El Ayuntamiento de Ibi culminará este fin de semana el proceso para hermanarse de manera oficial con Tomelloso (Ciudad Real), después de más de 70 años de relación entre los dos municipios. La localidad manchega fue uno de los principales puntos de origen del gran flujo de inmigración que, aproximadamente entre 1950 y 1980, y motivado por el auge de la industria juguetera, transformó de manera radical la población. El casco urbano se expandió a velocidad de vértigo y el número de habitantes se multiplicó por cinco en esos 30 años, convirtiendo una discreta villa de poco más de 4.000 habitantes en una pequeña ciudad de 20.000.

La colonia originaria de Tomelloso no es la más numerosa entre las personas que llegaron a Ibi en esa época, sino que ocupa el tercer lugar en términos cuantitativos, pero puede considerarse el punto de partida de ese rápido crecimiento. Los primeros empadronamientos de tomelloseros en la villa juguetera datan de 1951, cuando la expansión de la industria apenas estaba empezando. En los años siguientes se fueron estableciendo en Ibi más oriundos de la localidad ciudadrealeña, en una curva en continuo ascenso, hasta que a mediados de la década de 1970 el flujo comenzó a decaer. Llegaron familias enteras, todas de una vez o por oleadas, o bien, de forma sucesiva, todos los vecinos de una misma calle.

Según el último padrón oficial, en Ibi residen 693 personas nacidas en la provincia de Ciudad Real, la mayoría de ellas en Tomelloso -se deduce por la cuestión obvia de la inmigración, ya que este dato desagregado no es público-, pero hay que tener en cuenta que muchos de los que inmigraron ya han fallecido. Y también, que han tenido descendencia ya nacida en Ibi. Así, se estima que hasta 4.000 personas, en torno a una sexta parte de la población actual, puede tener vínculos familiares con Tomelloso, más o menos cercanos y sólidos. La localidad manchega, además, forma parte del imaginario colectivo de Ibi, y también a la inversa; en este sentido, merece la pena citar que la villa juguetera incluso aparece citada en la novela El rapto de las sabinas del célebre escritor tomellosero Francisco García Pavón, publicada en 1968.

Antiguo terraplén y puente del nonato ferrocarril Alcoy-Alicante, barrera física entre la casa de muchos oriundos de Tomelloso y el centro histórico de Ibi, en una imagen de 1971. JUANI RUZ

Un gran efecto llamada

¿Por qué se dio ese flujo migratorio desde Tomelloso? Como explica la archivera municipal de Ibi, María José Martínez, "fue un efecto llamada, lo que funcionó fue sobre todo el boca a boca". Aquellos primeros llegados en 1951 hicieron correr entre sus familiares y vecinos de que en la localidad "había trabajo seguro" en la industria o en la construcción, "mucho más atractivo para ellos y para sus hijos" que el campo. Sabe bien de lo que habla, porque lo vivió de primera mano: su familia se trasladó de Tomelloso a Ibi cuando ella tenía dos años, en 1965.

La historia solía ser similar en todos los hogares, con el viaje en un primer momento del "cabeza de familia" a modo de inspección y, después, del resto. La mayoría se fueron instalando en barrios como La Dulzura o la Ciudad Deportiva, surgidos de la nada como verdaderos arrabales, edificaciones aisladas entre bancales sin ningún tipo de servicio público ni calles urbanizadas. Estaban, además, separados del casco histórico por las barreras físicas del desvío de la carretera de Alcoy a Villena y el terraplén del nonato ferrocarril de Alcoy a Alicante, y también por otra de carácter más emocional, que se fue diluyendo con el tiempo.

Junto con el obvio choque cultural y lingüístico, la nostalgia y la añoranza marcó el día a día de muchos en los inicios. María José Martínez explica que "mi hermana mayor tenía 16 años cuando nos vinimos y fue la que peor lo llevó; tuvo que separarse de su pandilla de amigos, y además decía que se ahogaba viviendo rodeada de montañas, se pasaba el día llorando". Sin embargo, con el tiempo acabó echando raíces en Ibi, al igual que el resto de su familia y de muchas más. Pero pese a todo, los vínculos se mantuvieron muy fuertes en muchas personas, "que siguieron yendo cada verano" y que aún hoy no han perdido esa relación con su tierra natal. Un contacto que también se ha ido tejiendo a nivel institucional desde hace mucho tiempo, aunque con altibajos, y que se consolida de forma definitiva con el encuentro de este fin de semana.

Acto institucional y varias citas lúdicas en el parque de Les Hortes

El parque de Les Hortes será este fin de semana epicentro de la celebración del hermanamiento entre Ibi y Tomelloso. En la agenda destaca el acto institucional que tendrá lugar el sábado a las 20.00 horas, pero además está prevista la realización de diferentes actividades de tipo lúdico y cultural. Desde el viernes a las 19.00 horas habrá instalada una feria donde se podrán degustar productos típicos, mientras que el sábado habrá, entre otros, una paella gigante al mediodía y, tras el acto institucional, actuaciones de diferentes agrupaciones musicales, corales y folklóricas. También se realizará por la tarde un desfile de peñas del Carnaval y del Guateque. La cita culminará el domingo con la romería a la ermita de San Miguel, que coincide que tiene lugar este 2 de octubre.

El alcalde de Ibi, Rafael Serralta, y la primera edil de Tomelloso, Inmaculada Jiménez, en el acto institucional realizado en agosto en la ciudad manchega. INFORMACIÓN

El alcalde de Ibi, Rafael Serralta, corresponde con esta cita como anfitrión al recibimiento que el Ayuntamiento tuvo por parte del Consistorio de Tomelloso a finales del mes de agosto, durante las Fiestas de la localidad ciudadrealeña, donde se hizo de forma oficial el acto de hermanamiento. No obstante, los primeros contactos institucionales entre los dos municipios se remontan a la década de 1970, y fueron bastante notables en la de 1980, así como en la de 2000, aunque sin llegar a materializarse nunca en una vinculación oficial como se está haciendo ahora. El hermanamiento con Tomelloso, además, quizá podría sentar un precedente para un acercamiento a otras localidades de origen de un gran número de ibenses, como Cúllar (Granada) y Oria (Almería), de donde proceden las colonias más numerosas.