Las lluvias que se vienen produciendo de manera persistente desde hace más de una semana han agravado el riesgo de que se produzca un gran derrumbe en el barranco que discurre junto al casco urbano de Benillup, que amenaza cada vez más a las viviendas. Los vecinos y el Ayuntamiento denuncian que estas últimas jornadas se han producido nuevos deslizamientos de tierra, que han afectado ya a los bancales de cultivo situados en la misma trasera de las casas del Carrer Nou de la localidad, por lo que urgen a las administraciones a reaccionar antes de que se produzcan daños materiales graves o incluso personales.
El barranco de Caraita discurre por el lado oeste de Benillup, pero a una cota mucho más baja, formando un cañón. El suelo de la zona es muy arcilloso, por lo que la erosión producida por el agua viene haciendo desde hace ya décadas que la ladera vaya poco a poco desmoronándose, acercando cada vez más el terraplén a las casas de las calles Ravalet y Nou y la Plaça de l'Església. Sin embargo, la situación se volvió mucho más preocupante a partir de 2004, cuando un episodio de lluvias similar al actual en cuanto a precipitación acumulada causó un gran derrumbe que dejó aún más próximas las viviendas al abismo.
Desde entonces, tanto el Ayuntamiento como los vecinos han insistido en pedir a las administraciones superiores que tomen medidas para consolidar la ladera y evitar más deslizamientos, sin éxito aún.
En el Carrer Nou, el desnivel se ha "comido" ya todos los bancales de cultivo aterrazados había en el margen del barranco, y llega ya al mismo nivel de las casas, a apenas 20 metros de su fachada trasera y dentro de las propias fincas, en espacios tradicionalmente utilizados como zona de cultivo o como patio. Las precipitaciones de estos días están provocando mucho miedo entre el apenas centenar de vecinos de esta localidad de El Comtat, como explica Manuel Seguí, vecino y juez de paz. "Estamos desde 2004 igual, y todo son buenas palabras [por parte de las instituciones], pero hechos, ninguno. Parece que quieran ver el pueblo en el fondo del barranco", se lamenta indignado.
Seguí cuenta que desde que comenzó este temporal y con él vinieron los deslizamientos "no dormimos tranquilos". Desde que comenzó este episodio de lluvias a mediados de la semana pasada se han recogido ya más de 460 litros por metro cuadrado, y las precipitaciones aún caerán previsiblemente durante al menos otra semana, por lo que los vecinos temen que la situación todavía se complique más.
El juez de paz, teme, además, una vez que la tierra arcillosa se seque se cuartee rápidamente y los trozos vayan cayendo barranco abajo, por lo que insiste en exigir que alguna autoridad competente tome medidas. Una de las pocas precauciones que han tomado los vecinos es la de plantar árboles y chumberas casi en el mismo margen del desnivel, para tratar de evitar los derrumbes, pero esa solución, además de ser transitoria, no siempre ha funcionado.
También Joan Ángel Ferrando, cuya casa es una de las más afectadas, insiste en que los vecinos "necesitan una solución urgente, ahora más que nunca", y recuerda que "las administraciones deben preocuparse de solucionar los problemas de la gente, invertir en los pueblos y garantizar su futuro". Y recuerda que un municipio como Benillup carece por sí solo de los recursos económicos necesarios para acometer una obra de envergadura. De la misma opinión son Ana Seguí y María Jesús Doménech, quienes lamentan que "ves cómo el terreno se va desprendiendo, se va desprendiendo... y ves que llegará a las casas y no hacen nada". Doménech, que era concejal cuando se planteó el problema por primera vez como una amenaza en 2004, recuerda que ya entonces pidieron alguna ayuda, sin éxito.
Las casas directamente afectadas son 14, pero los vecinos temen que a modo de efecto dominó termine habiendo derrumbes en todo el pueblo. El Ayuntamiento se ha dirigido de manera insistente desde 2004 a la Generalitat y la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), pero la respuesta no ha sido satisfactoria; de hecho, este último organismo se desentendió del problema a finales de 2020 a través de una respuesta parlamentaria.
El alcalde, Javier Navarro, recalca que "se debe actuar ya", ante las dimensiones que está alcanzando el problema. "Tenemos miedo de que llegue a las casas", reitera. La Diputación prepara un proyecto para consolidar la ladera, para presentarlo a una línea de ayudas de fondos europeos. La idea es, además de un talud de protección, canalizaciones para drenar el barranco y evitar que el agua se filtre en la ladera. Navarro confía en que pueda llevarse a cabo, pero insiste en que la espera puede llevar a que antes de intervenir ocurra un incidente grave.
