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Los municipios pequeños alertan de la burocracia para acceder a ayudas

Alcaldes y concejales inciden en la dificultad de los trámites y en la complicación para llevarlos a cabo por la falta de personal - La rigidez de las subvenciones y el escaso conocimiento de las localidades por la Administración es otro factor

Dos vecinas de Fageca observan a otros habitantes de la localidad, este viernes. | JUANI RUZ JUANI RUZ

Los municipios de pequeño tamaño en riesgo de despoblación alertan de la excesiva burocracia con la que a menudo se topan a la hora de acceder a algún tipo de ayuda o realizar trámites como la creación de empresas, y en las consecuencias que eso puede tener sobre la demografía y la dinamización económica. En general hay una cierta satisfacción con la concesión de subvenciones, en lo que a cuantía se refiere, pero sí se echa en falta que no se pongan medios para agilizar los procesos, así como un mayor conocimiento del territorio y de su realidad para darles una salida rápida.

Una persona camina por Sella, arriba, y dos de los ocho núcleos urbanos de la Vall de Gallinera. | D. REVENGA / J. RUZ

La rigidez de los criterios a la hora de aplicar políticas de ayuda contra la despoblación ha saltado a la esfera pública tras la reflexión que el alcalde de Bolulla, el popular Adrián Martínez, compartió hace unos días en las redes sociales. El primer edil cuestionó que el municipio, que cuenta con 420 habitantes, no entre en el grupo de localidades consideradas en riesgo de despoblación, pese a que la media de edad de sus vecinos es elevada y hacer que la escuela se mantenga abierta supone un esfuerzo continuo. Pero además, denunció que esa no inclusión entre los municipios en riesgo de despoblación impide acceder a determinadas ayudas.

Dos de los ocho núcleos que componen el municipio de la Vall de Gallinera, entre cerezos en flor. JUANI RUZ

«¿Hace falta que un municipio se hunda para que la administración empiece a ofrecer ciertos servicios o subvenciones?», se preguntó el regidor de Bolulla. Otros alcaldes y concejales no son tan críticos, pero al mismo tiempo comprenden estas quejas y hacen hincapié en las dificultades burocráticas en el acceso a ayudas, así como en que no se tengan en cuenta las condiciones especiales de las localidades con poca población y, por ende, pocos recursos, para facilitar las gestiones. Y también, en que la escasez de personal lo complica aún más.

Un hombre contemplando el casco urbano de Quatretondeta. JUANI RUZ

El alcalde de Fageca, el socialista Ismael Vidal, señala que «la burocracia ralentiza todo, y lo tenemos más difícil porque hay que hacerlo todo con una sola persona». Además, critica los plazos que en ocasiones tienen las ayudas públicas: «Nos encontramos resoluciones tardías por parte de la administración, y luego tienes que darte prisa para justificar la subvención», para temas como la realización de actividades culturales o de dinamización social. En su opinión, deberían simplificarse estas cuestiones, porque a veces «te encuentras con una burocracia estéril, que desmoraliza».

Vidal alude a ejemplos como que «no puede ser que para una subvención de 250 euros te pidan nueve papeles», o que el sistema de ayudas sea muy rígido, «con todo marcado y pautado». «A mí no tienen que decirme qué necesidades tenemos», agrega. Y también lamenta que no haya una atención especial para fomentar la puesta en marcha de proyectos emprendedores con rapidez. Cita el caso de una iniciativa para instalar una quesería, la cual, por carecer el municipio de Plan General urbanístico, se está dilatando en el tiempo. «Si ya es difícil emprender, tienes además estos hándicaps», insiste. Por ello, cree que se deberían «simplificar procesos y acortar tiempos». Y alude asimismo a la conveniencia de una «fiscalidad diferenciada» que tenga en cuenta las particularidades de los municipios pequeños.

La rigidez de criterios a la hora de planificar las ayudas es también un aspecto que señala el primer edil de Quatretondeta, Francisco Picazo, de Compromís. «Sacan una serie de subvenciones y te tienes que amoldar eso», critica. «Debería ser al revés», considera, de manera que los municipios pudieran destinar ese dinero a proyectos que les resultaran necesarios, algo que, además, supondría «un ahorro». También incide en la dificultad de sacar adelante las correspondientes tramitaciones por la escasez de personal. En este caso, el Ayuntamiento cuenta con un único administrativo, a quien la carga de trabajo le hace muy complicado preparar las solicitudes de ayudas.

