El equipo de gobierno de Alcoy ha vuelto a negar que el autobús urbano vaya a dejar de pasar por el casco histórico y barrios como la Zona Alta, e insiste en que lo único que se ha planteado es una modificación de recorridos en fin de semana pero sin quitar servicio a estas áreas. Además, añade que no hay nada definitivo en este aspecto y que se trata tan solo de una propuesta que se planteará la próxima semana en el proceso participativo que hay ahora mismo abierto para decidir una remodelación integral de la red.
El concejal de Movilidad, Jordi Martínez, se pronunció ayer de nuevo sobre este asunto, apenas una semana después de que rechazara que se planteara dejar sin autobús urbano al centro histórico y la Zona Alta. El pasado 8 de junio se presentaron en el registro municipal 1.932 firmas exigiendo que se mantenga el paso del transporte público por las calles San Nicolás y San Lorenzo. Esta recogida de apoyos fue iniciativa de vecinos y comerciantes de la zona, que denuncian además que la reciente peatonalización de estas vías les genera perjuicios y se ha realizado sin suficiente consenso.
Martínez reiteró que lo único que hay por el momento sobre este asunto es una propuesta, que se planteará previsiblemente el próximo lunes a asociaciones de vecinos, trabajadores de la empresa concesionaria y alumnos de los institutos de Alcoy, en el proceso participativo que se sigue para decidir si se modifica el recorrido de los autobuses urbanos, de cara a una nueva contrata. De producirse finalmente cambios, además, sería a partir de julio de 2022, cuando vencerá la prórroga de un año que está previsto aprobar el mes que viene.
Una de esas modificaciones que prevé plantear el equipo de gobierno, como ya publicó este periódico, es la de establecer rutas alternativas en el centro los fines de semana, mediante microbuses, evitando las calles San Nicolás y San Lorenzo para que esos días sean completamente peatonales. El edil de Movilidad detalló además ayer que el recorrido alternativo se haría, además de por la calle Casa Blanca en un sentido y por San Jaime en el otro, a través de la plaza Ferrándiz y Carbonell, donde está el campus de la Universitat Politècnica de València. Asimismo, indicó que se daría servicio al cementerio municipal, fusionando las actuales líneas 4 y 5, la última de las cuales solo funciona ahora en fin de semana.
Entre semana, la red urbana seguiría casi como ahora, tan solo acercando la línea 1 al colegio La Salle y la 2 al instituto Andreu Sempere. Además, volvió a señalar que se crearía una «bolsa de horas» para realizar de forma experimental nuevos recorridos, y fijarlos si tuvieran demanda. Por lo demás, el transporte urbano se mantendría tal cual ahora, de manera que, recalcó, «a pesar de la peatonalización todos los autobuses pasarán por el centro y por todos los barrios» de la ciudad.
La posibilidad de eliminar los autobuses del centro, según Martínez, fue una propuesta planteada en una anterior reunión por la plantilla de la empresa, y de eso, dijo, «el PP ha hecho un uso partidista». El concejal lamentó los «bulos» lanzados sobre el tema y consideró que «hay quien por desmerecer la peatonalización ha planteado que quitaremos el autobús». Asimismo, defendió el modelo actual de red urbana porque ha ganado 227.000 viajeros en siete años, a la vez que su coste se ha reducido en más de 500.000 euros.
