Alcoy revive este fin de semana la época que supuso su gran despertar como ciudad, con el desarrollo de la industria y la enorme transformación urbana y social que eso trajo consigo. La Feria Modernista ha iniciado este viernes sus actos centrales, con el correspondiente pregón en la plaza de España, el posterior pasacalles hasta la plaza de Ferrándiz y Carbonell y una demostración de baile, que ha imbuido las calles en un ambiente que recuerda a aquellos años de comienzos del siglo XX en los que las capas bienestantes de la sociedad exhibían su poderío al tiempo que las clases más bajas reivindicaban sus derechos. Un contraste en el que hacía hincapié el propio pregonero, el periodista musical Vicent Argudo, y que de alguna forma, recordaba, guarda algún paralelismo con la sociedad actual.

La Feria Modernista de Alcoy, pese a su todavía corto recorrido, se ha consolidado como un gran evento en la agenda cultural y lúdica. Numeroso público aguardaba en la plaza de España el arranque de la celebración, incluyendo bastantes personas caracterizadas con vestimentas de la época. También llevaban indumentaria al uso el alcalde, Toni Francés, y todos los concejales del equipo de gobierno y de la oposición que han acudido al acto; entre ellos destacaban los ediles varones del grupo socialista, quienes iban representando a un equipo de fútbol de aquel tiempo, salvo el primer edil que sí llevaba un traje de gala. A la cita ha acudido también el director general de Turismo de la Generalitat, Herick Campos.

Francés ha agradecido el apoyo a "todos los que hacen que esta sea una feria esperada y deseada por todos los alcoyanos y toda la gente que viene", con especial mención a quienes hacen por "recrear una época tan importante para los alcoyanos" y los ciudadanos de la Comunidad Valenciana en general". En aquellos años, ha recordado, Alcoy "marcó un camino de progreso y de modernidad".

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En su pregón, Vicent Argudo señalaba que "esta celebración es un puente necesario entre nuestro pasado y nuestro presente", y ha destacado el valor de un movimiento "pionero" como el modernismo, que "dibujaba una ciudad de progreso". Esta fue la época, ha recordado, del ascenso de la burguesía y en la que fueron decayendo los privilegios "de sangre". Pero también era un momento de grandes contrastes sociales, de "luchas proletarias" con el objetivo de conquistar derechos, y todo ello al mismo tiempo que "la fisonomía urbana cambiaba de forma acelerada". En ese contexto, las artes no eran ajenas a la transformación, y eso se sintió en movimientos como el diseño, la pintura y la arquitectura. Y Francisco Laporta Valor, a quien se dedica este año la Feria Modernista, "representa a la perfección" esa influencia del modernismo en la cultura.

Los inicios del siglo XX también fueron un momento de "revolución cultural y social femenina, que no feminista aún", una época en la que las mujeres "comenzaron a cuestionarse su papel" y salieron también a las calles a exigir sus derechos. Ese era, según Argudo, un ejemplo del constante "afán de progreso", un detalle que hace, en su opinión, que "no sea demasiado diferente lo que vivieron a finales del siglo XIX y lo que vivimos hoy", ya que "ponemos por delante de todo el afán de progreso como un anhelo compartido".