Los barracones que han conformado el colegio público El Bracal de Muro han comenzado a desaparecer después de 14 años. La Conselleria de Educación ha comenzado esta semana a desmontar unas instalaciones provisionales que, debido a los continuos retrasos que ha ido sufriendo el proyecto de construcción del nuevo colegio, habían acabado por convertirse en un elemento más del paisaje urbano de la localidad, aunque no estimado, por lo que suponía. Prácticamente toda una generación de niños y jóvenes de la localidad ha cursado toda su etapa escolar de Infantil y Primaria en unos módulos que en apenas unos días pasarán definitivamente a la historia.

La retirada de las aulas prefabricadas termina de despejar cualquier posible atisbo de duda acerca de si el nuevo curso comenzaría ya en el nuevo colegio, cuyas obras finalizaron la pasada primavera y que el Ayuntamiento ya ha recepcionado de manera provisional. El desmantelamiento de los barracones es la garantía implícita de que el ciclo educativo 2022-2023 se iniciará en las instalaciones nuevas, ubicadas en el mismo solar donde se encontraba el centro antiguo, que fue desalojado en 2008 tras detectarse problemas de aluminosis y posteriormente demolido. El alcalde, Gabriel Tomás, explica que está previsto que los trabajos para despejar el solar donde han estado los módulos durante 14 años, en el extremo opuesto de la población a la ubicación original del colegio, se prolonguen hasta finales de mes.

El primer edil señala que la Conselleria no había avisado del inicio de las tareas de desmantelamiento de los barracones, por lo que ha supuesto una sorpresa "muy agradable" para el Ayuntamiento, así como para la comunidad educativa y los vecinos en general. "Esta pesadilla llega al final", asegura. Las aulas prefabricadas "formaban ya parte del paisaje del pueblo" por el tiempo que llevaban instaladas, pero eso, recalca, "es una barbaridad". Y recuerda que se pueden contar por centenares los mureros, algunos de ellos ya adultos, que a lo largo de 14 años han tenido que estudiar "en condiciones penosas", en unos barracones que en más de una ocasión han dado problemas de filtraciones o mal aislamiento, entre otros, más allá del inconveniente que su sola existencia supone ya de por sí.

El solar donde han estado los módulos es municipal, y ahora se le podrá dar un uso. Una de las opciones que se barajan, según el alcalde, es la construcción de un parque, y que en él haya algún elemento que recuerde la lucha por tener un colegio nuevo durante 14 años. Asimismo, la intención es que el mobiliario de las aulas prefabricadas que pueda aprovecharse se reparta entre asociaciones y colectivos de la localidad.

El Bracal es el mayor de los colegios públicos de Muro, con unos 550 alumnos, de los cuales alrededor de 400 son de Primaria y el resto de Infantil. El curso escolar en las nuevas instalaciones, que han supuesto una inversión de 5,3 millones de euros, comenzará el 12 de septiembre. Ese mismo día, previsiblemente, se firmará también el acta definitiva de recepción, poniendo así el cierre definitivo a "la etapa más oscura de la educación en el municipio". Se estudia la posibilidad de hacer unas jornadas de puertas abiertas el fin de semana previo, para que todos los vecinos puedan conocer el centro.