"Los mejores son los cruzados", dice alguien. "Eso será después de los marrakets", le contestan a gritos. No estamos en la sede de las comparsas ni en una kábila, sino en un bar normal pero, eso sí, en San Blas, donde lo de las fiestas es muy serio, casi tanto como la liga de fútbol. En apariencia, es como otros muchos puntos de la ciudad. Los mismos edificios altos, anodinos, la permanencia de algunas casas de dos pisos e incluso de plantas bajas, cada vez menos eso sí, y un tráfico denso, casi más, si cabe, que otros barrios, porque, además de ser zona de paso y de albergar a más de 9.000 personas, San Blas, por su ubicación a dos pasos de la Estación y de Alfonso el Sabio, "es el parking del centro", en palabras de Tono, un vecino que se queja de que no hay manera de encontrar un hueco libre, excepto los domingos, eso sí, "cuando esto se queda vacío porque mucha gente tiene un chalé o un apartamento en la playa y se va". Sí es característico del barrio, no sabemos si para bien o para mal, el edificio de Felipe Arche, conocido popularmente como la Colmena, en San Blas Bajo, que con sus 22 plantas y 506 viviendas no pasa desapercibido; como tampoco lo hace la vieja fábrica harinera; por no hablar del famoso paso a nivel donde más de uno ha dejado la paciencia esperando con el coche para cruzar las vías que algún día se soterrarán.

Con todo, en su aspecto, San Blas no se diferencia especialmente de otros barrios de Alicante, aunque sus vecinos lo consideran algo único. "Aquí hay alegría", cuentan. "Siempre estamos de fiesta. En cualquier momento suenan los petardos, o hay una banda, o cierran una calle para un desfile y nos apuntamos a todo. Quien busque tranquilidad, se ha equivocado de barrio". Efectivamente, Juani, una vecina, cuenta que "a veces llega a hartar. Ahora han cambiado las fechas de los moros a julio, pero hasta ahora coincidían pegados a las hogueras y entre actos previos y fiestas te tirabas un mes sin pegar ojo. Es una lata".

De momento, un martes por la mañana, San Blas se ve popular pero tranquilo, con gente mayor en el parque frente a la iglesia, la gran plaza que, a excepción de unas cuantas pintadas, no se ve en mal estado, donde también hay jóvenes jugando al fútbol en la pista deportiva y críos en los columpios. Por las calles, en su mayoría estrechas, con aceras en las que apenas caben dos personas y calzadas a rebosar de coches, hay trasiego de gente. Pese a que, como en todos lados, hay comercios cerrados, son muchos más los que están abiertos, algunos fruto de los tiempos como locutorios, tiendas de telefonía o bazares chinos y otros de los de toda la vida como la tienda de ropa de Pepín, el quiosco de prensa de Lurio o la panadería del Melsa a cuyo cargo están sus hijas Aure, María del Mar y Luisa, que presumen de hacer las mejores magdalenas de Alicante y justifican el nombre del establecimiento. "Lo del melsa es porque nuestro abuelo era muy pachorrudo, y ya se sabe que esto se hereda. Aquí a todo el mundo se le conoce por el apodo". Efectivamente, en dos horas hemos oído hablar de "la sinhueso", "la polera", "la chata", "la mamellúa", "el pollo", "el tramusero" o "el orejas", por nombrar sólo a unos cuantos.

Algo o mucho le debe la personalidad de San Blas a la época en la que se creó el barrio, como una partida rural de Alicante que empezó a urbanizarse con la construcción de viviendas para los obreros del ferrocarril en 1874 logrando, pese al paso del tiempo, mantener su carácter alegre y popular. Casualidad o no, pero encontramos una muestra de este carácter en el bar El Chato, en el que reina tras la barra una enorme bandera del Barça. Fina, la hermana de "el chato", se entusiasma hablando del barrio. "Aquí antes se vivía de cine, las puertas no se cerraban. Mi madre ponía la mesa y aparecía a comer quien quería en el barrio y sin avisar", cuenta. "Ahora hay gente nueva, y algunos muy bien, pero otros, mucho don y doña y tienen que pedir el pan "fiao"". ¿Y hay inmigrantes? "Sí, nos dicen, pero muchos se integran, el chino de ahí al lado ya dice que es español y ahora mismo está desfilando con nosotros".

Los seis o siete vecinos que toman el aperitivo se turnan para hablar del barrio y una vez más destacar sus ganas de fiesta y lamentar que en parte, esa alegría se ha perdido con el tiempo. O eso opina Germán. "Esto está triste desde hace años. Necesitamos más actividades. Hay que revitalizar los barrios de Alicante, incluido este". Mientras hablamos, llega Juan "el Melsa", el dueño de la panadería, una institución en San Blas. Sus vecinos cuentan rápidamente que lleva 25 años sin beber agua por una promesa, mientras él presume de ser el pescador de caña más antiguo de toda la Comunidad Valenciana. Otra de sus pasiones es el fútbol. Madridista feroz, mantiene una rivalidad histórica con el dueño del bar. Han llegado a enviarse coronas fúnebres, a cantarse serenatas, "e incluso una vez que ganó el Barça, "el Chato" pinto toda la fachada de la panadería de azul grana". Cosas del barrio.

