizarse en todo caso de manera pública.
En la Súplica, de contenido íntegramente devoto y sin hacer mención al especial contexto en que se hacía la festividad, Celia Torregrosa recordó que la Virgen del Milagro es «el faro que ilumina» Cocentaina, y «madre que guía por la senda del amor». El icono de la patrona permanecerá en la iglesia hasta el próximo sábado 24 de abril.
