Medio ambiente

Un polvorín en los bosques de Alicante para el verano: un millón de pinos muertos por la sequía sin retirar

La falta de precipitaciones entre 2023 y 2024 deja una situación "catastrófica" en las montañas de la provincia que dispara el riesgo de incendios forestales, sobre todo en la Marina Alta y Baixa, en el Baix Vinalopó y la Vega Baja

Paisaje desolador con cientos de pinos secos en el entorno del Faro de Santa Pola

Paisaje desolador con cientos de pinos secos en el entorno del Faro de Santa Pola / Áxel Álvarez

"Catastrófica". Así califica un responsable de los bomberos forestales la situación de los montes de la provincia de Alicante de cara al verano. En los bosques hay más combustible que nunca. La huella de la brutal sequía sufrida entre 2023 y 2024 no solo ha cambiado el paisaje de por ejemplo la Marina Alta, la Marina Baixa o la Vega Baja, con miles de pinos muertos y sin retirar por la falta de precipitaciones. Sino que constituye un grave problema en caso de declararse un incendio forestal, ya que hace que su propagación sea mucho más rápida, y por tanto, mucho más difícil de controlar, dentro además de un contexto de cambio climático y de la posibilidad de desarrollarse los denominados incendios de sexta generación o megaincendios.

La Generalitat estima que este periodo tan severo de sequía, del que parece que sale la provincia tras las lluvias de los últimos meses, se ha llevado por delante un millón de pinos. Unas precipitaciones que han sacado por ejemplo a la Marina Alta de la crítica situación en la que se encontraba, con restricciones el pasado verano, aunque los embalses de la Marina Baixa siguen bajo mínimos.

Pese a que la Conselleria de Medio Ambiente está llevando a cabo la retirada de miles de pinos, 22.500 ejemplares hasta el pasado mes de febrero, último dato disponible, la situación es desoladora, sobre todo en la Marina Alta, Marina Baixa, Baix Vinalopó y Vega Baja, donde se concentran el 99,9 % de ese millón de pinos, en concreto 1.059.882, según los datos de la Dirección General de Medio Natural y Animal. Desde la Conselleria de Medio Ambiente, con la que ha contactado INFORMACIÓN, no han podido actualizar los datos de pinos retirados ni los planes para seguir con esta limpieza.

Esto es un grave problema ambiental, tanto por la dificultad que supone la regeneración natural de estos bosques como por el peligro que representa, al convertir los montes, más si cabe, en auténticos polvorines. Si hace un año el color naranja y amarillo de los pinos secos o agonizando destacaba sobre el verde de los que habían logrado sobrevivir, ahora los ejemplares muertos están ya marrones o grises, evidenciando lo que son ya. Leña. Carne de cañón en caso de incendio.

La imagen de muchas pinadas es tenebrosa. Y ahora es cuando empiezan ya a subir las temperaturas. Como es habitual, en Semana Santa la Generalitat ha suspendido los permisos de quemas agrícolas para tratar de frenar el riesgo de incendios en una época en la que los montes se llenan además de visitantes aprovechando las vacaciones. Y la prevención y evitar imprudencias es fundamental.

Luna Morcillo, doctora por la Universidad de Alicante e investigadora en el departamento de Investigación Forestal en el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), explica que "la acumulación de madera muerta derivada de estos episodios de sequía representa un grave riesgo para los posibles incendios forestales estivales. Durante el verano, las altas temperaturas y la baja humedad ambiental favorecen la inflamabilidad de la vegetación muerta, lo que aumenta la intensidad y la rapidez de propagación del fuego si las condiciones ambientales le son propicias".

Y es que advierte que "esta madera acumulada, junto con otros estratos como el herbáceo en condiciones de bajo contenido de humedad, generaría la continuidad de combustible dificultando las labores de extinción. Sería recomendable realizar tareas de gestión preventivas en dichos bosques para evitar escenarios más vulnerables frente a los incendios".

70 % menos de lluvias

Morcillo ha recordado que "según los datos disponibles en el observatorio nacional de la sequía del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, durante el año hidrológico 2023-2024 (de octubre de 2023 a septiembre de 2024) la sequía acumulada supuso una reducción superior al 70 % de lluvia con respecto a la media de una serie temporal larga (1991-2020) para la provincia de Alicante".