Por esta razón, Picazo valora especialmente la figura de los agentes de desarrollo local (ADL) que la Agenda Avant contra la despoblación de la Generalitat ha puesto a disposición de los municipios. Señala que se trata de profesionales «muy eficientes, que están a nuestro lado y son de mucha utilidad» precisamente para el acceso a líneas de subvención. Así, suponen una descarga para el administrativo municipal, con el añadido de que tienen un buen conocimiento del sistema y de la burocracia a seguir. En líneas generales, el primer edil de Quatretondeta muestra también una «buena impresión» con el funcionamiento de la Agenda Avant.

REACCIONES

«No puede ser que para una ayuda de poca cuantía te pidan tantos papeles como te piden»

«Sacan una serie de subvenciones y te tienes que amoldar a eso, cuando sería más eficiente al revés»

«Una solución podría ser habilitar una suerte de oficina específica para municipios pequeños»


Adelantar las subvenciones

El problema con las ayudas puede no ser solo las dificultades para pedirlas, sino también la tardanza en cobrarlas. Así lo señala el alcalde de Benifato, el popular David Blanes, quien advierte de que en algunos programas el municipio debe ir sufragando los gastos hasta que recibe la ayuda, y eso se hace a menudo «muy difícil de soportar». Por eso, considera que «estaría bien que avanzaran las subvenciones», con el requisito de «tener que justificarlas después». También destaca que hay ayudas que «por nuestro presupuesto, no podemos pedir», si no contemplan el 100% o casi del total de la inversión, por la misma escasez de liquidez en caja.

Blanes coincide en que «cada vez piden más papeles, y apuran más los plazos, lo que complica la realización de solicitudes. «Con más tiempo, se podría hacer más fácilmente» aun con el poco personal. A su juicio, «en las administraciones hay poca representación de los ayuntamientos pequeños», y eso hace que a menudo su realidad y sus necesidades se desconozcan con suficiente precisión. Aun así, recalca que «toda piedra hace pared», y que cualquier aportación siempre es bien recibida, como los 10.067 euros que han correspondido a Benifato en el Fondo de Cooperación de la Generalitat contra la despoblación. El alcalde estima que el Consell «escucha» a los municipios en este sentido. En total, como publicó este periódico el viernes, 30 municipios de la provincia se han beneficiado de 480.000 euros.

Esa ayuda no ha llegado a Sella, cuya población se encuentra estable en torno a las 580 personas desde hace algunos años. Pablo Giménez, concejal del equipo de gobierno por una formación local independiente, pese a todo valora la iniciativa, «porque es la primera vez que se tiene en cuenta» y «el futuro de amplias zonas de la Comunidad está comprometido». Eso sí, corrobora también que «todo lo que viene de València tiene una burocracia excesiva», por lo que «al final es una locura».

Giménez recuerda, al respecto, que en estos ayuntamientos «no hay apenas personal», y los políticos son «voluntarios», que con frecuencia no se desenvuelven bien en cuestiones técnicas. En su opinión, «una solución podría ser habilitar una especie de oficina» específica para los municipios pequeños, «que permitiera ser mucho más ágiles», y que contara con «técnicos que conocieran la realidad de los pueblos, porque es muy importante la sensibilidad».

Atención a las particularidades de cada municipio

El conocimiento de las características concretas de los municipios por parte de las administraciones superiores también es un aspecto básico, tal y como señala Maria Josep Puig, concejal de la Vall de Gallinera. El municipio tiene 527 vecinos, pero repartidos en ocho pueblos. Por eso, «si pedimos dos veces una misma subvención, no es un capricho; aquí no hay un consultorio médico, sino cinco». Reitera que «hay muchas dificultades burocráticas, y no tenemos personal técnico». Se muestra satisfecha con las ayudas a la despoblación, ya que «este año hemos recibido 25.000 euros, y el año pasado pudimos comprar los terrenos para hacer la nueva escuela». Sin embargo, cree que se podría trabajar para dar a los municipios más pequeños «más opciones de financiación».


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