Cerca está otra "institución" de San Blas, la Peña Taurina Pacorro, llamada así en honor del torero sanblasino que, en su época, causaba furor en Alicante, sobre todo entre las mujeres, según cuenta Tono, el encargado de la sociedad que lleva abierta cincuenta años y que en la actualidad tiene unos 200 socios, seguidores en su mayoría del hijo de Manzanares, aunque en sus años gloriosos llegó a tener 4.000. El lugar tiene solera. Cabezas de toros en las paredes, junto a carteles taurinos y fotos antiguas, y un grupo de socios que juegan al mus. Al preguntar a Tono cómo se vive en el barrio, también destaca las fiestas que consiguen alargar durante todo el año. "El otro día cerramos la calle para hacer un desfile de Moros y Cristianos de las mujeres, otras veces lo hacemos de hombres. Aquí nos encanta reunirnos y montar bulla".

Por la tarde en el barrio se ven muchos niños en el parque. Hay muchas familias jóvenes que ocupan algunos de los nuevos bloques de viviendas atraídos por la personalidad del barrio o por su cercanía al centro. San Blas cuenta con muchas dotaciones educativas aunque sus colegios e institutos están hasta la bandera, y aunque no está sobrado de zonas de esparcimiento no hemos oído muchas quejas.

¿Y los mayores? Se reparten entre el centro de la tercera edad, la Sociedad Cultural Deportiva y las decenas de bares que hay por el barrio además de la Sociedad de Comparsas. Nos dicen que les gusta este barrio "aunque cuando antes había más vida", y aseguran que aguantan bien la fiesta. Al fin y al cabo, como nos dijo uno de los mayores interrumpiendo su partida, "Si la inventamos nosotros, ¿cómo no nos va a gustar?".

HISTORIA

El viejo cementerio

La epidemia de fiebre amarilla de 1804, que se llevó a más de 2.700 alicantinos, fue la culpable de que el Cabildo de San Nicolás construyera el cementerio en San Blas sustituyendo al que existía en la actual fábrica de tabacos. Existía tanta urgencia en construir la nueva morgue que, aunque no estuvo terminada hasta 1806, se bendijo y se empezó a usar un año antes. Aunque sufrió tres ampliaciones, en 1918, cuando la gripe acabó con 342 alicantinos, quedó saturado y empezó a construirse el actual cementerio. Seis años después, en 1925, el pleno municipal acordó la clausura definitiva excepto para difuntos propietarios de mausoleos, criptas o panteones. Para desmantelarlo se llegó a crear una "Comisión liquidadora del Cementerio", que procedió a su demolición en 1959. Antes, se construyó una cripta subterránea de 12 metros de largo y se inhumaron en ella los restos que los familiares no trasladaron al de Nuestra Señora del Remedio. Sobre ella, más tarde, se alzaría la actual iglesia del barrio. De todo esto se acuerdan bien los vecinos mayores, niños entonces que entraban al campo santo cuando ya estaba punto de desaparecer y "jugábamos con los huesos, y a darnos miedo" cuenta Fina añadiendo que "yo he jugado muchas veces con calaveras como si fueran pelotas". Válgame.

PATRIMONIO

El silo de la antigua fábrica de harina

El silo fue construido en la primera mitad del Siglo XX, englobado dentro de la Fábrica de Pan y Harinas Magro, propiedad de Salvador Magro cuya familia siempre estuvo muy vinculada al barrio. En su entorno apareció un pequeño conjunto industrial, en el que también existió una cerámica y algunas otras industrias, así como una rotonda giratoria y unas naves para guardar y ordenar locomotoras. En la actualidad está abandonado, lleno de pintadas y con frecuencia sufre actos vandálicos, pero su estructura sigue intacta. En los últimos años, plataformas en defensa del patrimonio como Alicante Vivo, están luchando para que el silo sea conservado y no se destruya cuando se lleven a cabo las obras del soterramiento de las vías del tren.

FIESTAS

Cinco comisiones de hogueras y decenas de actos

Cinco comisiones de hogueras, 3 pasos de Semana Santa, el día de San Blas, medio año festero, conciertos de música festera, ensayos, entraetas, proclamaciones, eso además de los Moros. Aquí le dan a todo. Tal como ha señalado el presidente de las comparsas, Julio Azuar, "sólo con los moros yo desde diciembre no he tenido libre ni un fin de semana, siempre hay actos". Teniendo en cuenta las actividades que giran también alrededor de las hogueras, hagan cuentas. La comisión de hogueras más antigua es la de San Blas fundada en 1930, tras ella llegaron la de San Blas Alto en 1972, la de Santo Domingo-Plaza Tomás Valcárcel en 1992 y, si parecía poco, recientemente se fundaron dos más, la de San Blas-Torreta en 2006 y la de San Blas Bulevar Estación en 2008, que vino a sustituir a la antigua hoguera de San Blas Bajo. En Semana Santa cuenta con la Hermandad de "Jesús atado a la columna en su santa flagelación" que procesiona la tarde del Domingo de Ramos con tres pasos, y el 3 de febrero celebran el día del patrón con una "de momento", porque barajan trasladar el Medio Año a estas fechas.