Autobús, tranvía o tren. Vivir en la capital de la provincia o en otra de las grandes ciudades supone un abanico de posibilidades ante la gran oferta de transporte público. Vivir en un pequeño pueblo roza la odisea.

La propia Conselleria de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad reconoce el déficit de conexiones, «tanto más acuciante en zonas rurales del interior y de orografía montañosa». 

Y va más allá y sostiene que supone una «dificultad añadida a las condiciones de vida en estas zonas, muchas de ellas afectadas por la despoblación y el envejecimiento, donde factores como la distancia, los horarios o la falta de vehículo privado complican el acceso a centros educativos, sanitarios o de servicios sociales».

La Generalitat trabaja desde hace años en un plan para dotar de un servicio de transporte de calidad, adaptado a las características de estas zonas y que dé suficiente cobertura a las necesidades de las personas residentes en estos municipios. 

Pero las hojas del calendario van cayendo y la concesión no se concreta, como asegura la propia conselleria: «El servicio que deberá resultar de este procedimiento de licitación ordinario no estará disponible con la celeridad que se requiere».

El departamento que dirige Rebeca Torró ha encontrado una solución, un parche quizá, pero menos da una piedra. Ha aprobado un decreto, publicado el 9 de septiembre en el Diario Oficial de la Generalitat (DGOV), de ayudas económicas para que los municipios con «un servicio de transporte de débil tráfico» pongan en marcha un transporte público para viajeras y viajeros a demanda

¿Qué significa a demanda? Ni más ni menos que no se trata de autobuses fijos en los municipios, sino que funcionarán cuando haya «una solicitud previa de las personas usuarias», es decir, de los residentes en los municipios. Lo dicho, un parche.

La Conselleria de Política Territorial subraya la difícil situación económica, agravada por la subida de los costes de los combustibles como consecuencia de la crisis financiera y energética tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia. 

Los residentes en estas poblaciones siempre se ven obligados a utilizar el coche propio para desplazarse y acceder a los servicios básicos ubicados en otros municipios. Pero con el precio de la gasolina por las nubes, el problema es que si carecen de transporte público no les queda más remedio que hacer uso de sus vehículos.

Además, tiene en cuenta que se trata de pequeños ayuntamientos que no tienen la capacidad financiera necesaria para hacer frente por sí solos a los gastos de la puesta en marcha de un sistema propio de transporte a la demanda.

Los buses cubrirán los desplazamientos a centros sanitarios, educativos, sociales o administrativos

De ahí la aprobación de unas ayudas económicas para garantizar este servicio, de manera temporal y complementaria, en tanto que la Conselleria tramita y resuelve el procedimiento de licitación que ha de conducir a un sistema de transporte a la demanda en todo el territorio de la Comunidad Valenciana.

En total, son 81 los municipios de la provincia los que pueden acceder a estas ayudas, de menos de 5.000 habitantes, con Agost el que se lleva la mayor cantidad, 23.900 euros, y Benimeli el que menos, 7.698.

El autobús a demanda cubrirá las necesidades de desplazamiento de la población a centros sanitarios, educativos, sociales o administrativos a los que estén adscritos o bien a las paradas de transporte regular de viajeros de la cabecera comarcal, con el fin de acceder a conexiones con líneas de transporte regular de viajeros.