Así, "estas condiciones de sequía provocaron tal estrés hídrico en nuestra provincia que los bosques dominados por pino carrasco sufrieron importantes procesos de mortalidad y decaimiento durante 2024, concentrados principalmente en las sierras de Montgó, Oltà, Serra Gelada, Montes de La Vila, sierra de Crevillente, Santa Pola, Orihuela y Sierra Escalona. Estos episodios de mortalidad causaron en algunos de estos bosques la muerte de más de 200.000 pinos". En concreto, según los datos de la Generalitat, en la Vega Baja perecieron casi 600.000 ejemplares, en la Marina Alta 200.000, en el Baix Vinalopó 167.000 y en la Marina Baixa 98.000. Un desastre medioambiental.

Impacto de la procesionaria

La experta del CEAM apunta que "aparte del pino carrasco, se vieron afectadas otras especies arbóreas como la carrasca o arbustivas y subarbustivas como lentisco, coscoja, enebro o incluso romeros y tomillos, a pesar de ser todas ellas especies muy resistentes y tolerantes a condiciones de sequía. El efecto de la sequía, sumado al efecto posterior de la presencia de agentes bióticos como la procesionaria que aprovechan el debilitamiento de los pinos ha resultado en un gran impacto visual, además del riesgo ligado a incendios forestales por la acumulación de biomasa muerta, con bajo contenido en humedad".

Regeneración comprometida

Así, tras las lluvias de los últimos meses, los niveles de disponibilidad hídrica se han visto recuperados de manera generalizada, según destaca Morcillo, lo que supone la recuperación de los bosques afectados, aunque no de los ejemplares muertos. Y su regeneración es muy complicada. A este respecto, la investigadora recuerda que el impacto de la sequía sobre los pinos causa su muerte cuando los márgenes de tolerancia que tiene la especie se sobrepasan, derivando en el colapso fisiológico del cual el árbol no es capaz de recuperarse.

Y "la regeneración de esta especie después de una perturbación depende exclusivamente de la germinación de nuevas semillas cuando encuentren espacios abiertos y condiciones de temperatura y humedad adecuadas. A esto se añade el carácter serótino de sus piñas, cuya apertura para liberar piñones (semillas) está ligada al fuego o episodios de temperatura extremos", por lo que todo esto "puede comprometer la recuperación de estos pinares en las mismas condiciones de densidad previos a la sequía". Así, mientras que su germinación en caso de morir en un incendio es más probable al liberar los piñones las altas temperaturas del fuego, cuando se debe a una sequía esto no pasa o es mucho más difícil.

Rebrotes

Por el contrario, el impacto de la sequía sobre especies que tengan la capacidad de rebrotar desde tallos o raíces, como la carrasca, coscoja, lentisco o enebros, no es irreversible y recuperarán sin problemas en condiciones adecuadas de disponibilidad hídrica, alcanzando en pocos años un aspecto similar al previo a la sequía.

Modificación de los ecosistemas

Por su parte desde Amigos de los Humedales del Sur de Alicante (AHSA), su presidente Sergio Arroyo destaca que la situación de los pinares en la provincia va más allá de una sequía, sino que se enmarca dentro del cambio climático y forma parte de "los primeros síntomas de unos cambios que están afectando a los ecosistemas". Así ha recordado que "los pinos que tenemos no son pinos autóctonos, no es vegetación natural. En su mayor parte se plantaron durante la Dictadura, entre mediados de los años 40 hasta prácticamente los años 70".

Arroyo alerta que "el problema es la gran cantidad de pinos muertos, el impacto que va a tener y la dificultad que tiene la vegetación autóctona para cubrir la desaparición de estos pinos". "Es evidente que la Generalitat tiene que hacer un megaproyecto porque al morir tal cantidad de pinos se abren las puertas todavía aún más a que los procesos erosivos, que ya son importantes en el sur de Alicante, se multipliquen", de ahí la importancia que tendría no solo retirar pinos muertos, sino favorecer la proliferación de las de las especies autóctonas.

Alerta máxima

Por su parte el jefe de la Unidad Helitransportada de Mutxamel de los Bomberos Forestales de la Generalitat, Vicente Ballester, explica que "la situación en los montes no es preocupante, es catastrófica. Esto no quiere decir que tiene que haber un incendio, que puede ser causado por una imprudencia, una tormenta seca o un pirómano. Pero lo que está claro es que el comportamiento del fuego es más virulento cuando hay mucho combustible", y si el panorama que ha dejado la sequía en los bosques es desolador, desde el aire aún lo es más. Y la causa no son plagas, sino directamente la sequía que ha asfixiado a la provincia entre 2023 y 2024.

Ballester también ha advertido que hay otros factores que influyen en el riesgo, ya que por ejemplo el pasado verano, en agosto, los vientos húmedos de levante hicieron que no hubiera tanta sequedad en los montes. Pero afirma que la situación "es muy preocupante" y el factor humano, es decir el que no se produzcan imprudencias, es vital para evitar males mayores.

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