Faltan pocos minutos para las tres de la tarde y el único andén de la estación de Alcoy va poblándose poco a poco de viajeros, que hacen que la terminal deje de hacer un dudoso honor a esa denominación. En breve llegará un tren procedente de Xàtiva, que casi inmediatamente después saldrá otra vez en dirección a esa localidad y a València. Conviene ser puntual para no perderlo, porque es el último de la jornada, ya no hay más. Después de las 15.18, el único momento del día en que, de lunes a jueves y en sábado, el lugar no parece una instalación fantasma es cuando llega el último tren de València, a las 19.11.

Tan solo los viernes sale otro tren hacia València a las 19.40, y los domingos a las 18.15. Son el recuerdo de que, hasta el inicio de la pandemia de coronavirus, de lunes a viernes había cuatro frecuencias por sentido y tres los fines de semana. Transcurridos ya dos años desde entonces, y con la rutina diaria y la movilidad en una normalidad casi plena, los usuarios muestran su hartazgo por el recorte de un servicio que ya de partida era muy escaso, impropio a su juicio de un entorno con una densidad de población alta y bastante trasiego de personas. Además, lamentan las malas condiciones de la vía, por la que los trenes, ya un tanto antiguos y ruidosos, van dando continuos bandazos.

Eduardo Serrano espera el tren para ir a Xàtiva, donde hará transbordo para seguir hasta Albacete. Lleva tres años viviendo en Alcoy y asegura que no se explica "cómo no hay mejores combinaciones" siendo una ciudad de casi 60.000 habitantes. A su lado, Dino, que vuelve a València tras haber acudido a Alcoy por trabajo, considera que la línea está "abandonada" y que "si no terminas pronto, no puedes salir hasta mañana". Opinión similar es la de Pablo Segovia, un joven de Ontinyent que estudia en el campus alcoyano de la Universitat Politècnica de València: "Cuando tengo que hacer algo por la tarde tienen que venir a buscarme; Alcoy es una ciudad importante, debería estar mejor comunicada".

Los estudiantes son un colectivo significativo entre los viajeros. Aida Richart, de Xàtiva, no tiene más alternativa para desplazarse. "Tengo que salir de clase y venir corriendo, porque si no, no llego". Critica que no se haya repuesto, después de dos años, el tren de última hora de la tarde, porque "lo cogía mucha gente, más que el que viene a primera hora de la mañana; había poco servicio, pero ahora hay menos, está todo más incomunicado". Ella es usuaria habitual de la línea, al contrario que Carmen, que estudia en València y a la que habitualmente llevan en coche hasta Xàtiva: "Casi no hay trenes y además es muy lento", argumenta.

El tren viene de València con algo de retraso, como es lamentablemente habitual, y mientras tanto varias viajeras más se animan a explicar su punto de vista. "Claro que nos afecta el recorte", asevera Tina, "porque para poder desplazarte tienes que comer pronto y echar a correr, para llegar a tiempo aquí. Usaríamos más el tren si pudiéramos". Fátima, por su parte, es rotunda al incidir en que "hay pocos trenes" y por eso no lo utiliza mucho, mientras que Alba coincide en que "deberían poner más trenes para dar más margen. Hay que venir corriendo para no perder este". Y no entiende que no haya más, porque "hay días que va lleno, sobre todo los viernes". Vive en València, pero viene a menudo a ver a su pareja. "Alguna vez he llegado tarde y me han tenido que llevar", señala.

Al final, el tren llega a las 15.16, doce minutos más tarde de lo previsto. La treintena de personas que esperaba en el andén sube al automotor, mientras una cantidad similar baja de él. El maquinista y el interventor tienen el tiempo justo para salir e ir al otro extremo del convoy, que volverá a salir hacia València a las 15.20, dos minutos después del horario oficial. La ocupación puede parecer cuantitativamente baja, pero resulta más que significativa teniendo en cuenta la precariedad en la que lleva instalada esta línea desde hace ya 38 años, y que Alcoy es uno de sus extremos.

Temor constante al cierre

El deficiente estado de la línea Alcoy-Xàtiva y la escasez del servicio es un problema estructural, instalado en el debate público local y comarcal, desde que en 1984 se anunció su cierre, finalmente evitado in extremis. El miedo al cierre ha sido constante desde entonces, pero los recortes tras la pandemia y la anunciada clausura de la línea convencional Aranjuez-Cuenca-Utiel han hecho que el temor cobre más fuerza, hasta el punto de hacer resurgir movimientos en defensa del ferrocarril que llevaban un tiempo parados.

Miembros de la Colla Ecologista La Carrasca, una de las entidades que integran la plataforma Salvem el Tren de l'Alcoià-Comtat, durante una reunión. JUANI RUZ

La plataforma Salvem el Tren de l'Alcoià-Comtat, creada en la década de 1990, ha incrementado notablemente su actividad en los últimos meses. En opinión de su portavoces, mantener el recorte aplicado hace dos años "es una muestra más de la falta de inversión en los servicios públicos". "No hay ninguna justificación a quitar trenes por la pandemia; al contrario, lo que se consigue es que los pocos que hay vayan más llenos". A su juicio, este panorama puede hacer que los usuarios den la espalda al ferrocarril y eso se utilice "como argumento para cerrar la línea en el futuro".

La entidad apela a que se lleve a cabo la anunciada renovación de la vía, porque "la renovación de la infraestructura, y también del material móvil, haría que subiera su uso; ahora están que da pena y, sin embargo, la gente usa el tren", recalcan sus representantes. Sin embargo, lamentan que la obra "va para muy largo". Han pedido formalmente al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) que les informe de los plazos previstos, aunque aún no les han respondido. Lo que sí se está haciendo ya es la instalación del Bloqueo de Liberación Automática en Vía Única, un sistema que mejorará de forma notable la seguridad en la línea.

Salvem el Tren está organizando excursiones por el entorno de la línea como una forma de reivindicar mejoras y también poner de relieve su utilidad para actividades de ocio, pero desde la plataforma insisten en que "queremos un tren que sea útil y eficiente para el día a día". Y recuerdan que, si bien "la gente se ha movilizado cuando ha habido peligro de cierre inminente, lo que hay que hacer es estarse moviendo continuamente y pedir mejoras, no esperar a que la situación sea muy mala".