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La Font Roja limitará el acceso de visitantes para evitar daños en el entorno

El parque recibió el año pasado a cerca de 35.000 personas pese a las restricciones de movilidad - La presencia de ciclistas es también constante

Vehículos, en el aparcamiento del parque natural de la Font Roja, el pasado verano. Juani Ruz

La dirección del parque natural de la Font Roja prevé limitar el acceso de visitantes para evitar que una presencia excesiva de personas suponga una sobrecarga que pueda causar daños en el entorno. La medida se aplicaría al menos de manera puntual, en fechas concretas en las que suele haber una mayor afluencia, de manera similar a como ya se ha hecho desde 2020 pero como algo ya sistemático. No obstante, todavía no se ha definido una manera concreta de llevarlo a cabo, y se está a la espera, en este sentido, de que la Conselleria de Medio Ambiente publique una directriz de control de accesos a los parques naturales, ahora en elaboración.

La problemática de la sobrecarga de visitantes en determinados momentos fue una de las cuestiones abordadas en la reunión del Consejo de Protección del parque, hace unos días. En este encuentro, celebrado de manera telemática, el director de la Junta Rectora del espacio natural, Jordi Tormo, indicó que el año pasado 34.811 personas acudieron a la Font Roja. Son apenas 2.600 menos que en 2019, cuando no había restricciones de movilidad; además, hay que tener en cuenta los dos meses de confinamiento, por lo que, en la práctica, la afluencia al parque en 2020 ha sido en realidad mayor. Además, incide Tormo, la cifra real de visitantes puede ser mayor puesto que mientras el centro de recepción estuvo cerrado «no se contabilizaron». Esto, añade, evidencia los problemas de masificación que se producen en ocasiones.

El director de la Junta Rectora explica a este periódico que la limitación a la movilidad en 2020 propició un aumento de las visitas a la Font Roja, lo cual en sí es positivo puesto que contribuye a conocer el parque y su valor ambiental, pero al mismo tiempo supone un problema por ser un espacio pequeño y con un único acceso por carretera. Además, «se nota más la presencia de un perfil de gente que no es excursionista habitual y no tiene el mismo grado de respeto por el medio», lo cual complica más la cuestión. El cierre del acceso ya se aplicó esta Semana Santa, tan pronto se llenó el parking del santuario, único lugar del parque donde está permitido estacionar. Existe el temor, en este sentido, de que la situación pueda repetirse en las próximas fechas señaladas.

Otro aspecto que preocupa es el de los ciclistas, que tienen prohibido circular por el interior del parque pero cuyo acceso es mucho más difícil de controlar. A diferencia de coches y motocicletas, que tienen una única carretera para llegar, las bicicletas pueden entrar a través de muchos caminos, y tanto desde Alcoy como desde Ibi. Para incidir en la concienciación sobre esta cuestión, también sobre la masificación en general, se prevé mejorar la señalética o intensificar las campañas.

Por otra parte, en la reunión del Consejo de Protección también se abordó el problema de los arruís y muflones y los daños que generan en la flora. Hay ahora mismo en torno a 228 animales, población que tratará de controlar.

Permuta de dos pozos de nieve entre Alcoy e Ibi

Los Ayuntamientos de Alcoy e Ibi han iniciado el proceso para permutar las cavas de Coloma y Simarro, que se encuentran en una curiosa situación: cada una es propiedad de un consistorio pero se encuentra en el término municipal opuesto. Además, el Consejo de Protección destaca la recuperación de diferentes lugares del parque y la próxima elaboración de un Plan Director de Bienes Culturales del espacio.

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